La caída de la mujer más rica de África: de fiestas con Paris Hilton a la muerte de su banquero de confianza

Este miércoles día 22 han pasado demasiadas cosas en el mayor escándalo de corrupción con el que hemos abierto 2020. Primero, las autoridades angoleñas presentaron cargos oficialmente contra Isabel Dos Santos ejecutiva financiera de Eurobic, banca de inversión portuguesa, y máxima accionista de esa banca. La mayor parte de los 1.900 millones de euros en los que se estima su fortuna personal, dice el fiscal general angoleño Helder Pitta Gros, pertenecen a Angola. Y eso que en esa estimación faltan buena parte de los presuntos fraudes, evasiones de divisasy blanqueos de dinero al frente de Sonangol, la principal petrolera angoleña que gestionó entre 2016 y 2017 con gran ruina para el país. ¿El dinero que tendría que devolver Dos Santos, según la Fiscalía? Casi 1.000 millones de euros. Para empezar.

Pitta Gros también acusó ese día a Nuño Ribeiro da Cunha, directivo en el mismo banco, y figura clave en el entramado que permitió a Dos Santos enriquecerse. Ese mismo día Eurobic también confirmaba que había roto su relación de Dos Santos. Al mismo tiempo, tres ejecutivos de otra gran empresa luso-angoleña eran llamados a declarar por sus superiores por su relación con el caso Sonangol. Han preferido dimitir antes que dar explicaciones.

Ese mismo miércoles Ribeiro da Cunha moría en Lisboa, presumiblemente por su propia mano.

Es la culminación de un escándalo que Dos Santos nunca creyó que fuese a salpicarla cuando, hace casi dos años, todavía se paseaba por su querido festival de Cannes. Acudiendo a fiestas, posando con Paris Hilton o Chris Tucker, con su actitud permanente de "princesa de Angola". Aunque ahí ya estaba al borde del abismo: su padre, que había sido presidente de Angola durante 38 años, ya no ostentaba el cargo. Y su sucesor la apartó fulminantemente de la presidencia de la joya de la corona angoleña. De Sonangol, la petrolífera emblema de la corrupción bajo el régimen de José Eduardo dos Santos.

La misma Sonangol de la que en un año cualquiera podía esfumarse 32.000 millones de euros -pasó en 2011, según el Fondo Monetario Internacional-. Donde las contabilidades creativas -"discrepancias" para el Gobierno- y la fuga de miles de millones a través de sociedades instrumentales, como las que manejaba Ribeiro Da Cunha, se conviertan en un extractor más eficaz que las plataformas de la petrolífera.

En los últimos años, ni Sonangol ni Galp -también participada por los Dos Santos- han sido capaces de detener el declive de la producción. Si entre 2005 y 2008 Angola producía más de 2 millones de barriles diarios, en los últimos seis años ha sido incapaz de llegar a 1,5 millones. Es un desastre para una economía donde la exportaciones las ocupa el petróleo en un 95%, y donde los ingresos públicos dependen en casi un 70% de esa industria. Y la gestión de Dos Santos en Sonangol tuvo un reflejo directo en la economía del país: nunca en la reciente historia angoleña se había visto una caída en la economía así, de un 2,6% del PIB.

El problema no es sólo el fraude sistemático; ni la fortuna que haya podido construirse Dos Santos vía Dubái y otros países. El problema reflejado en los Luanda Leaks, los Papeles de Luanda, más de 700.000 documentos filtrados por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación es la corrupción inherente a la principal fuente de ingresos del país. El entramado de sobornos, blanqueos, contratos a dedo y demás ingredientes de la gestão danosa -la mala gestión de recursos públicos, un delito tipificado- de la sociedad paraestatal. Una fraude a los 30 millones de habitantes de un país empobrecido (el 48% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza), cuya renta per cápita es la décima parte de la española y la esperanza de vida se detiene antes de los 62 años.

Ahora, Dos Santos, a la que los papeles de Luanda han puesto contra las cuerdas, tiene que decidir. O acude voluntariamente a su país a explicar su inocencia -que mantenía hasta esta semana, junto a insinuaciones de que estaba pensando suceder a su padre como presidenta de Angola- o tendrá que afrontar una orden de arresto internacional.

Fuente: Leer Artículo Completo