Así son Cala y Gigi, las hijas de Jorge Moragas: universitarias en Estados Unidos y con amigas vip

Durante siete años, Jorge Moragas (54) fue la mano derecha de Mariano Rajoy como Jefe de Gabinete de la Presidencia. En 2015 era designado director de campaña del Partido Popular para las elecciones generales, cargo que ostentó de nuevo en la campaña de 2016. Moderno (fue de los primeros políticos en tener un blog) y siempre simpático con la prensa, Moragas decidió dejar la política en diciembre de 2017 y poco después se instalaba en Nueva York como embajador representante permanente de España en la ONU. Allí se mudó con su mujer, Paloma Tey, y con sus dos hijas Cala y Gigi. En Vanity Fair, hemos hablado con las dos jóvenes que han hecho de la discreción su modo de vida.

Las dos nacieron en Barcelona (de donde son también sus padres); Cala es la mayor, tiene 20 años, y Gigi, 18. Jorge Moragas y Paloma Tey se casaban en la Ciudad Condal en 1995. “En junio harán 25 años de casados”, nos dice Cala. Tras instalarse en Madrid por el trabajo de su padre, la joven pasó seis años en el colegio Mater Salvatoris, cuna por excelencia de las ‘it-girls’ madrileñas y por cuyas aulas pasaron Alejandra Silva (mujer de Richard Gere), Andrea Villalonga (hija de Juan Villalonga) o la chef de moda en la capital Cristina Oria. “Después estuve seis años más en el Sagrado Corazón de Barcelona y pasé dos en un internado en Inglaterra. Cuando volví a Madrid estudié en el Bernadette y un año más en el CEU. Finalmente me gradué en el internado Cheshire Academy (el décimo internado más antiguo de Estados Unidos) en Connecticut, al lado de Nueva York”, nos cuenta.

Por su parte, Gigi también estuvo dos años en Inglaterra, “en un internado mixto con mi hermana a las afueras de Surrey. Primero de Bachillerato lo hice en Estados Unidos donde iba al internado entre semana (al mismo que Cala) y segundo lo cursé en Manila, Filipinas”, nos dice la joven, que acaba de cumplir la mayoría de edad. Y es que cuando su padre fue nombrado embajador en Nueva York, toda la familia se instaló en Manhattan.

“Alucinaba con lo bien que mi padre llevaba la presión”

“Yo solo acompañé a mis padres en Nueva York. Cuando se marcharon a Filipinas (desde septiembre de 2018 Moragas es el embajador español de la República de Filipinas) yo me quedé en Estados Unidos. Mi hermana sí que se fue con mis padres a Manila para terminar su último año de Bachillerato”, explica Cala. “Para mí la experiencia en Nueva York con mis padres fue increíble, me encantaba todo. La verdad es que me dio mucha pena cuando le destinaron a Filipinas”, recalca.

Y es que tanto Cala como Gigi han vivido los años de su padre en la política aunque fueran aún unas niñas. “Yo alucinaba por lo bien que mi padre llevaba la presión y cómo era capaz de trabajar muchísimo pero a la vez también disfrutar con amigos y preocuparse por su familia. ¡Tiene mucha energía!”, bromea la mayor de las hermanas.

Cala ha hecho castings para diseñadores top

En la actualidad, las dos han establecido su residencia en Estados Unidos. “Estoy estudiando en la Universidad de Georgetown, en Washington DC. De momento no sé muy bien a qué me quiero dedicar, pero me gustaría crear mi propia empresa y meterme en el mundo de los negocios”, nos dice Gigi. “Durante la semana me paso la mayor parte del día estudiando en la biblioteca y siempre que tengo tiempo libre intento salir a correr para despejarme. Los fines de semana son muy divertidos aquí, los paso con mis amigos y a menudo visito a mi hermana a Nueva York”, añade.

Y es que Cala sigue en la ciudad de los rascacielos. “Cuando me gradué decidí tomarme un año sabático, el cual lo pase en Nueva York tomando clases de arte y alguna que otra internship en una empresa que me busqué yo solita. Ahora mismo estoy terminando mi primer año de universidad en FIT (Fashion Institute of Technology) en Manhattan, donde estudio Fashion Business Management. Antes de venir a Barcelona por el estado de alarma estaba en Nueva York apunto de hacer un viaje con amigos a México que obviamente tuvimos que cancelar. Normalmente, de lunes a viernes estudio muchísimo y no me muevo del campus. Pero en cuanto llega el fin de semana no toco un libro e intento pasármelo genial con mis amigas, Carmen, Isabela, Casilda, Adri…ya que soy consciente de que estos son mis últimos años de pura diversión”.

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“No tengo claro en lo que me gustaría trabajar, lo único que sé seguro es que estará relacionado con el mundo de la moda”, dice Cala, que también ha hecho sus pinitos como modelo. “Nunca he tenido el sueño de ser modelo, pero en Nueva York se me acercó un representante de una agencia de modelos diciéndome si me interesaba probar y dije que vale. Esto fue hace muy poco, todavía no me ha dado tiempo de hacer trabajos, ni nada. Pero sí que te puedo contar que en febrero, en la Semana de la Moda de NY, asistí a grandes castings como el de Dior, Versace, Marc Jacobs…”, nos cuenta.

Íntimas de Lucía Serrat y Amina Martínez de Irujo

Aunque viven en Estados Unidos, las dos jóvenes cuentan con grandes amigas en España. “[Lucía Serrat –nieta de Joan Manuel Serrat–](https://www.revistavanityfair.es/sociedad/celebrities/articulos/joan-manuel-serrat-mujer-hijas-candela/42902) es una de mis mejores amigas, de hecho ha pasado estas navidades conmigo y con toda mi familia en Filipinas. La conocí en Madrid hace tres años porque nos presentó una amiga que tenemos en común. ¡Nos hicimos íntimas muy rápido! Desde entonces se viene a Menorca todos los años –la familia veranea en la isla con la familia materna– y cenamos las dos con su abuelo cada verano en un restaurante muy mono en el puerto de Mahón”, cuenta Cala.

Por su parte, Gigi está pasando estas semanas de confinamiento junto a Amina Martínez de Irujo. “Amina y yo empezamos a ser amigas hace cuatro años, la considero mi mejor amiga. Aunque hayamos estado separadas estos últimos dos años siempre encontrábamos formas de vernos lo máximo posible. Me vino a ver a Nueva York y a Filipinas, y siempre paso la primera quincena de agosto en su casa de Sotogrande”, explica la menor de las hermanas.

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Aficionadas a la moda, el cine y el arte

La madre de Cala y Gigi es Paloma Fey, diseñadora y fundadora de la firma de bolsos All we love, que cuenta entre sus fans con Naomi Campbell, Blanca Suelves o Charlene de Mónaco, y parece que al menos la mayor de sus hijas ha heredado su pasión por la moda. “Me encanta diseñar y todo lo que tiene que ver con la moda. Sinceramente creo que tiene mucho que ver con mi madre, quien tuvo una marca de ropa (antes de All we love) que se llamaba Gigi&Cala. La he visto diseñar desde que era muy pequeña y me fascinaba. Además, en verano siempre hago de modelo para su marca y me saca las fotos mi tía, Marta Tey, que es fotógrafa y tiene un talento increíble”, explica la joven.

“Además de la moda, me encanta el arte y en Nueva York en cuanto tengo un rato me meto en un museo. En el internado de Connecticut descubrí lo mucho que me gustaba pintar y ahí es donde pinté mi primer cuadro. Ahora mismo estoy trabajando en uno nuevo que la verdad me esta encantando como está quedando, está inspirado en obras de David Hockney y Monet, que son mis artistas favoritos. El arte siempre ha estado presente en mi familia, tanto a mi padre como a mi madre les encanta pintar y creo que yo he heredado esta pasión”, nos dice Cala. “También tengo que resaltar lo mucho que me gusta el cine, siempre digo que si no triunfo en el mundo de la moda, intentaré ser directora de cine”, concluye.

Ambas hermanas comparten además la afición por los viajes. “Me encanta viajar con mis amigos y mi familia. Siempre que puedo intento escaparme los fines de semana largos a algún sitio. Me apasiona también el cine y la música. Cuando estoy en Madrid, mis restaurantes favoritos para salir a cenar o a comer son Sushita Café, Pummarola y Lando”, apostilla Gigi. “Yo llevo un año sin pasar por Madrid y según lo que me cuentan mis amigas ha cambiado un poco todo, pero hace unos años casi todos los jueves íbamos a Pachá y muchos sábados a Gabana. Mi restaurante favorito es Pummarola, un italiano que estaba al lado de casa y al que íbamos todos los domingos”, concluye Cala.

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