¿A quién le gusta ser juzgado por un doble rasero y colocarse en el lado de la derrota? A nadie. A Lana del Rey, tampoco. La cantante, queacaba de anunciar que el 5 de septiembre verá la luz su próximo álbum, es noticia por otro motivo que no es para celebrar. Porque ha publicado un comunicado en su cuenta de Instagram que representa un «basta» a las acusaciones que han sufrido sus canciones y su música en general de incitar al «abuso glamuroso». Aunque la parte más conflictiva del texto es esa en la que habla de que hay otras compañeras de profesión a las que no se les hace el mismo juicio usando las mismas herramientas en su trabajo.
Ha sido en Instagram. Con una foto en la que el texto aparece como escrito con una máquina de escribir. «Ahora que Doja Cat, Ariana Grande, Camila Cabello, Cardi B, Khelani, Nicki Minaj y Beyoncé han alcanzado varias veces el número uno con canciones que hablan de estar sexy, de no llevar ropa, de tener sexo, de engañar a tu pareja y demás… Por favor, ¿puedo volver a cantar sobre sentirme bien solo por estar enamorada, incluso si la relación que tengo no es perfecta, sin ser crucificada o acusada de tener una visión romántica del abuso?». comienza con esa bomba en la que señala a otros grandes nombres femeninos.
Porque, lo que más le molesta, es que las críticas que se vierten hacia ella lleguen desde el propio sector de la música: «Estoy cansada de escuchar a compositoras y cantantes que dicen que ‘glamurizo’ el abuso cuando en realidad solo soy una persona glamurosa que canta sobre las relaciones basadas en el abuso emocional. Algo que todos sabemos que está muy presentes hoy en día en la sociedad».
«Con la cantidad de temas que por fin nos permiten explorar a las mujeres en la música, solo quiero decir que me parece patético que en los últimos diez años la exploración que hago en mis letras detallando el rol sumiso o pasivo que alguna vez he tenido en mis relaciones haya provocado que me acusen de retrasar varios siglos los avances que hemos conseguido», continúa en lo que ha sido entendido como un auténtico canto feminista en tono de protesta.
Tiene que haber un lugar en el feminismo para mujeres que actúan y se visten como yo»
Aunque hace una aclaración hacia esa etiqueta en uno de los párrafos de su escrito que más controversia han causado: «Dejemos una cosa clara: yo no soy una ‘no feminista’. Pero tiene que haber un lugar en el feminismo para mujeres que actúan y se visten como yo. Para las mujeres que cuando decimos no los hombres escuchan sí. Para las mujeres a las que otras mujeres más fuertes y también hombres que odias a las mujeres les arrebatan su propia historia y su propia voz».
«Siempre he sido honesta y optimista con las relaciones difíciles que he tenido. ¡Sorpresa! Esto es así para muchas mujeres. Por desgracia esta ha sido mi experiencia y por eso les de esto de lo que hablo en mis discos», termina tras reconocer que, ‘por su culpa’, «muchas artistas hoy puedan decir lo que piensan sin tener que disimular una cara de felicidad».
¿Estamos ante un mero desahogo, un intento de poner freno a los ataques o busca algo más: el reconocimiento de todo lo que ha hecho por esas compañeras que no juegan a favor de obra de su trabajo?
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