Jonas Salk, el científico que no quiso hacerse rico tras descubrir la vacuna contra la polio

Nacido en una familia de pocos recursos, Jonas Salk (1914-1995) destacó por su brillantez en su etapa estudiantil y consiguió acceder a la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York gracias a una beca. Durante su trayectoria profesional investigó todo tipo de enfermedades: desde la gripe hasta el cáncer pasando por la esclerosis múltiple o el VIH. Con este último no tuvo suerte, a pesar de dedicar muchos años a intentar conseguir una cura contra él. Con la que sí lo logró fue con la poliomielitis. Salk creó la primera vacuna efectiva contra la enfermedad y contribuyó en gran medida a su erradicación en el primer mundo, lo que también le encumbró como científico y confirió un gran prestigio público. Además, nunca quiso patentar el descubrimiento, para que todo el mundo tuviera acceso.

Jonas Salk nació en octubre de 1914 en Nueva York. Fue el primogénito de los tres hijos del matrimonio entre Daniel B. Salk y Doris Press Salk, inmigrantes ruso-judíos que se instalaron en Estados Unidos. La situación económica de su familia no era boyante: su padre trabajaba en la confección y vivieron en diferentes barrios de la ciudad como el Bronx, Harlem y Queens, por lo que las oportunidades profesionales del joven Jonas no parecían prometedoras al principio.

Su predisposición para los estudios dieron sus primeros frutos cuando tan solo tenía 12 años. Fue admitido en la Escuela Secundaria Townsend Harris, de carácter público y destinada a alumnos dotados intelectualmente provenientes de familias con pocos recursos. Era una escuela dura, que pretendía hacer la labor de escuela privada y, como consecuencia, los alumnos tenían que superar los conocimientos de cuatro cursos escolares en tan solo tres. Salk era muy perfeccionista y apasionado de la lectura y sus buenas notas le ayudaron a ingresar en la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York en 1934. Terminó los estudios en 1939.

Tras ejercer como médico científico en el hospital Mount Sinai, en 1942 cambió de trabajo gracias a una beca de investigación que consiguió en la Universidad de Michigan y pasó a formar parte de un grupo de científicos que buscaban una vacuna contra la gripe. Ese equipo lo lideraba Thomas Francis Junior, su mentor de la Universidad de Nueva York y director del departamento de la escuela de salud de Michigan. Con la ayuda de Salk, entre otros, Francis consiguió desarrollar la primera vacuna efectiva contra la gripe en 1945. La enfermedad causaba grandes preocupaciones y su administración a los soldados que lucharon en la II Guerra Mundial fue esencial. Entonces, Salk comenzó a ganar prestigio gracias a su carrera profesional y avanzó hasta el puesto de profesor asistente de epidemiología.

Cuando acabó la guerra, sus inquietudes cambiaron y empezó a interesarse por la poliomielitis, un virus que provoca la infección de las neuronas motoras de la médula espinal y el cerebro que tiene como consecuencia la parálisis muscular. Era mortal en muchos casos -afectaba sobre todo a los niños- aunque muchos otros eran asintomáticos o pasaban tan solo por experimentar síntomas leves. Sin embargo, el creciente número de personas afectadas hizo necesaria la creación de la vacuna.

En 1947, fue nombrado director del laboratorio de investigación con virus de la Universidad de Medicina de Pittsburgh. Con la creación de la National Foundation for Infantile Paralysis –por parte del presidente Roosevelt–, hoy conocida como fundación March of Dimes Birth Defects, empezó a desarrollar técnicas que llevarían al descubrimiento de una vacuna que borraría uno de los peores azotes de la época.

A pesar del escepticismo del momento, Salk pensaba que su vacuna, compuesta de poliovirus muertos, podría inmunizar sin riesgo de infectar al paciente. Se basaba en el principio del virus muerto, que se inyecta en el cuerpo y así desarrolla inmunidad contra él sin enfermar quedando además inmunizado contra la forma más agresiva del virus. A principios de los 50, el científico decidió administrar la vacuna a un grupo de voluntarios que no habían contraído la polio, incluyéndose a sí mismo, a su ayudante del laboratorio, su mujer y sus hijos. Todos desarrollaron anticuerpos contra el poliovirus y no experimentaron reacciones negativas a la vacuna.

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Antes de Jonas Salk, ningún científico había conseguido una vacuna exitosa contra el virus. Las anteriores habían provocado parálisis en los pacientes en los que se administraba, en lugar de prevenirla. De ahí el escepticismo de algunos científicos con respecto a la peligrosidad sus avances.

En 1954, empezaron a realizar pruebas nacionales a un millón de niños con edades comprendidas entre los seis y los nueve años, que pasaron a ser conocidos como los pioneros de la polio. El 12 de abril de 1955, los resultados se anunciaron: la vacuna era segura y efectiva. Durante los dos años siguientes pudo estar disponible de forma abierta. Salk nunca quiso patentar su vacuna ni ganar dinero directamente por su descubrimiento. Prefirió que todo el mundo pudiera acceder a ella.

La noticia tuvo un enorme impacto social. En primavera de ese año (1955) el presidente Eisenhower nombró aJonas Salk “benefactor de la Humanidad” y lo homenajeó con un acto en la rosaleda de la Casa Blanca. La prensa, por su parte, encumbró a Salk de forma que su figura llegó a ser considerada de la talla de Churchill o Gandhi.

Sin embargo, hubo un momento en el que uno de los lotes de vacunación no era efectivo y dio lugar a nuevos casos de polio. La consecuencia fue la interrupción de la vacunación, un hecho que alargó el proceso de erradicación de la enfermedad, y no se reanudó hasta que resolvieron el error. Desde entonces, la cifra de infectados fue bajando con el tiempo hasta llegar a eliminarse en los países desarrollados. Desgraciadamente, a día de hoy la polio persiste en algunos lugares del mundo como Nigeria, Pakistán o Somalia, en los que la falta de medios continúa provocando nuevos casos.

En la comunidad científica no estaban tan de acuerdo con ese encumbramiento de Salk. Tenían sus reticencias y los avances posteriores confirmaron sus sospechas. En 1961, Albert Bruce Sabin desarrolló una vacuna que sustituyó a la de Salk. La diferencia era que el primero utilizaba virus muertos, mientras que Sabin introducía virus inactivos. La consecuencia de esta era una inmunidad de por vida contra la enfermedad -lo que abarataba y facilitaba el tratamiento-, mientras que con la vacuna de Salk se necesitaban dosis de recuerdo. Entre los científicos surgió una rivalidad profesional, que se prolongó hasta el final de los días de ambos.

El sueño de Jonas era crear una comunidad de científicos colaborativa, en la que los investigadores pudieran ahondar sobre materias relevantes para el futuro de la humanidad. En 1963, fundó el Salk Institute for Biological Studies en La Jolla, California. Ese fue su segundo triunfo. Lo consiguió gracias a todo el apoyo mediático y económico que había recibido: la National Science Foundation le otorgó una subvención de 20 millones de dólares y estaba respaldado por la March of Dimes y el mismo gobierno. Salk dirigió la fundación hasta el año 75, cuando decidió renunciar a su puesto para continuar con la investigación de forma privada. Se involucró de el lleno en la consecución de una vacuna contra el SIDA que, desafortunadamente, nunca llegó.

Hoy en día el Instituto continúa funcionando y sus científicos han hecho grandes avances en investigaciones relacionadas con tratamientos para el VIH, efectivos también para el Alzheimer, e investigaciones relacionadas con el desarrollo sostenible de recursos y la evolución del planeta.

El propósito de su fundación no fue solo científico, pues su construcción corrió a cargo del arquitecto Louis Khan, con la intención de crear un centro “digno de ser visitado por Picasso”. Entonces comenzó la andadura por el mundo de las artes de Salk.

En sus últimos años, se involucró en las humanidades, con la pintura, lapoesía y la filosofía sin dejar nunca de lado la ciencia. En el año 1970 contrajo su segundo matrimonio con Françoise Gilot, que había sido musa y amante de Pablo Picasso. Su primer matrimonio, en el año 1939, fue con Donna Lindsay, una compañera de universidad que había estudiado Trabajo Social. Se divorciaron en 1968, con tres hijos en común: Peter, Darrel y Jonathan.

Salk murió el 23 de junio de 1995 con 80 años en La Jolla, California. El instituto que fundó no olvida su memoria. Su filosofía de vida está plasmada en ese centro con una cita famosa del científico: “La esperanza yace en los sueños, en la imaginación y en el coraje de aquellos que se atreven a hacer realidad los sueños”.

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