Lucía Rivera: "El "de" siempre cierra puertas, seas hija, hermana, novia…"

En el salvapantallas del móvil de Lucía Rivera puede leerse en letras grandes “Todo va a salir bien”, un mantra que le ayuda a enfrentarse a la vida con una dosis extra de optimismo. “Cuando alguien me dice esa frase parece que todas las dudas que tengo y esa autoexigencia que me martiriza van a mejorar”, afirma. La estrategia le está dando resultado. A sus 21 años vive un gran momento: su carrera como modelo va en ascenso y es feliz al lado del ocho veces campeón del mundo de motociclismo Marc Márquez. “La verdad es que no me puedo quejar”, reconoce con una sonrisa.

Mujerhoy Parece que por fin ha conseguido hacerse un nombre en la profesión.

Lucía Rivera De hace cuatro años a ahora, las cosas han cambiado mucho. Aunque sigan refiriéndose a mí con la coletilla de “hija de” o “novia de”, creo que ya se empieza a reconocer mi trabajo y se me da mi sitio.

M.H. ¿Cómo lidia con esas etiquetas?

L.R. No soy la única a la que le ocurre esto y es lógico que se refieran a mí así porque mis padres y mi pareja son los que son, pero lo justo es que me valoren por lo que hago y no por mi familia. Me gusta demostrar de lo que soy capaz por mí misma.

M.H. ¿Cree que le han beneficiado o perjudicado sus apellidos?

L.R. El “de” siempre cierra puertas, seas hija, hermana, novia… En el mundo de la moda hay marcas que prefieren no trabajar con personas conocidas porque sobresales por encima de la ropa y yo lo entiendo.

M.H. Empezó a trabajar a los 16 años. ¿Quizá demasiado pronto?

L.R. Sí, pero lo volvería a hacer, porque triunfar como modelo es mi sueño. He tenido que renunciar a muchas cosas. Por ejemplo, me habría gustado poder salir a la calle en pijama sin el temor de que me hicieran fotos o me preguntasen por cualquier polémica familiar. A mí me duele mucho cuando me interrogan por algo relacionado con mi padre.

M.H. Es que es famosa desde muy pequeña y la hemos visto crecer…

L.R. ¡Pero si yo fui una niña muy alejada de este mundo! Me criaron mis abuelos en Asturias y tuve una infancia como la de cualquier otra niña. Si algo hicieron bien mis padres fue alejarme de los focos, aunque es verdad que no era totalmente normal porque era hija de quien era. Fui a 11 colegios y ahora debería estar en la universidad. Pero yo me considero una persona como cualquier otra: me levanto pronto, voy al gimnasio, trabajo, me hago la comida…

M.H. ¿Ha tenido que madurar muy deprisa para su edad?

L.R. De adolescente, yo ya creía que era adulta porque viajaba sola por el mundo, trabajaba y decidía por mí misma. Estoy orgullosa de mi pasado, porque tomar decisiones a los 16 años me ha dado sabiduría y fuerza para hacerlo a los 20. También me ha servido para conocerme y estar a gusto sola. Me encanta estar en casa tranquila y ver desfiles, una serie o cantar frente al espejo sin que nadie me mire y me juzgue. Estar sola es la única forma de hacer lo que me dé la gana sin tener que pactar con nadie, algo que no llevo nada bien.

M.H. ¿Cómo es la relación con su madre, Blanca Romero?

L.R. ¡Mucho mejor que hace años! Antes discutíamos más, ahora es como mi mejor amiga. Creo que está orgullosa de lo que estoy consiguiendo pero más de la persona en la que me he convertido. Cuando le dije que quería ser modelo, me apoyó completamente. Me aconsejó sobre cómo dar mis primeros pasos y después ya fue: “Búscate la vida”. Lo curioso es que físicamente cada vez me parezco más a mi padre biológico. A él solo lo he visto un par de veces y no mantenemos ninguna relación porque tampoco la necesito.

M.H. ¿Y con su padre adoptivo, Cayetano Rivera?

L.R. Normal, aunque no somos un padre y una hija convencionales porque nuestra historia es peculiar… Creo que él hubiera preferido que estudiara una carrera, porque esta profesión es inestable y conlleva riesgos.

M.H. ¿Cómo consigue que funcione su relación con Marc Máquez en la distancia?

L.R. Como podemos. Con nuestros trabajos es complicado. Somos muy jóvenes y, cuando empezamos a salir, los dos éramos muy conscientes de que cada uno tenía su vida. Yo estoy casi empezando, me quedan muchos cosas por hacer y me gustaría irme a Nueva York o Los Ángeles. Y Marc todavía tiene mucha carrera por delante. Es adorable y muy buena persona. Valoro mucho la felicidad a su lado, pero soy una persona independiente. Querer a alguien no te puede privar de tus sueños.

M.H. ¿Se plantea seguir los pasos de su madre en la interpretación?

L.R. En el futuro no lo descarto, porque me gusta mucho. Pero la moda es mi plan A y hay que tener cuidado de no estancarse, es una carrera muy corta. Aunque cada vez hay más modelos mayores que no paran de trabajar. Mira a Eugenia Silva o Ariadna Artiles, que rondan los 40 y parece que siguen teniendo mi edad. ¡Aspiro a ser como ellas!

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