Cumpleaños, compromisos, bodas y Navidad: el champán es sinónimo de celebración. Pero mientras que su primo italiano, el prosecco, es la bebida de los almuerzos sin fin y el vino espumoso inglés es su alternativa más prometedora, el champán se asocia desde hace mucho tiempo a la alta sociedad, ya sea por el mito de que la copa fue modelada con la forma del pecho de María Antonieta o por el consejo de Diana Vreeland a las lectoras adineradas de Harper’s Bazaar de lavar el pelo rubio de sus hijos con la bebida dorada para mantenerlo brillante.
Según Francoise Peretti, directora de la Oficina del Champán del Reino Unido y portavoz de la industria del champán en ese país, una de las primeras versiones de la bebida era popular incluso entre el rey Enrique VIII. “Es difícil señalar una fecha exacta de cuándo se importó el champán por primera vez, ya que muchos registros son anecdóticos", explica sobre la llegada de la bebida a la escena social británica. Sabemos que Enrique VIII adoraba tanto los vinos de la región de Champagne que en el siglo XVI compró viñedos allí y los utilizó para producir botellas para la corte inglesa".
Aunque se produjo por primera vez en la región francesa de Champagne en el siglo XVII, la bebida tiene sus orígenes en la época romana, cuando los invasores producían vino en el terreno calcáreo por el que es conocida la zona. Según Peretti, "varios pozos de caliza galo-romanos se siguen utilizando hoy en día en Reims como bodegas".
Concebido originalmente como un vino defectuoso, debido a sus imprevisibles burbujas, pronto ganó popularidad y se hizo hueco como bebida de coronación de los reyes franceses a partir del siglo XVII. Sin embargo, fue el duque de Orleans el responsable de su repentina llegada a la alta sociedad francesa tras servirlo a su círculo de amigos aristocráticos en el Palais Royal de París. A partir de ahí, su popularidad se extendió rápidamente por toda Europa, con la realeza y la aristocracia encargando cajas a las recién fundadas casas de champán Moët & Chandon y Taittinger.
“Los Champenois siempre han sido pioneros y fueron de los primeros productores de vino que empezaron a exportar a zonas tan lejanas como América y Rusia en el siglo XVIII", explica Peretti. “La creciente afición y demanda de champán entre la aristocracia inglesa durante el siglo XVIII contribuyó al desarrollo del mercado británico".
Durante la época de la Regencia, como se ve enLos Bridgerton, la exitosa serie de Netflix, el champán llegó a relacionarse no solo con la alta sociedad, sino también con el pensamiento liberal (probablemente sea de aquí de donde viene el término "schampagne socialist"). "El champán es un vino que hace soñar, y llegó a simbolizar la cultura y el espíritu del pensamiento liberal", añade Peretti. “Por ello, durante la época de la Regencia, al igual que en Los Bridgerton, su reputación floreció yse convirtió en la bebida imprescindible para cualquier evento de la alta sociedad".
Con la llegada de la cultura de las celebrities en el siglo XX, se asoció aún más con el lujo. Además, personajes como F. Scott Fitzgerald, Coco Chanel y Marilyn Monroe dijeron que era su bebida favorita.
Artículo original publicado en Tatler y traducido por Estrella Ariza. Acceda al original aquí.
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