En un hipotético ranking de los diseñadores más importantes de la historia de la moda, Yves Saint Laurent siempre estaría en esas primeras plazas que él anhelaba por su carácter ambicioso y sus ganas de alcanzar siempre el siguiente peldaño. «Fue moderno y visionario, rompedor y genial. También altivo, infantil, irascible, prepotente, insufrible… En su vida y en su obra porque, en su caso, se confunden» escribe Nemolato del genial diseñador nacido en Argelia en el libro que publica sobre él, Yves Saint Laurent. Una vida de leyenda, de la editorial Pinolia.
Nemolato traza una completa biografía de un diseñador en cuya vida todo era superlativo: sus diseños, sus amistades, los litros de alcohol y los más de cien cigarrillos diarios que llegó a fumar… pero también su legado, que más de medio siglo después de su época dorada sigue marcando a los actuales creadores, de la sahariana al esmoquin, pasando por la blusa halter o el abrigo de plumas.
Saint Laurent ha sido uno de los diseñadores clave de la moda del siglo XX, ¿qué es lo que más le ha sorprendido al investigar sobre él?
Cuando te pones a leer te das cuenta de que lo que tienes de él son los arquetipos, y al investigar descubres que es mucho más profundo y que los claroscuros tienen una razón de ser. En el capítulo sobre cómo se refugiaba en las drogas, el sexo y el alcohol, en un momento muy determinado de los años 70 y 80 en que casi todas las estrellas se rindieron a ese tipo de vida, en su caso respondía también a su forma de ser, a ciertos problemas que había tenido desde la infancia y como lo que en un principio eran unas muletas para sobrevivir al final se convierte en la única forma que tenía de sobrellevar la vida. Y también, aunque parezca muy incorrecto en los tiempos en los que vivimos, le servían a él para ser más creativo. Después de momentos de grandes pasotes su obra era más imaginativa y explosiva.
Una de las cosas que llama la atención de él es lo joven que alcanzó el éxito, ¿de qué manera cree que marcó su trayectoria posterior?
Él era una persona muy ambiciosa. Quería salir de Argel, participaba en este tipo de concursos que había en la época, tuvo la suerte de ganar y eso le abrió las puertas del universo de la moda de una manera muy rápida. Al mismo tiempo era un genio y lo sabía, y tenía vocación de eternidad, sabía su potencial, pero también era inseguro y necesitaba del favor de los demás, de que le dijeran lo bueno que era. Pero era joven, le faltaban armas para manejarse y al mismo tiempo quería estar ahí, era como un arma de doble filo, una ambición que no estaba sustentada con una seguridad. También es verdad que cuando eres tan joven no te da tiempo a pensar… no miras atrás y no temes a nada. Además, se encuentra desde joven con una pareja ambiciosa. Él podía ser un genio porque tenía a Pierre Bergé para sustentarle toda la parte empresarial.
Bergé fue su amor, su compañero de trabajo y también un poco su salvavidas. ¿Qué destacaría de la relación que ambos mantuvieron?
No se podría entender a Yves Saint Laurent sin Pierre Bergé. Cuando se cita esa frase tan manida de la persona que está detrás de alguien en este caso es que estaba detrás, delante, a los lados… Ellos tenían una historia de amor que debió ser hiperpasional, de hecho rompen porque Saint Laurent se pierde en otros vericuetos sexuales y Bergé se lo perdona al principio, lo vuelven a intentar, pero en el momento en el que eso no se sustenta porque la pasión se acaba se queda el compañerismo, la amistad y la compasión, y en el caso de Bergé había un poco de todo eso. Bergé se acaba casando con otro señor pero cuando se va a morir de quien se acuerda es de Yves. Al final era un amor que trascendía. Formaban más que una familia, habían compartido una casa, gustos estéticos… quizás lo que no podían hacer juntos es que uno se perdía en las drogas y el alcohol y el otro no quería mantener ese estilo de vida. Fue lo que les acabó separando, nada más.
Del esmoquin a la sahariana pasando por el vestido Mondrian o la redefinición del New Look de Dior, ¿cuál fue la apuesta más arriesgada de Saint Laurent?
Siempre se habla de todo lo que confeccionó para Belle de Jour, pero con los tiempos que vivimos… Cuando estaba escribiendo el libro fue cuando tuvo lugar el desfile de Valentino con Florence Pugh que llevaba una blusa transparente, Yves Saint Laurent ya sacó esas blusas en el año 68/69 y me llamó la atención que más de 50 años después las redes enloquezcan ante una cosa así. Hablándolo entonces con amigos siempre tenía el mismo pensamiento: este hombre no habría sobrevivido a las redes sociales, sus grandes invenciones fueron estas cosas, como la blusa con lazada transparente, eso hoy por hoy te llaman de todo. Es increíble como él ya hizo todo esto, se generó revuelo pero marcó un hito en el momento en el que 50 años después no está superado, con lo que puede decirse que en moda fue supervisionario. Porque más allá del concepto artístico que tenían sus vestidos, conseguir que una prenda tuya siga siendo transgresora 50 años después me parece de otra galaxia.
Bergé dijo que Chanel ofreció a las mujeres libertad e Yves Saint Laurent les dio poder, ¿cómo era la mujer en la que pensaba a la hora de diseñar?
Era un compendio de todas las mujeres que le rodeaban. Basándome en las crónicas de la época él se adelantaba a lo que las mujeres querían vestir, supo captar esas necesidades que había en la calle. Ese grupo de mujeres eran musas pero también mujeres de las que él bebe. Era gente que se ponía cosas vintage, que había viajado a la India, que iban a los primeros conciertos del underground de Londres, y él convierte eso en moda. Él respondía a una necesidad, era lo que querían, y eran mujeres muy diferentes, porque Catherine Deneuve no tenía nada que ver con Lulu de la Falaise, de hecho ni fueron amigas. Hablando con Paco León hace poco de su última película con Dora Postigo me decía que él intentaba beber de esa juventud y de sus ganas de hacer cosas y de innovar. De estar a la vanguardia. Y Saint Laurent en su burbuja hacía un poco eso con sus musas. Eran personas que influían tanto en él como él en ellas.
Yves Saint Laurent. Una vida de Leyenda
Precisamente el capítulo de las musas del creador llama especialmente la atención. ¿Cuál cree que fue la mujer más importante en su vida?
Iba por momentos. No es que fuera un hombre muy fiel. Betty Catroux fue muy importante para él, eran prácticamente iguales, físicamente se parecían, y el cine también fue importante para él por ver su ropa en movimiento. Catherine Deneuve fue crucial en eso, pero ella era una mujer casada y más conservadora y compartían más lo profesional, no tanto la vida. Cuando él se marcha a Estados Unidos y comienza su expansión internacional, en esa época sería Marina Schiano, que era una italiana increíble como podía ser para Halston Elsa Peretti. En cada uno de sus momentos había una mujer que le marcaba más que las otras aunque convivió con todas ellas, en diferentes momentos de su vida. Y eso le llevó a tener ciertos momentos miméticos con unas y otras.
Es llamativo el delicado equilibrio que consiguió el diseñador entre una carrera exitosa que apenas conoció el fracaso y una vida personal marcada por la depresión y las drogas… ¿cuál fue la clave?
Yo creo que no lo debió encontrar. Debía ser un alma torturada, intentaba escapar de una timidez enfermiza, de sus inseguridades a partir del alcohol, de las drogas… Vivía en una auténtica montaña rusa, un día estaba en lo más alto y al siguiente tenía una resaca brutal. Ponte a crear a partir de eso… Hemingway se supone que escribía borracho, pero no sé si se parece a ponerte a confeccionar con una resaca, eso debe ser brutal… Paz lo que se dice paz no debió encontrarla más allá de sus ensoñaciones un poco estéticas en sus casas. Ahí se dejaba un poquito más fluir, pero tanto la creación como el ocio para él debían ser bastante aniquiladores.
¿Cree que hay algún nombre actual que de alguna manera pueda alcanzar la trayectoria y la estela de Saint Laurent?
En el prólogo cuento que la figura de Yves Saint Laurent me atrajo por esa capacidad autodestructiva que tenía, parece que ese aura trágica es algo común a todos los genios, con muchas contradicciones y complejidades. Es complicado pensar quién podría ser su sucesor por el hecho de que la propia forma que tenemos de entender la fama, que tiende a lo políticamente correcto o las censuras, hace difícil encontrar un personaje de su calibre. Galliano podría haber sido su sucesor pero se cruzaron unas declaraciones antisemitas y se acabó Galliano. Cualquiera de estos, pasando por Truman Capote o Andy Warhol, seguro que hacían declaraciones muchísimo peores. Formaba parte de su leyenda negra, pero hoy te aniquila tu imagen. También entramos en la cultura de la cancelación, YSL podría haber sido cancelado tantas veces durante su vida… pero quizás porque todavía lo vemos con unos ojos más libres aceptamos que sea así. Quién sabe si dentro de unos años se le vuelve a mirar con los ojos de esos años, igual estamos hablando de alguien totalmente deleznable y nadie habría publicado este libro de sobre él.
Saint Laurent fue un genio de la moda, ¿por qué cree que le hubiera gustado a él pasar a la historia?
Él quería que su nombre estuviera escrito en los Campos Elíseos, tenía una necesidad de eternidad, ahora esos conceptos en la moda se han acabado… Si hoy Balenciaga levantara la cabeza y viera las sneakers de Balenciaga se volvía a la tumba. Él se murió sabiendo que iba a ser recordado y que ya era un grande. Y lo que vino después tampoco le gustaba en cierta medida, incluso desapareció su nombre de pila de la firma. Marca el fin de su época. Él desde el principio tenía claro que quería ser eterno. A diferencia de Karl que se tuvo que adaptar a las distintas casas en las que estuvo, él siempre fue YSL salvo al principio que aprendió las cuatro nociones en Dior, eso es muy siglo XX, y ahora es el mundo de las grandes marcas sin una cara detrás.
¿Sin que no sabía vivir YSL?
No habría sabido vivir sin la mujer y sin el color, y fíjate que a él no le gustaban las señoras pero no sabía estar sin mujeres a su alrededor. Y el color Majorelle es una oda al color y su moda también lo era, esa búsqueda de la belleza que tenía tan exacerbada.
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