Enamorado de una modelo, taurino y educado en un elitista internado: así es Pablo Trapote, el heredero de la noche madrileña

El pasado 17 de diciembre, una de las salas más conocidas (y míticas) de Madrid volvía a abrir al público después de diez meses cerrada por la crisis sanitaria del coronavirus. El Teatro Barceló (antes conocido como Pachá) reabría sus puertas con el lógico aforo reducido, mesas y picoteo para los jóvenes que hubieran reservado con anterioridad su pase a la discoteca. Una de las que no se quiso perder esta reapertura fue Victoria Federica, que además de disfrutar de varias horas en la conocida sala de fiestas, estuvo al lado de su novio, Jorge Bárcenas, que es uno de los dj que pincha en el local. El Teatro Barceló cuenta con Pablo Trapote como director y que desde la jubilación de su padre, Pedro Trapote, se ha convertido en el nuevo rey de la noche madrileña.

A sus 30 años, Pablo gestiona el Teatro Barceló y lo hace estando al pie del cañón cada día que la discoteca está abierta. El joven es uno de los cinco hijos que tuvo el empresario vallisoletano con su mujer Gisela Vethencourt, de origen venezolano y que pasa buena parte de su tiempo en París. Pedro Trapote era hijo de un carpintero y comenzó su vida laboral como director de una sucursal del Banco Bilbao tras el traslado de su familia a Barcelona. Nacido en Valladolid nada más terminar la Guerra Civil en 1939 su espíritu inquieto y emprendedor le llevaron a introducirse en el mundo del ocio nocturno con la llegada del boom turístico a España a mediados de los setenta. Fue director general de la Caja Continental de Crédito en Madrid y comenzó en los negocios con el establecimiento de Artesanía y Marroquinerías Trapote en Sitges.

De la banca a la noche

Pidió una excedencia en el banco y se dedicó a llevar una embotelladora de vinos en Alcalá de Guadaira que no funcionó demasiado bien. Junto a otro socio comenzó abriendo locales en la Costa del Sol y en Canarias (en cinco años inauguró R. Piroska y La Clochard en Barcelona, Joy en Torremolinos, Marbella, Puerto Banús, Los Monteros-Playa del Inglés y Maspalomas en Gran Canaria, La Orotava y Puerto La Cruz en Tenerife) y en 1981 daría el pistoletazo de salida a Joy Slava. Todo surgió tras viajar a Nueva York y conocer Studio 54. Pedro quiso hacer lo mismo en Madrid y para ello buscó un teatro en el que poder montar una discoteca de ese nivel.

El 24 de febrero de 1981, sí, un día después del Golpe de Estado de Tejero, abría Joy Eslava, una de las discotecas más míticas de la capital en la que llegó a ser relaciones públicas José Coronado en su juventud o donde dicen que se enamoraron Simoneta Gómez-Acebo y José Miguel Fernández Sastrón, Lolita y Guillermo Furiase, o Kardam de Bulgaria y Miriam de Ungría… Además, ahí se grabó el programa Aplauso.

A mediados de los ochenta Pedro Trapote convirtió la chocolatería San Ginés en la más famosa de la capital (hoy tienen locales en Tokio, México, China y Colombia) y diez años después incorporaba a su portfolio de locales la discoteca Pachá, donde se dice que el entonces príncipe Felipe bailó con Isabel Sartorius, y por cuyo reservado pasaron grandes nombres de la empresa como los Albertos o Enrique Sarasola, y de la política, como Felipe González, hoy cuñado de Pedro Trapote ya que este está casado con Begoña García-Vaquero (con la que tuvo a su quinto hijo, Gonzalo –antes que él habían llegado Pedro, Sergio, Pablo y Cristian), antes de casarse en 2004) y el expresidente del Gobierno con su hermana Mar García-Vaquero. Begoña y Pedro se conocieron cuando ella era secretaria en una notaría y se acababa de separar de Tito Pajares, socio de Gabana y más adelante padre del hijo de la modelo y ex Miss España Sofía Mazagatos.

Pachá fue punto de encuentro de la Movida Madrileña y de artistas internacionales como Andy Warhol, músicos consagrados como Prince o los Rolling Stones o miembros de la realeza extranjera como Estefanía de Mónaco o Sofía de Habsburgo que acaban la noche bailando en sus pistas junto a personajes de la cultura española como Miguel Bosé, Pedro Almodóvar o los miembros de Mecano.

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Educado en Suiza y EEUU

A pesar de su ajetreada vida profesional, Pablo y sus hermanos nunca echaron de menos a su padre. Pedro Trapote no era un empresario al que le gustara la noche y gestionaba sus negocios siempre durante el día. Pablo Trapote fue educado en el internado suizo Le Rosey, considerado uno de los centros educativos favoritos de la realeza europea y de las grandes fortunas. Por sus aulas pasaron el rey Alberto II de Bélgica, Rainiero de Mónaco, el duque de Kent y Manuel Filiberto de Saboya pero también Marie Chantal Miller, mujer de Pablo de Grecia, Sean Lennon (hijo de John Lennon), los hijos de sir Norman Foster o John Casablancas (fundador de la agencia Elite). Fue inaugurado en 1880 como un internado masculino y en 1967 abrió sus puertas a las mujeres.

Ahí comenzó su periplo internacional para formarse y comenzar su trayectoria profesional. De Suiza se mudó a Estados Unidos donde estudió en una academia militar y en Nueva York se graduó en Empresariales y Negocios. Pero desde que era muy joven, Pablo supo que su futuro estaría en las empresas de su progenitor y siempre le gustó el mundo de la noche y los negocios. Tras terminar la carrera, regresó a España y se puso a la cabeza de uno de los buques insignia del Grupo Trapote. Al contrario que su padre, Pablo sí está por las noches ‘controlando’ todo lo que sucede en el Teatro Barceló y manteniendo el contacto con los clientes como un buen anfitrión, y durante el resto de días se reúne con proveedores y relaciones públicas para que todo esté perfecto los días de apertura.

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Enamorado de una supermodelo

Pablo ha formado una bonita familia junto a Silvia Salleras, de 31 años. Llevan juntos desde el año 2011 y hace un año dieron la bienvenida a su primer hijo, el pequeño Pablo Jr. Silvia nació en Madrid pero se crio en Marbella. Desde que era una niña le apasionaba el mundo del dibujo y ya creaba sus propios figurines de moda. Precisamente fue la moda lo que la llevó a los 14 años a hacer sus primeros pinitos como modelo, una carrera en la que se centró al terminar el colegio. Siempre con el apoyo de sus padres, Silvia se presentó al concurso Elite Model Look y lo ganó. Se instaló en Madrid y con 17 años participó en la segunda edición del programa de televisión Supermodelo, reality que buscaba a la mejor modelo de España y que ganó ese año Noelia López, hoy modelo consagrada.

Allí Silvia coincidió con Alba Carrillo, ex de Fonsi Nieto y de Feliciano López, y se hicieron inseparables. Alba y Silvia siguen manteniendo esa amistad y ella la ha apoyado a través de sus redes sociales en los diferentes realities en los que ha participado Carrillo en los últimos años. La pareja de Pablo Trapote ha desfilado para David Delfín y ha hecho colaboraciones con Dolce & Gabbana, entre otras firmas de moda. En 2014, Silvia saltaba a los medios por ser la protagonista del anuncio de la marca Vodafone en el que aparecía solo cubierta por un body painting por las calles de Málaga. Con 21 años, la joven comenzó a estudiar moda en la Escuela de Diseño IADE y fundó SISTWIN, una marca de vestidos de fiesta para eventos y celebraciones.

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Toros, Formentera y esquí

Junto a Silvia, Pablo disfruta de vacaciones en Formentera a bordo de un yate cada verano aunque también les gusta pasar algunos días en Marbella donde suelen pasearse por algunos de los locales más top de la localidad malagueña. Entre sus grandes amigos se encuentra el expiloto y dj Fonsi Nieto y en 2017 fueron dos de los invitados a su boda con Marta Nieto celebrada en Ibiza. Entre las aficiones del empresario de la noche madrileña se encuentra el esquí (cada invierno disfrutan de unos días en la nieve en Andorra) fútbol y el pádel, dos deportes que practica con frecuencia.

Además, Pablo ha heredado la afición por el mundo de los toros de su padre, que compró la finca Las Majadillas en Sevilla y Los Tinahones en Constantina en Sierra Morena, así como las ganaderías Herederos de Antonio Ordoñez y Toros de la Plata. A Pablo le encanta el campo, salir a recorrer la finca familiar en quad y asistir a tentaderos (en alguno incluso se ha lanzado al ruedo para torear).

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