Maye Musk es, entre otras cosas, la madre de Elon Musk, el dueño de Tesla y fundador del programa espacial privado más exitoso hasta la fecha, Space X. También es modelo, dietista titulada, empresaria y escritora. En la última década, ha aparecido en vídeos de Beyoncé, portadas de revistas; y se convirtió a los 69 años en imagen de una marca de cosméticos (junto a Aisha Curry o la actriz de Riverdale Lily Reinhart) en sustitución de Zendaya, apenas 50 años más joven que Maye Musk.
En su último libro A woman makes a plan: advice for a lifetime of adventure, beauty, and success [Una mujer hace un plan: consejos para toda una vida de aventura, belleza y éxito], la canadiense repasa una biografía que durante años estuvo lejos de ser tan exitosa. En especial, la determinación que la llevó a cumplir todos sus logros tras el penoso matrimonio con Errol Musk, a quien su propio hijo ha definido alguna vez como "un ser humano espantoso". Y, sobre todo, contesta a "algo que la gente siempre me pregunta: cómo hice para criar a unos niños tan exitosos" en esas condiciones tan adversas.
Errol y Maye, novios desde el instituto, se casaron en 1970. Nuestra protagonista recuerda que aquella decisión ya fue un error. Errol ya era propenso al maltrato y las relaciones abusivas desde antes del matrimonio. Juró cambiar. No lo hizo. Durante nueve años, la carrera prometedora de modelo de Maye quedó estancada, entre el nacimiento de sus tres hijos (Elon, el mayor de ellos, nació en 1971) y el perpetuo terror doméstico.
Fueron nueve años y no menos porque en Sudáfrica, donde se casaron y vivían, el divorcio no fue legal hasta 1979. Ese mismo año, Maye Musk se acogió a la nueva ley y se encontró: "Con 31 años, madre soltera de tres niños. Y mi prioridad era cuidar de ellos".
En uno de los capítulosl, Maye explica las claves de esos años en los que tuvo que combinar el trabajo a tiempo completo con la crianza de sus tres hijos. Y que explica también por qué su primogénito es tan alérgico al lujo como dado a las semanas de carga de trabajo eternas o a dormir en las megafábricas de Tesla si los plazos de producción apremian: "Mis hijos tenían que saber cuidar de sí mismos y tener consideración con mi trabajo, porque había convertido el dormitorio en mi oficina. No hace falta sentirse culpable (…), hace falta un plan en el que conseguir ayuda venga de donde venga".
En este caso, la ayuda venía en forma de sus hijos. "Mi hija Tosca [hoy dueña de su propia productora de cine] venía a mi despacho a escribir cartas en un procesador de texto (…). Al mayor, Elon, se le daba muy bien ayudarme a entender las funciones del procesador de texto. Y el más joven, Kimbal [al frente hoy de varios restaurantes], siempre estaba dispuesto a ayudar. ¿Qué puedo decir? Necesitaba ayuda".
Pero incluso en ese contexto en el que Maye trataba de sacar adelante su empresa de nutrición con la ayuda de sus hijos, Maye encontró su propia forma de educarles:
"Crié a mis hijos como mis padres nos criaban cuando éramos niños: para que fuesen independientes, amables, honestos, considerados y educados, para que trabajasen duro e hiciesen cosas buenas. No les traté como si fuesen bebés ni los regañaba. Nunca les dije qué estudiar. Ellos me decían lo que estaban estudiando, o no. Nunca comprobé que hubiesen hecho los deberes: era su responsabilidad. Y ya se ha visto que no es algo que haya hecho daño a sus carreras. Creo que tanto mis hijos como yo nos beneficiamos de asumir esas responsabilidades tan pronto".
"Cuando se hicieron mayores también se hicieron responsables de sus propios futuros a través de sus decisiones: a qué instituto ir, a qué universidad apuntarse. Todos los formularios, inscripciones y todas las peticiones de becas los hicieron ellos. Mis hijos se beneficiaron porque me vieron trabajar muy duro simplemente para que tuviesen un techo, comida y ropa de segunda mano. Cuando fueron a la universidad, vivieron en condiciones bastante pobres: colchones en el suelo, seis compañeros de piso, casas que se caían a pedazos. Pero no les importaba. Si tus hijos no están acostumbrados al lujo, pueden sobrevivir bien. No tienes que malcriales. Cuando estés segura de que tus hijos están fuera de riesgo, deja que cuiden de sí mismos.
La gente me pregunta a menudo qué hice para criar a unos niños que han tenido tanto éxito. Lo hice dejando que siguiesen sus propios intereses. Si quieren empezar un negocio y crees que es buena idea, apóyales. Enseña a tus hijos buenos modales. Pero deja que ellos decidan lo que quieren".
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