Hace 50 años, el periódico ABC publicó una noticia que consternó a la aristocracia española: “La duquesa de Alburquerque, muerta en accidente de circulación”. La mañana del 17 de diciembre de 1969, a la altura de Alcobendas (Madrid), el Jaguar de Teresa Bertrán de Lis y Pidal, esposa de Beltrán Osorio, duque de Alburquerque, jefe de la casa del conde de Barcelona y uno de los jinetes más relevantes del siglo pasado, chocó frontalmente con el Ferrari de Ramfis Trujillo, hijo del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo.
La aristócrata, de 46 años, murió prácticamente en el acto. El viaje había comenzado en su finca de Algete (Madrid), llamada hoy en día El Soto de Mozanaque, y el objetivo del mismo era acompañar a su hijo mayor, Joannes, casado actualmente con la modelo Blanca Suelves, al colegio donde se iba a examinar de bachillerato. El entonces adolescente, de 11 años, ingresó en la Clínica de La Paz con fractura del fémur izquierdo y del radio derecho. Mientras, en el domicilio familiar del paseo de Recoletos de la capital se organizó una capilla ardiente a la que acudieron numerosas personalidades como Carmen Polo, esposa de Francisco Franco, o los entonces príncipes de España, Juan Carlos y Sofía.
“Esa mañana, la del 17 de diciembre de 1969, había una de las nieblas más grandes que tuvo España. Yo también estuve a punto de matarme”, me contó Lita Trujillo, viuda de Ramfis hace uno meses cuando la entrevisté en su residencia de Madrid. La exactriz de Hollywood recibió la noticia a través de sus hijos Ramfis y Ricky, quienes entonces tenían seis y cuatro años respectivamente.“Reconocieron el coche de su padre cruzado en la carretera cuando iban con el chófer al kindergarten”. El hijo favorito del sátrapa, asesinado ocho años antes, agonizó durante los siguientes días en la clínica Covesa. El 28 de diciembre falleció. Tenía 39 años. “Murió en mis brazos”, recordaba Lita muy emocionada. “Es el único hombre del que he estado enamorada. Era mi latin lover soñado, mi Rhett Butler”.
Dicen que en esos días Ramfis se había reunido con grupos de poder dominicanos para volver a gobernar el país que su padre, retratado por Mario Vargas Llosa en La fiesta del chivo, había gobernado durante 31 años en lo que se ha conocido como la Era Trujillo, una de las tiranías más sangrientas de América Latina que llegó a su fin en 1961 con el asesinato del llamado Gran Benefactor. “Yo sospeché que lo iban a matar, pero tengo que acatar los acontecimientos. Se documentó como un accidente. Soy como Lord Byron. No niego nada, dudo absolutamente de todo”, desvela sobre el choque mortal de su esposo. Otras informaciones sostienen que no era el primer accidente que sufría y que unos años antes había tenido otro con fatales consecuencias. En 1965, cuatro años antes de su fatal desenlace, Ramfis tuvo que despedir a su gran amigo Porfirio Rubirosa. Este playboy, quien estuvo casado con su hermana Flor de Oro y de quien Truman Capote llegó a alabar su miembro viril, murió en el Bosque de Boulogne (París) al estrellarse su Ferrari 250 GT Berlinetta contra un castaño después de una fiesta en el club nocturno Jimmy’s de la capital francesa.
Sola, con dos hijos y muy pocos amigos, tuvo que interpretar el papel que nunca imaginó: el de viuda. El entierro fue en el cementerio de El Pardo y la entonces intérprete ya retirada apareció maquillada con ojos de gata y lució “un abrigo de pantera” que suscitó bastante polémica en la sociedad pacata de la época. “Aquello molestó a los Trujillo, pero la historia era diferente. Mi padre era diseñador de pieles y vivía en Estados Unidos. Yo le había encargado un abrigo para Navidad que me quería regalar Ramfis y llegó un día antes de que él muriese. Pensé que era una bonita coincidencia y que le hubiera gustado que me lo pusiera”.A partir de ese momento, Lita perdió la lucidez. Comenzó a tener pánico nocturno y adelgazó mucho. “Para ir al funeral, vino a buscarme a mi casa Juan Domingo Perón. Yo estaba destrozada”. Tras despedirse de su marido, ingresó durante seis meses en la clínica López Ibor. Según algunos medios dominicanos, tras la muerte de Ramfis, Lita heredó 600 millones de dólares.
Por su parte, el funeral de la duquesa de Alburquerque tuvo lugar en la iglesia parroquial de San José de Madrid. Entre los asistentes, la infanta Pilar y su marido, Luis Gómez-Acebo; el marqués de Mondéjar; Nicolás Franco, el hermano mayor del dictador y embajador de España en Lisboa; Joaquín Calvo-Sotelo o Luis María Anson, entre muchos otros.
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