Esta misma semana la actriz de ‘Juego de Tronos’, Emilia Clarke, confesó sentirse presionada para grabar escenas subidas de tono en la serie. La intérprete de Khaleesi, uno de los personajes protagonistas de la producción de HBO, realizó duras declaraciones sobre cómo se rodaron las escenas de sexo en la serie y afirmó verse obligada a prestar su imagen desnuda frente a las cámaras para, según ella y en palabras de los productores, «no decepcionar a los fans» de la serie.
La producción, además de por la ficción y la atractiva trama de su historia, se caracteriza también por tener un alto contenido de escenas de adultos que ya en más de una ocasión, generaron grandes polémicas entre sus seguidores, pero fue durante el podcast ‘Armchair Expert’, donde la actriz confesó al cineasta Dax Shepard en una entrevista, que la realidad de la grabación de esas tomas tenía mucho que ver con la ficción.
Tras las declaraciones de Emilia y en plena época del #MeToo, los directores audiovisuales de Reino Unido han reflexionado y tomado la decisión de publicar unas pautas a seguir para escenas de televisión y películas que contengan escenas de desnudos y sexo.
En un comunicado oficial de la página web de la asociación Directors UK denominado ‘Directing Nudity & Simulated Sex’, se afirma haber compilado una guía de prácticas obligatorias de actuación durante el rodaje de estas escenas, en las que se favorecerá el buen ambiente del set y el mutuo consenso entre actores y productores. Para llevarlo a cabo se establece en el mismo documento el consentimiento explícito del artista para poder grabar estas escenas, no incluir desnudos o semidesnudos durante los ensayos y hacerlo siempre en horario laboral y en un espacio profesional. Además, en guiones que requieran algún signo de violencia sexual, debe haber una persona encargada de presenciar la representación para velar por la seguridad y la intimidad de los actores.
También habrá posibilidad de modificar los guiones siempre y cuando el actor lo requiera al no sentirse cómodo y se favorecerá la conversación y valoración exhaustiva de las escenas subidas de tono entre guionistas y directores, permitiéndolas sólo siempre y cuando sea necesario para explicar la trama.
Este documento supone un gran paso en la industria cinematográfica y un ejemplo de superación en una etapa donde la sociedad demanda empatía y conciencia con temas tan delicados como los de la violencia sexual, discriminación de géneros y derechos de imagen.
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