Cómo identificar y enmendar una baja autoestima: así se hace

Vivir conscientemente, aceptarse, responsabilizarse de uno mismo, autoafirmarse, vivir con propósito y defender la integridad personal. Según Nathaniel Banden, autor de ‘Los seis pilares de la autoestima’, esto es lo único que nos separa de tener el amor propio por las nubes.

Si consideramos que cada uno de estos seis puntos depende exclusivamente de nosotras, entonces no debería ser tan complicado valorarnos un poco más, ¿verdad? El problema aparece cuando, en lugar de quedarnos con lo bueno, transformamos una visión distorsionada y excesivamente crítica de nosotras mismas en la verdad universal. Porque sí, a veces resulta más fácil hablarse mal que soltarse un piropo.

Lo explica Fernando Azor Lafarga, director del centro gabinetedepsicologia.com, cuando asegura que la autoestima determina la forma en la que percibimos el mundo: “Los hechos son objetivos pero no la vivencia que tenemos de ellos. En muchas ocasiones no podemos cambiar las circunstancias pero sí la forma de interpretarlas”. Por eso, advierte que, aunque la crítica es un mecanismo crucial para el aprendizaje, cuando es continua acaba convirtiéndose en un problema.

Cómo saber si nuestra inseguridad sobrepasa la media

Tendencia excesiva a la autocrítica

Por mucho que alcances tus objetivos, siempre crees que podrías haberlo hecho mejor.

Tendencia a justificarse más de la cuenta

Sientes que tienes que dar explicaciones por todo, aunque nadie te las haya pedido.

Dificultad para aceptar halagos

«Seguro que lo dice por quedar bien”, se ha convertido en una de tus frases favoritas.

Tendencia a no liderar un plan en un grupo

Prefieres ser colaborador y adaptarte a lo que necesita la mayoría. Probablemente tampoco te gustan los retos porque crees que no estarás a la altura.

No hacer peticiones directas en relación a necesidades concretas

¿Cuándo fue la última vez que dejaste bien claro lo que querías?

Preguntar con frecuencia que necesitan los demás

Nunca eres tu prioridad.

Utilizar expresiones

Hacer uso de expresiones como “no sé», «me da igual, «lo que tú quieras”, con frecuencia para salir del paso.

Añádele falta de motivación, sentimientos de fracaso e incluso vergüenza a pesar de no saber qué la origina y estaremos ante un peligroso cóctel de autoestima baja.

Si a estas alturas ya te suena la película, probablemente también reconozcas que nuestro propio cuerpo es una de las dianas a las que más apuntamos. Tal y como explican desde gabinetedepsicologia.com, “Muchas veces, nuestra autopercepción está dañada. Tendemos a exagerar el tamaño, la forma o la cualidad del supuesto defecto. Nos centramos de manera selectiva y obsesiva en aquellas partes que menos nos agradan, olvidándonos del resto”.

Piénsalo, seguro que si te preguntamos qué es lo que más odias de tu cuerpo, tardas poco en responder. ¿Puedes enumerar igual de rápido las tres cosas que más te gustan de ti? Aunque la perfección no existe y querer mejorar ciertos aspectos es aceptable, vivir con una crítica interior tan fuerte acaba volviéndose insoportable.

Pero tal y como avisábamos al principio del artículo, depende de nosotros. Se trata de un camino largo, en el que habrá que modificar ciertos pensamientos viciados o incluso la forma en la que nos hablamos a nosotras mismas. Sólo así podremos recuperar las riendas de nuestra vida y sustituir ese miedo constante al fracaso y al rechazo por una visión más realista en la que equivocarse y tropezar forme parte del proceso.

Consejos para enmendar una baja autoestima

Haz un diario de lo positivo

Antes de acostarte, escribe al menos tres cosas buenas que te hayan ocurrido a lo largo del día. A lo mejor te cuesta al principio pero luego te ayudará a darte cuenta de que hay más momentos positivos de los que crees.

Crea una lista de deseos

Sólo sabiendo lo que realmente quieres podrás proponerte alcanzar tus objetivos. Lo que deseas hacer, quien quieras ser… Mejor anotarlo todo.

Perdónate

Nadie es perfecto, la diferencia está en lo tolerante que seamos con nosotros mismos. “Permítete alguno errores, o mejor aún, comételos voluntariamente. No hace falta que sea ante situaciones muy relevantes. Experimenta si es realmente tan terrible cometer errores o en realidad es peor el temor que el hecho”, explica.

Deja de compararte con los demás

Al centrarnos en lo que tiene el resto y lo que nos falta a nosotros hacemos peligrar nuestra autoestima.

Afronta los conflictos

No tengas miedo a mostrar tu desacuerdo ni te sientas obligado a dar razones poderosas sólo porque tu opinión sea diferente a la de los demás ¿Es realmente el rechazo o la valoración que hacen de ti tan negativa como pensabas?

Cambia tu vocabulario

Prohíbete recurrir a expresiones como “no sé”, “me da igual” o “lo que tú quieras” durante una semana. “Es el primer paso para descubrir que se puede estar tranquilo cuando dejamos que otras personas nos juzguen negativamente y que incluso al ubicarnos en una posición diferente nos valoran y nos quieren más”, aclara Fernando.

No tengas miedo a crear un criterio propio, que ya lo aceptarán los demás. Quizás esta sea la clave más importante para reflotar esa autoestima perdida que tanta falta hace.




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