La importancia de la capa de ozono

El 16 de septiembre se celebró el Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono, una fecha que cumple ya 35 años. La vida en la Tierra no sería posible sin luz solar, pero la energía que emana del sol sería demasiado dañina si no fuera por la capa de ozono. Según la Agencia Europea del Medio Ambiente, esta capa se ha reducido un seis por ciento de media cada década desde los 80. Y se nota.

Nuestros abuelos podían estar todo el día al sol sin quemarse, mientras que nuestros hijos necesitan protección solar para evitar daños irreparables en su piel. Pero no todo son malas noticias. Gracias a los acuerdos internacionales, se prevé que la atmósfera recupere su estado “normal” a partir de 2050.

¿Qué podemos hacer nosotros para contribuir a mimar la capa de ozono?

Evita el uso de barnices, pinturas, aerosoles y aislantes que lleven CFC (clorofluorocarbonos), el mayor responsable de la destrucción del ozono.

Utiliza electrodomésticos, aparatos y luces de bajo consumo. En España se podría ahorrar más de una tonelada de emisiones de CO2 al año si contáramos en nuestras casas con electrodomésticos más eficientes, con un menor consumo de agua y electricidad.

Revisa el mantenimiento de los aires acondicionados. Los equipos modernos, afortunadamente, utilizan refrigerantes alternativos que no dañan la atmósfera.

Restringe el uso del coche y opta por transportes sostenibles en la medida de lo posible. Y no lo hacemos de todo mal: un ciudadano en Estados Unidos emite diez veces más gases que uno en Europa.

En España se podría ahorrar más de una tonelada de emisiones de CO2 al año si contáramos en nuestras casas con electrodomésticos eficientes

El Amazonas, en situación de estrés

La ciencia hace años que aprendió a describir las fragancias de la naturaleza. Para ello, utiliza aparatos capaces de medir sus ingredientes principales, los compuestos orgánicos volátiles (COV) que desprenden las plantas, los hongos, las bacterias y todos los animales para comunicarse entre ellos.

Ana María Yáñez acaba de publicar un estudiosobre los compuestos volátiles que emiten los bosques del Amazonas. El escrito explica que en 23 años la deforestación, los incendios y el cambio climático han hecho aumentar la concentración de sesquiterpenos, mientras que ha disminuido la de isoprenos.

El bosque tropical ha cambiado su aroma y desprende estos dos compuestos cuando está en una situación de estrés.

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