Cuando toca hablar de finanzas muchos sentimos un nudo en la garganta… y el corazón, una sensación de vértigo y de enfrentarnos a lo desconocido en un terreno que sabemos que es muy importante, por no decir vital. Por falta de conocimientos, porque el lenguaje financiero es endiablado y por muchas otras cuestiones, ahorrar, planificar y gestionar el dinero se convierte en una especie de misión imposible.
Afortunadamente Natalia de Santiago, experta en análisis y planificación financiera, ha escrito Invierte en ti (Planeta), una guía práctica para aprender a gestionar nuestra economía, sin tener conocimientos previos ni saber demasiado de números. Una guía que se lee del tirón y que promete convertirse en ese ‘amigo’ que nos saca de dudas cuando entramos en pánico por culpa de nuestras dudas y lagunas en temas económicos.
¿Cómo surgió la idea de escribir este libro?
Como surgió todo en 2020, por la pandemia. Llevaba meses escribiendo sobre finanzas personales y haciendo divulgación. Estalló la pandemia y empecé a recibir muchísimas preguntas y mucho interés. Me di cuenta de que había demanda, la gente quería saber más.
¿Qué nota le pondrías a los conocimientos financieros del ciudadano de a pie? ¿Se podría dar un aprobado o hay que repetir curso?
Pues por desgracia hay que repetir. No lo digo yo, lo mide la OCDE, que hace una encuesta mundial y miden si los ciudadanos tienen los conocimientos básicos, y no aprueba ningún país. Las mejores notas en 2020 fueron de Hong Kong y China.
Escribir una guía de finanzas y que sea divertido leerlo. Tu libro cumple ambos requisitos, ¿al sentarte a escribir ese fue uno de los grandes retos?
Era el gran reto porque el tema es muy necesario, nos afecta a todos, pero es muy aburrido. En general, la poca educación financiera que hay es muy rancia y los que no son rancios les encanta utilizar palabros. Mi marido estaba preocupadísimo porque no creía que se podía hacer entretenido y me preguntaba todos los días ‘¿pero te está quedando entretenido?’ Le decía ‘bueno lo estoy intentando’. La forma de acercarlo más era poniendo ejemplos propios, que la gente se dé cuenta de que en casa del herrero también hay cuchillos de palo y que nos pasa a todos, no hay que tener complejos.
¿Ese lenguaje incomprensible es lo que nos aleja muchas veces de interesarnos por saber más de finanzas?
Por un lado nos da vergüenza preguntar y hay mucho tabú, se habla poco de dinero, con tus amigas pocas veces te sientas a hablar de dinero. Y por otro lado, cuando te decides a meterte en el tema, te encuentras con estos panfletos rancios de palabras complicadas y te planteas si lo hacen aposta para que salgas huyendo en dirección opuesta.
Desde hace más de una década, tenemos la sensación de que vivimos en permanente crisis, de que es imposible ahorrar, ¿tener un presupuesto es la regla número uno?
Podemos pasar sin él igual que nos podemos pasar la vida sin hacer deporte, pero no es lo mejor para tu salud financiera. La realidad es que habría que hacerlo, nos da una foto realista de donde se va el dinero. Muchas veces se sacan conclusiones sorprendentes como que hay gastos muy pequeños que suman un montón y no eres consciente. Igual no sabías que los latte macchiato te constaban esa fortuna o de repente te das cuentas de que tienes tres seguros del hogar y te puedes ahorrar dos. Y una vez que los gastos están ordenados, hay que empezar a ahorrar por las cosas que no te importan para no tener esa sensación de renuncia. Por ejemplo, renegociar los seguros, las comisiones… Si te gustan los bolsos, no es eso en lo que tienes que cortar.
España tiene fama de país poco ahorrador, ¿por qué crees que no hay cultura del ahorro?
En parte por el clima, los nórdicos, por sus inviernos duros, tienen otra cultura de ahorro. Y en España el clima no invita a ahorrar, nuestro clima benigno nos hace pensar que la vida es fácil. Además, los españoles tenemos un porcentaje alto del sueldo comprometido en la hipoteca y casi todo lo que ahorramos va a las casas. Estamos metiendo en ladrillo, esa es otra. La parte buena es que los españoles contamos con nuestras familias. No tienes que ahorrarlo todo para un momento dado, porque en los momentos malos puedes contar con la familia para un apuro, y los nórdicos no lo tienen tan claro.
¿Cuál crees que es el principal fallo que comete la gente para no ahorrar?
Es un fallo de actitud, parece que ahorrar es renunciar a gastar y no es así. Es una cosa independiente que tienes que hacer a primeros de mes de forma voluntaria y automatizada a ser posible para que no te lo puedas pensar. Una cantidad razonable es a partir del 10% de tus ingresos netos, en épocas buenas. En épocas malas está claro que no se puede ahorrar. A principios de mes, según me entra el sueldo, hago una transferencia en automático a mi cuenta de ahorro y luego me gestiono mi día a día. Solemos ver el ahorro como lo que queda en la cuenta a final de mes, a ver si sobra algo, y no es así.
¿Cuál crees que es el mayor fallo financiero que cometemos los no entendidos?
En España un error grande fue comprarte una casa que no te podías permitir, creo que de eso aprendimos durante la última crisis, aunque seguimos teniendo esa querencia, y el siguiente escollo es la jubilación. Nuestra generación va a tener que pagarse una parte de ella, y el problema es que hay que pensarlo con tiempo, porque no se puede solucionar cuando tienes ya 59. Hay que plantearlo a los 30 o 40 años.
¿La jubilación es lo que más nos tiene que preocupar?
Sí, simplemente hay que hacer los números. Este ahorro hay que planificarlo con tiempo, yo te diría que hay que tener la foto de la jubilación casi desde que empiezas a trabajar. Pero desde luego con 35 como tarde hay que ver cómo vas. La mayoría vamos a tener que ahorrar proactivamente para la jubilación. Lo bueno es que comprarse una casa es una forma buena de ahorrar para la jubilación, para quienes ahora se vean ahogados pagando una hipoteca que sepan que es bueno para el futuro. Pueden tener ese consuelo.
Si un amigo que vive en España con su hipoteca te pregunta, Natalia cómo hago yo para la jubilación, me recomiendas plan de pensiones, otra cosa…
Investigando me di cuenta de que los productos de ahorro para la jubilación están redactados para que no nos enteremos, y hay gran variedad. Lo primero que le diría es que hay que ahorrar, luego ya veremos dónde metemos el ahorro. Y luego aquí igual sí que hay que buscar asesoramiento. De la misma manera que coges un entrenador personal para ponerte en forma, hay asesores financieros para estos temas.
¿Crees que en los coles falta educación financiera?
De cabeza, en Selectividad debería haber un examen sobre cómo calcular una hipoteca, los intereses… falta en el colegio claramente y además todos nuestros hijos se van a enfrentar a un tipo de interés, cómo se calcula las mensualidades de los créditos… e igual lo que no van a usar nunca es un logaritmo neperiano, pero todos lo dan.
De todos los consejos y reglas que das en tu libro, ¿cuál nos recomiendas que memoricemos y no olvidemos nunca jamás?
Dos cosas que no se nos tienen que olvidar es que cuanto antes empieces menos hay que ahorrar, si te pones joven te valdrá con menos esfuerzo. Y las finanzas son un músculo y hay que trabajarlo. Es como el deporte, al principio te da pereza pero luego le coges gusto y vas mejorando.
Uno de los términos de los que hablas es de la resiliencia financiera, y en estos tiempos parece más que necesario tenerla en cuenta. ¿Qué consejos podemos poner en marcha para ejercitar esta resiliencia?
La resiliencia financiera es la capacidad de absorber un bache y recuperarse sin consecuencias graves. Los baches van a venir seguro, el coronavirus lo ha dejado claro, no se puede contar con que todo va a ir bien. Por eso lo importante es absorberlo y que no te quede una consecuencia para siempre. La resiliencia se prepara cuando las cosas van bien, en plena crisis hay poco margen de maniobra. Nos ponemos optimistas y asumimos más riesgo, ahorramos menos cuando las cosas van bien, y debería ser al contrario. Yo sé que tengo que tener un colchón financiero de 6 meses de sueldo, y si va bien tienes que ocuparte de ello.
¿Tener un colchón de emergencia está infravalorado?
Yo creo que el problema es el nombre, es poco sexy, tiene un marketing muy malo. Los países lo llaman estabilizadores automáticos y parece que mola más. Desde luego es un arma superpotente que te puede sacar de muchos apuros y da mucha tranquilidad cuando las cosas van mal. Y sobre todo tenerlo controlado y saber cómo se calcula está muy bien.
Tú también has emprendido, pusiste en marcha MyValue. ¿Qué consejo financiero darías a todas las lectoras que están pensando en emprender y sienten que lo que se les atraganta es el aspecto económico?
Lo primero que se asesoren y pregunten. Hay mucho dinero por ahí para emprendedores, hay que buscarlo, y recursos que te pueden ayudar. No asumir que si no tienes esos conocimientos no se pueden obtener. Hay que estar abierto a aprender.
¿Cuál es tu inversión favorita para quiénes tienen miedo a invertir?
Que empiecen con poco dinero, con una cantidad con la que se sientan cómodos. Con esa cantidad pequeña, los fondos de inversión indexados, que van con la economía, son una buena fórmula porque tienen menos gastos asociados, muchos no tienen una inversión mínima y no hay que tener demasiados conocimientos financieros para entenderlos y seguirlos. Cada vez hay más porque para el inversor no experto es una buena opción. Pero nunca invertir ni contratar un producto que no entiendas.
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