La nueva vida de Diego Vasallo: de Duncan Dhu a la pintura abstracta

Diego Vasallo ha adoptado con los años un aire tranquilo y pausado que parece ir acorde con los pasos de su carrera artística. Envuelto en cierto aire nostálgico, el donostiarra que fundó la banda Duncan Dhu en 1984 junto a Mikel Erentxun y Juan Ramón Viles desprende serenidad, a pesar de su mente inquieta. Una mente que le ha llevado a incursionar en nuevas disciplinas y que ha conseguido labrarse, tímidamente, un hueco en el mundo pictórico.

El artista acude a la sobriedad del negro que caracteriza su vestimenta para dar forma a su pintura abstracta. En 2002, presentó su primera exposición individual, "Diario de un Poema", en la Galería Arteko de San Sebastián, un escenario en el que suele mostrar sus cuadros y dibujos. En sus inicios como pintor —vocación que lleva en la sangre y que empezó a poner en práctica antes de tocar instrumentos—, sus cuadros eran coloridos y representaban figuras humanas, pero con el paso del tiempo, Vasallo ha apostado por la sencillez de los trazos negros con fondos blancos y amarillos.

A pesar de su carácter esquemático, su pintura bebe de algunos paisajistas románticos como William Turner y ese amor por lo sencillo, por lo etéreo, también se percibe en sus redes sociales. Plagados de capturas en blanco y negro o en tonos sepia, sus perfiles inmortalizan algunos paisajes de su natal Donostia y manifiestan su amor por el mar balear de Menorca. El universo interior del artista deja así su huella en un mundo virtual en el que, de nuevo, se desprende de la figura humana. El único autorretrato que podemos ver en su cuenta de Instagram va acompañado del título de una de las obras de Émile Cioran, Ese maldito yo, rescatando el grito desesperado del filósofo para entender cómo vivir en un mundo desquiciado en el que la razón resulta un mito.

El que fuera también vocalista y bajista de Los Dalton antes de conocer a Erentxun ha pasado de ser componente de un grupo a dirigir sus propios cuadros, que tienen algo de la poesía que ha plasmado en dos libros: Canciones que no fueron y Al margen de los días. “Té o café por las tardes y vino por la noche. En eso consiste casi todo”. Éste es uno de los textos que conforman unas obras breves, plagadas de fragmentos de su vida cotidiana que se alejan de cualquier pretensión literaria y que van acompañados de ilustraciones rápidas.

Porque a Vasallo le gusta la inmediatez, aunque se toma su tiempo para alimentar su vena artística a través de la lectura, los viajes y los paseos. Con esa misma velocidad grabó en 2013 un EP junto a Mikel Erentxun, El duelo, regresando a los orígenes de Duncan Dhu. Durante ese reencuentro, tres décadas después de la formación del grupo, el dúo donostiarra acudió al rock and roll de los años 50, al country y al folk de grandes maestros como Bob Dylan, Elvis o Ray Lamontagne.

Su canción "El duelo" habla de cambios de sentido, de balcones que asoman a un tiempo que se ha ido y de un nuevo amanecer. Eso bien podría definir la carrera de Diego Vasallo, quien inició su andadura en solitario en 1997 bajo su propio nombre y ha publicado siete discos hasta la fecha. Este año ha reaparecido con "Sesiones de Moon River. Vol. 1", una grabación en directo que realizó en 2017 en los estudios Moon River de Santander y que contiene ocho de las canciones habituales de su gira "Baladas para un autorretrato", su penúltimo disco publicado en 2016.

Desde sus comienzos en solitario, sus letras tienen más peso y reflejan un ser poco convencional, un rara avis que ha sabido encontrar nuevos caminos más allá de la difícil industria musical, cuya estabilidad está reservada solo a unos pocos afortunados. Unas palabras de Robert Forster que compartió el mes pasado en Twitter podrían ser una buena definición de su actitud ante la vida: “Sé cada día mejor en lo que haces, incluso cuando nadie te aplaude. Porque si eres de los que necesitan palmaditas en la espalda para crear algo, no estás en el trabajo adecuado”.

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