Paula Bakker, madre de Miranda Rijnsburger, la esposa de Julio Iglesias, ha fallecido a consecuencia de una larga enfermedad según avanza este martes 7 de abril la revista Hola. La publicación cuenta que desde hace años, Paula, natural de Leimuiden (Holanda), muy cerca de Ámsterdam, residía con su hija en Miami. La familia, que hace unos días celebraba el 21º cumpleaños de Rodrigo Iglesias, el hijo músico de la pareja, está muy triste con esta noticia. Miranda tiene una hermana menor, Anita, fruto del matrimonio de Paula con Wim Rijnsburger, fallecido hace tres décadas a los 48 años a consecuencia de un tumor cerebral.
Desde los 15 años, Wim —Guillermo en neerlandés— trabajaba en las salas de máquinas de buques transoceánicos. “Recorrió el mundo entero. Me acuerdo de las aventuras que siempre me contaba. Era bueno y muy generoso”, narraba Miranda en exclusiva a Vanity Fair durante la puesta de largo de sus hijas, Cristina y Victoria Iglesias, en Le Bal de París. Wim conoció a Paula, su futura esposa, cuando tenía 16 años. Ella pertenecía a una familia gigante, tenía 15 hermanos. “Se podía pasar seis meses en alta mar. Incluso una vez estuvo un año. Mi madre siempre lo esperó. Era el gran amor de su vida”. Se casaron a los 22 años y, cuando nació Miranda, la primera de sus dos hijas, dejó el mar. La familia vivía en una casa flotante de Leimuiden, una localidad de 4.000 habitantes a unos 40 minutos en coche al sur de Ámsterdam.
Cuando Miranda conoció a Julio Iglesias en diciembre de 1990, su padre hacía unos meses que acababa de fallecer. Su desaparición motivó que Miranda se marchase unos días para digerir la pérdida a la isla de Santa Lucía, en el Caribe. Allí la contrataron como modelo. Viajó durante unos meses hasta que se encontró con el cantante español en el aeropùerto de Yakarta, Indonesia. Ella tenía 24 años; Julio, 47.
“Lo vi rodeado de mujeres y pensé que alguna de ellas era su esposa. No estaba al tanto de su vida personal. Se acercó y me propuso que fuese a verlo cantar esa noche. Tuve dudas. Yo sabía quién era, aunque lo desconocía todo acerca de su vida personal. Me lo pensé y finalmente accedí”. Tras el recital, el cantante español más célebre fuera de nuestras fronteras le propuso que lo acompañara en su gira por Kuala Lumpur, Singapur y Tokio. Volvió a aceptar, pero, antes de subirse en el jet privado del artista, la joven hizo gala de su proverbial cautela. “En el remite escribí mi nombre. ¡Me mandé la carta a mí misma! Tenía que contar que me iba con él por si me pasaba algo”. Y le pasó.
Al volver del viaje, Miranda regresó a su casa en Holanda para pasar la Navidad junto a su madre y su hermana. “Pero Julio no paraba de llamarme. Me invitó al concierto de Año Nuevo que daba en Las Vegas y, poco a poco, fue surgiendo todo. A mitad de 1991, me instalé en su casa de Indian Creek. ¡Cómo pasa el tiempo!”. Preguntada por cómo se tomó su familia que se mudara a Miami, Miranda contestaba: "¡Bien! Mi madre era fan de Julio". Miranda ha perdido una madre y un apoyo incondicional; Julio, una suegra y una fiel seguidora. Descanse en paz.
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