"Mi afinidad política con Miquel Iceta es enorme. Desde hace tiempo los dos hemos trabajado nuestra relación, personal y política, hablando y compartiendo reflexiones prácticamente a diario. Hay días en los que hablo con él dos o tres veces, y eso allana el camino para una buena colaboración." Así se refería Pedro Sánchez a quie se perfila como próximo ministro de Política Territorial y Función Pública en su libro de memorias, Manual de resistencia.
Esa comunicación entre ellos se intensificó cuando el Procés se complicó y Sánchez encontró en el líder de los socialistas catalanes a un cómplice en el terreno."Una de mis primeras reuniones fue con él para abordar el tema de la consulta [independentista]. Entonces no imaginábamos ni una declaración de independencia ni un 155", cuenta Sánchez en esas mismas páginas.
Entre ambos tiraron adelante la firma de la "Declaración de Barcelona" donde los socialistas se unían para ofrecer una salida a la situación catalana. Y Sánchez loa el esfuerzo que hizo Iceta (60) para intentar convencer al entonces president de la Generalitat, Carles Puigdemont, y al líder de ERC, Oriol Junqueras, de que celebraran elecciones en lugar del referéndum ilegal del 1 de octubre y evitar la aplicación del 155. El tiempo dedicado no tuvo resultado, pero Sánchez recuerda esos días con agradecimiento.
El baile que los unió
Una de las pocas fotos que aparece en Manual de resistencia es la de Sánchez e Iceta bailando. La toma recoge el momento en que el catalán se arrancó con el "Don’t Stop Me Now" de Freddie Mercury y arrastró con él al madrileño, más rígido que el catalán, conocido entre los periodistas y sus colegas por ser un tipo espontáneo, al menos para los parámetros de la política actual. Iceta ya había danzado al son de esa música días antes en un acto en Badalona y ante Sánchez, pero esa vez y para cerrar la campaña electoral de las autonómicas de 2015, logró que se sumara a su coreografía. De ese modo, el futuro presidente del Gobierno confirmó que Iceta estaba de su lado, pero también su tirón mediático, pues el vídeo de ese baile se hizo viral en minutos.
Otro de los momentos clave en los que se refiere a imagen pública lo protagonizó en 1999, cuando a sus 39 años declaró que era gay. "Declararse hoy homosexual es más fácil que hace unos años. Hoy me declaro públicamente gay, pese a que siempre lo he sido. No es que salga del armario, sino que he bajado de la vitrina y me comprometo a apoyar y liderar el movimiento gay", dijo en un acto también de campaña un hombre que insiste en que su vida privada es privada y no admite ni una incursión en ella, aunque no tiene problema en dejarse ver con su pareja por el barrio barcelonés del Eixample, donde siempre ha vivido.
Tal como contó en Vanity Fair, le molesta que los titulares se centren más en cuestiones como aquel baile que en su programa político, sobre todo teniendo en cuenta que es autor de libros sobre la cuestión de la que ahora se tendrá que encargar desde la primera línea: la política territorial. La tercera vía fue el último trabajo publicado, un libro que le prologó Ángel Gabilondo.
Ese gracejo o tirón de Iceta no lo ven igual desde las filas independentistas, donde se ha convertido en los últimos tiempos en una especie de bestia negra. Por eso entre algunos periodistas políticos catalanes choca que Sánchez se plantee asignarle tarea relacionada con la política territorial, pues son conocidos los enfrentamientos, a veces de gran virulencia verbal, con líderes independentista como Oriol Junqueras. A otros informadores barceloneses no les extraña tanto, pues lo ven como una vendetta contra unos independentistas que en la primera legislatura sanchista impidieron que Iceta se convirtiera en presidente del Senado.
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