Los Oscar 2020 representaban su primer gran evento de Hollywood como pareja oficial de Leonardo DiCaprio. Si esta es –ya de por sí– una alfombra roja extremadamente exigente, no tiene que ser trago sencillo enfrentarse a ella acompañando a un nominado sin posar con él y al que sus propios compañeros de profesión guasean con un curriculum amoroso plagado de novias clónicas y ultrajóvenes. Camila Morrone no lo tenía fácil y, sin embargo, lo ha bordado.
Ataviada con un precioso diseño de Carolina Herrera que aúna arrojo y elegancia al mismo tiempo, la actriz no se ha dejado engullir ni por el vestido ni por la fama de DiCaprio. Arrojo, decimos, porque pertenece a la colección nupcial de la firma, con lo que se prestaba a levantar titulares; elegancia, también, porque el resultado ha sido tan discreto y tan refinado que recordaba a aquellos maravillosos vestidos que llevaron Audrey Hepburn o Grace Kelly en la ceremonia de 1956.
"Siempre tuvimos en mente a la Princesa Grace, siendo el icono de estilo que es, y queríamos ir en esa dirección", ha revelado su estilista, Micah Schifman, a la edición estadounidense de la revista InStyle. En el momento en que ambos pusieron sus manos sobre el vestido de Carolina Herrera supieron que sería la elección perfecta, eso sí, con algunos cambios. "Contactamos a la marca y dijimos ‘Hola, nos encanta este vestido… pero no lo necesitamos para una boda. Si pudiéramos cambiarlo, hacer alguna modificación …’ Y Wes (Gordon, director creativo de la marca), se lanzó de lleno. Así, partimos de la silueta original y diseñamos el resto. Cambiamos el color –obviamente no es blanco, tiene más un tono rosado– y se ve la hechura a través del encaje, algo que lo hace un poco más moderno y no demasiado principesco".
Dado que el vestido de la actriz era una pieza tan elegante, Schifman no quería combinarlo con nada demasiado llamativo. "Para los accesorios, hemos mantenido todo muy minimalista, porque el vestido es muy espectacular. Nunca hago un estilismo totalmente de princesa, eso lo dejo a los miembros de la realeza. Por eso elegimos las joyas mínimas, el cabello suelto, natural y suave, sin que quedara demasiado pulido. algo que el vestido casi exige. Queríamos coordinar la belleza, el pelo y las joyas", añade el estilista.
Pero quizá el hecho más sorprendente es otra revelación: la actriz y su estilista escogieron el vestido a menos de una semana de la gala. "No creo que (el equipo de Carolina Herrera) comenzara a trabajar en el vestido hasta hace cuatro o cinco días, porque tienen su desfile mañana en la ciudad de Nueva York, así que están un poco ocupados con eso", dijo Schifman. "Son tan generosos por habernos hecho un hueco. Ha sido la experiencia más placentera".
Y así es como Camilla Morrone se presentó de manera oficial al mundo con nombre propio, con el vestido de novia que con el que una princesa siempre soñaría pero que nunca podría llevar.
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