Catalina la Grande, Sissy y Eugenia de Montijo: emperatrices que se convirtieron en eternas gracias a la moda

Nos encantan las series de época, pero la expectación que está despertando ‘The Great’, la nueva producción de Starzplay protagonizada por Elle Fanning, supera nuestras expectativas. No nos extraña: las producciones históricas tienen muchísimas fans, aunque esta no sea romántica sino una comedia más bien satírica. Además, Fanning tiene muchísimo tirón entre el público millennial y centennial y, además, la serie tiene una carga de moda importante. El vestuario de la emperatriz Catalina la Grande que ya hemos visto es espectacular, una creación de Emma Fryer en parte inspirada en la gran exposición retrospectiva de Dior que el año pasado se pudo ver en el Victoria & Albert Museum de Londres. Lo veremos al completo el próximo 18 de junio, cuando la serie llegue al ‘streaming’ global.

Importante: la serie es totalmente anacrónica y no tiene el objetivo de retratar la biografía de Catalina de Rusia. Más bien se sirve de algunos rasgos para construir una comedia satírica, en la que vemos cómo se va empoderando el personaje de Elle Fanning, desde la joven emperatriz recién llegada a San Petersburgo desde la corte prusiana, hasta la regente capaz de dar un golpe de estado a su propio esposo para quedarse con el trono. Nada que ver con «Catalina la Grande» (HBO), la serie protagonizada por Helen Mirren que sí retrata con mayor fidelidad la ambicios determinación de la mítica emperatriz.

La biografia de Catalina la Grande es apasionante, pero uno de los rasgos más interesantes de su ascenso al poder es, sin duda, su uso de la moda para reafirmar su influencia política. Se vistió con el uniforme masculino de su guardia, pantalones incluidos, para liderar los 12.000 soldados que le ayudaron a derrocar a su marido. De hecho, en el Hermitage se conservan varios uniformes suyos, versiones femeninas de trajes militares de la época. Pero, además, supo presentarse como una reina ilustrada y moderna, con las siluetas de moda que dictaba Versalles, con sutilestoques folclóricos (prohibidos por Pedro el Grande, el derrocado) para ganarse el favor de su pueblo. Solo usaba sedas rusas (para hacer patria) y llegaba a cambiarse hasta tres veces en los bailes.

Catalina la Grande no es la única emperatriz que ha pasado a la historia también por su perspicacia de moda. Imposible no mencionar a Isabel de Baviera, la popular Sissi Emperatriz (de Austria) y reina consorte de Hungría. Aunque su biografía adulta es trágica, marcada por la depresión y la anorexia, llegó a ser ícono de la moda dentro de la aristocracia europea de finales del siglo XIX. De hecho, se le llegó a considerar la mujer más bella de su época. Charles Frederick Worth, el modista más influyente de su época, la consideraba su musa y le dedicaba sus creaciones más exquisitas. Para ella creó el Sissi el Diamond Star Dress, un vestido deslumbrante lleno de estrellas, que sorprendió a toda la corte. Jamás abandonó su estilo de vestidos ceñidos, con corpiños que casi le cortaban la respiración.

En España, otra musa de Worth se convirtió en la emperatriz con mayor influencia de moda de nuestra historia: Eugenia de Montijo. Casada con Napoleón III y emperatriz de Francia, se aficionó a sus vestidos con miriñaque y le encargó 150 diseños solo para acudir a la inauguración del Canal de Suez en Egipto. Tuvo una intensa vida social y fue copiada por todas las grandes damas de la época, y también por las clases burguesas. Se caracterizó por llevar mantillas de encaje de Chantilly, de influencia española, a modo de chal, y sus faldas tenían grandísimos volúmenes gracias a los miriñaques o crinolinas, que llevaban las damas de la época. Fue la primera ‘it girl’ que tuvimos entre las ‘royals’ españolas.

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