“Y en el reloj de antaño, como de año en año, cinco minutos más para la cuenta atrás”. ¿Quién no ha entonando este y otros versos de la mítica canción Un año más de Mecano cada Fin de Año? Sin duda, este 31 de diciembre será más especial que el de años anteriores. La Puerta del Sol no estará a reventar de gente con divertidos sombreros y botellas de champán para brindar por el Año Nuevo y los encargados de retransmitir las campanadas en el mítico enclave lo harán ante un silencio inquietante que jamás se ha vivido en una noche como esta.
El Ayuntamiento de Madrid ha anunciado que la única persona que estará en el Kilómetro Cero esa noche será Nacho Cano (57) para interpretar un único tema en homenaje a las víctimas de la pandemia. Un momento que seguro emocionará y que devuelve a uno de los músicos más conocidos de los ochenta, del que poco se sabe desde hace más de dos décadas cuando Mecano dijo hasta luego.
Madrileño de nacimiento, el tercer miembro de Mecano junto a su hermano José María (61) y la vocalista Ana Torroja (61) se puede decir que casi desapareció de la vida pública aquel 29 de septiembre de 1992, día en el que cerraban el tour mundial Aidalai en la plaza de toros de Valladolid. En ese momento, el grupo dijo querer tomarse un descanso después de una gira de más de un año por dos continentes. Pero fue el último concierto de la carrera de uno de los grupos más recordados de los fabulosos años ochenta. El broche final lo pondría José María Cano en 1998 durante la entrega de los Premios Amigo al anunciar por sorpresa (incluso para Ana y Nacho) que dejaba la banda.
El yoga, su negocio
Desde 2012, el hombre que tocaba varios teclados sobre el escenario con el pecho al descubierto y el sudor cayendo a chorros por su cuerpo decidía instalarse en Miami, ciudad en la que reside actualmente. Su pasión por la cultura budista y el yoga le han llevado a convertirse no sólo en un músico admirado desde hace décadas, sino también en un empresario de éxito. Fue él quien inició a Penélope Cruz en el budismo y la meditación cuando eran pareja (e incluso dicen que por él se hizo vegetariana) y con ella viajó a Nueva York tras la separación de Mecano. Él se aficionó al yoga para recuperarse de dos intervenciones de estómago, una hernia en la columna y fuertes dolores. Fue una especie de salvación para Nacho y a partir de ahí lo convirtió en su estilo de vida.
En Florida, Nacho montó una escuela de yoga (Hot Yoga Brickell) en el barrio de Brickell (dicen que también intentó hacerlo en Madrid) y el éxito fue inmediato con miles de socios en apenas unos meses. Le ayudó su novia, la periodista madrileña Cristina Arámbarri. Muchos de los que pasaron por ahí eran rostros conocidos de la NBA o del mundo del espectáculo como Paulina Rubio, Penélope Cruz y la mismísima Lady Gaga. Desde principios de los 2000, el músico practicaba esa disciplina en Madrid y era asiduo a uno de los primeros centros de Bikram Yoga de la capital en el barrio de Malasaña.
Aunque no viene demasiado a España, al menos dos semanas al año se instala en su preciosa casa en la urbanización Isla Blanca de Ibiza, donde realiza retiros espirituales con su escuela (en 2020 celebraron uno por streaming). La vivienda, de 300 metros, cuenta con estudio de grabación y una sala de teatro exterior. En 2019, se anunciaba que la cadena española de gimnasios Fitup se aliaba con Nacho Cano para abrir de la mano un centro deportivo de fitness en Miami a pocos metros de su centro de yoga.
Compuso un tema a los Reyes en su boda
Tras la ruptura de Mecano, Nacho siguió algunos años en el mundo de la música. Primero lanzó Un mundo separado por el mismo Dios en 1994, un álbum instrumental de lo más sofisticado, y luego grabó tres discos más, El lado femenino (1996), Amor Humor (1999) y No controles (2001). A mediados de 2002 fue el encargado de componer la música instrumental que representaría a la candidatura Olímpica de Madrid 2012 y dos años después compuso y estrenó una partitura encargada por el Ayuntamiento de Madrid para conmemorar la boda entre el entonces príncipe de Asturias y Letizia Ortiz.
En 2005 se involucró de lleno en la creación del musical teatral Hoy no me puedo levantar, que aunque no estuvo exento de polémica (el músico acusó a la dirección de “querer convertir el espectáculo en una máquina de rentabilidad rápida, reduciendo personal y alterando el contenido de la obra”), tuvo un éxito arrollador durante varios años en Madrid y en México.
Fue en 2008 cuando presentó A, otro musical que no tuvo tanto recorrido como el primero pero estuvo año y medio en cartel en Madrid y Barcelona. En 2019, Nacho Cano sorprendía a todos volviendo a un escenario. Lo hacía en agosto de ese año en el Festival Sonorama Ribera de Aranda de Duero (Burgos) como estrella principal del cartel, donde ofreció un concierto de pop-rock junto a artistas de la escena indie actual y una selección de canciones de Mecano. Su actuación esta Nochevieja en la Puerta del Sol será su regreso a la escena musical.
Dos niños bien que se apasionaron por la música
Porque la música siempre ha estado presente en la vida de Nacho y de su hermano mayor José María. Desde niños, los dos aprendieron a tocar la guitarra con clases particulares gracias al esfuerzo de sus padres, Modesto Cano, licenciado en ICADE y que desarrolló su labor profesional en el sector textil, y Emilia Andrés, licenciada en Ciencias Políticas. Podemos decir que los hermanos Cano fueron dos niños bien de Madrid. Asistieron al colegio Nuestra Señora del Recuerdo, donde José María formaba parte del coro. Aunque cuentan que en su casa ni siquiera había radio ni un tocadiscos,
José María descubrió su pasión por la música gracias a un viaje a Valencia donde escuchó "Imagine" de John Lennon. Trató de inculcar a su hermano pequeño esa afición y juntos compraban discos de los artistas de la época. Nacho empezó como guitarrista en el grupo de rock Prisma cuando solo tenía 12 años.
Por aquel entonces, José María conoció a Ana Torroja en una fiesta (sí, como la canción) y mantuvieron una relación sentimental durante tres años. Luego él se marchó a estudiar Arquitectura a Valencia y a su regreso a Madrid en 1979, Ana empezó a hacerle los coros en las canciones que él interpretaba en algunas fiestas de amigos. En ese momento, Nacho ya se había vuelto loco por los teclados y se había adentrado en la música electrónica. José María tocaba la guitarra, Ana hacía los coros y Nacho los solos de las letras compuestas por el primero.
En 1980 nacía Mecano y su primer sencillo sería "Hoy no me puedo levantar". Lanzaron seis discos y su éxito fue brutal tanto en España como en Italia o Francia. Algunos de sus temas más famosos, "El 7 de septiembre" o "La fuerza del destino", estuvieron dedicados a Coloma Fernández, escritora nacida en Asturias con la que Nacho mantuvo un romance durante ocho años. Incluso tras la ruptura y durante algunos años más, la expareja seguía viéndose cada 7 de septiembre en el restaurante La Parra para comprobar si entre ellos seguía habiendo algo.
Pero la complicada relación entre los hermanos y el agotamiento de los tres miembros del grupo hicieron que desde 1992 vivieran trayectorias por separado, cerrando ese capítulo de sus vidas de manera definitiva en 1998. Siempre ha habido rumores de un reencuentro que los fans de Mecano han pedido una y otra vez, pero por ahora, no se ha hecho realidad.
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