Hay una grieta en todas las cosas

Para los editores de revistas, el día de la salida al quiosco es como una pequeña fiesta. Los nuevos ejemplares se agolpan en la puerta del edificio y, de vuelta de una reunión o un encuentro cualquiera, sus portadas te anticipan fugazmente el placer que esconden sus páginas. Estos días, en los que nuestra rutina ha sido sustituida por algo que aún no reconocemos, me viene una y otra vez esta imagen a la cabeza. Quizá sea porque representa el mundo que avanza, las fechas que se cumplen, los ciclos que se suceden, el trabajo que culmina. O igual lo que la hace tan poderosa es precisamente lo contrario; su dimensión mágica y simbólica, que recuerda el poder de las historias de parar el tiempo, de abrir una ventana en nuestra realidad a un jardín más verde, a un cielo más claro, y de conectarnos, a través de ese viaje, con lo mejor de nosotros mismos.

En nuestros números de mayo, que hoy salen a la luz en un mundo diferente y extraño, hemos querido recuperar nuestra capacidad de soñar como un balcón que se asoma a nuestros recuerdos y que evoca su belleza. Por primera vez bajo un lema común, “Soñamos juntos”, los seis títulos de Condé Nast EspañaVogue, Vanity Fair, Traveler, GQ, Glamour y AD—, cada uno desde su perspectiva y con su propia voz, escriben una carta de amor al mundo, recordando todo aquello por lo que merece la pena luchar y apelando a esos rasgos de la humanidad que ahora se hacen más necesarios que nunca.

Estas seis revistas culminan un mes en el que hemos acompañando a nuestra audiencia a través de otros canales —la web, las redes sociales…— con calidez y empatía, pero invitando al mismo tiempo a la reflexión y la solidaridad; mirando al futuro, pero sin olvidarnos de que lo único que nos pertenece realmente es el presente. Nuestro presente, hoy, podría parecerse a una trinchera solitaria, en contraposición a esa plaza luminosa que Aleixandre evocaba en su poema. Allí, los cuerpos se unían en una corriente viva y poderosa por una causa común. Nosotros, sin embargo, salimos a los balcones, esas bocas improvisadas que a veces gritan y a veces cantan.

Me gusta pensar que esa nueva fragilidad que se ha instalado en el mundo nos va a hacer más conscientes y sabios, más creativos y empáticos. Los momentos de vulnerabilidad anticipan, en ocasiones, un nuevo despertar y agitan nuestra percepción para abrirnos puertas que no sabíamos que estaban. No son pocos los artistas que han creado sus obras cumbre tras largos periodos de convalecencia. Imagino que el mundo va a emerger con una luz nueva tras un periodo de oscuridad y que, como cantaba Leonard Cohen, "there is a crack in everything. That’s how the light gets in".

Fuente: Leer Artículo Completo