Solo falta que el Parlamento dé el visto bueno -se considera una mera formalidad- para que Sanna Marin se convierta en la primera ministra de Finlandia. A sus 34 años la hasta ahora ministra de Transporte del gobierno del Partido Socialdemócrata de Finlandia (PSD) y vicepresidenta de la formación, será también la primera ministra más joven del mundo después de imponerse este domingo a su rival, Antti Lidtman, para asumir el cargo principal del ejecutivo liderado hasta ahora por Anttie Rinne, que tuvo que renunciar la semana pasada a su puesto tras seis meses en el cargo después de que un socio clave de la coalición le retirara su apoyo por falta de confianza y le amenazara con respaldar una moción de censura de la oposición en auge. La huelga de dos semanas por el servicio postal estatal del mes de noviembre que acabó extendiéndose a otras industrias y llegó a la aerolínea nacional Finnair no le ayudó para mantenerse en el cargo.
Tras su marcha, los socialdemócratas y sus socios -el Partido del Centro y tres menores: la Liga Verde, la Alianza de Izquierda y el Partido Popular Sueco de Finlandia- tratan de retomar la normalidad de su gobierno en mayoría -117 escaños de los 200 que componen el Parlamento- con Marin como primera ministra que dirigirá los destinos del país nórdico de 5,5 millones de habitantes cuando Finlandia ocupa la presidencia rotativa de la Unión Europea hasta finales de año. De hecho, es probable que su nombramiento se apruebe rápidamente y que su nuevo gobierno pueda representar a Finlandia en la cumbre de líderes de la UE prevista para esta misma semana en Bruselas.
El ascenso en política de Marin, que se define como defensora de la igualdad, la libertad, la paz y está concienciada con que el cambio climático y la pérdida de la biodiversidad con algunos de los mayores problemas de nuestro tiempo, ha sido rápido desde que llegó al Consejo Municipal de la ciudad donde vive, Tempere, a los 27 años (solo siete después de haber entrado en política). Nacida en Helsinki, se graduó en Ciencias Administrativas, está casada y es madre de una hija, Emma, de un año. Según ella misma cuenta en su blog, vivió una infancia llena de dificultades económicas. Sus padres se divorciaron cuando ella tenía dos años por el alcoholismo que él sufría pero su madre, que se había criado en un orfanato, sacó adelante a la niña que acabó siendo la primera persona de su familia en ir a la Universidad.
Tener 34 años no es, desde luego, un inconveniente para ella. “Nunca he pensado en mi edad o mi género. Pienso en las razones por las que entré en política y en aquellas cosas por las que me he ganado la confianza del electorado”, dijo anoche tratando de restar importancia a su edad y al hecho de ser la primera ministra más joven del mundo por delante del primer ministro ucraniano Oleksiy Honcharuk de 35 años, la misma edad que el líder de Corea del Norte Kim Jong-un, y cinco años más joven que la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, de 39.
En el gobierno finlandés, Marin no es una excepción como mujer líder de un partido. Los otros cuatro partidos que junto al PDS forman el gobierno de coalición están liderados por mujeres (de ellas, tres tienen menos de 35 años): Katri Kulmuni, de 32 años, el Partido de Centro; Li Anderson, también de 32, la Alianza de Izquierda; Maria Ohisalo, de 34, la Liga Verde; y Anna-Maja Hanrikson es la responsable del Partido Popular Sueco a sus 55 años.
Tampoco lo es en el gobierno. Tarja Kaarina Halonen fue la primera presidenta en Finlandia entre los años 2000 y 2012, en cuyos gobiernos contó con dos mujeres como primeras ministras. Anneli Jäätteenmäki (la primera vez que una mujer llegaba a este cargo) y Mari Kiviniemi. Marin vuelve a hacer historia y no solo por ser mujer.
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