En esta nueva entrega de Mzungu: Operación Congo, el equipo vive una curiosa experiencia en plena naturaleza al verse prácticamente rodeado por un grupo de gorilas de montaña durante su visita al parque nacional de Virunga.
Sin embargo, las noticias que llegan de Meía precipitan el regreso a la aldea, ya que la construcción de la escuela está completamente parada debido a la rotura de la motosierra que utilizan para cortar la madera necesaria para el funcionamiento del horno de ladrillos y para construir las vigas del tejado. Por este motivo, el equipo vuelve a Goma para arreglar la motosierra y aprovecha la oportunidad, ya con los permisos necesarios, para acceder al Campo de Desplazados de Mugunga.
En su camino de vuelta, el equipo es asaltado en plena noche y el cúmulo de situaciones violentas lleva a José Antonio Ruiz a pedir ayuda a las autoridades. Además, el retraso en la obra le obliga a buscar por toda la región ladrillos en venta para poder continuar con la construcción de las paredes de la escuela. Tantos contratiempos afectan drásticamente al presupuesto y amenazan la ejecución del proyecto en el tiempo planificado.
La lucha por escolarizar a niños sin recursos
Después de vivir en 11 países durante más de 22 años y tras haber recorrido el mundo, José Antonio Ruiz decidió devolverle a la vida lo que la vida le había dado a él ayudando a quienes no habían tenido la oportunidad de estudiar, apostando por la educación como herramienta de desarrollo.
Motivado por su determinación de ayudar a los niños más necesitados del este de la República Democrática del Congo, José Antonio Ruiz –con 30.000 € en el bolsillo recopilados entre sus propios ahorros y de donaciones de familiares y amigos– emprendió un peligroso viaje por lo más profundo del país y sus paupérrimas infraestructuras junto a dos operadores de cámara hasta localizar una comunidad remota sobre la que levantar los cimientos de la escuela. A lo largo de seis fascinantes entregas, José Antonio va contando las dificultades que supone intentar hacer su sueño realidad en un entorno muy complejo desde el punto de vista político, social y cultural.
Aunque su llegada fue bien recibida por una gran parte de la comunidad, la corrupción de algunas autoridades locales puso en riesgo no solo el proyecto, sino también la integridad física del equipo, que conforme avanzaba en su objetivo de levantar la escuela se vio obligado a sortear un peligroso camino de riesgos, guerrillas, bandidos y explotaciones de minerales como el oro y el coltán, conocido como ‘el mineral de la muerte’.
A pesar de los obstáculos y los contratiempos, la determinación de José Antonio le llevó a perseverar en su empeño y le permitió vivir experiencias extraordinarias a través del cariño y el esfuerzo de las personas que se implicaron en el proyecto y les iniciaron en numerosas tradiciones congoleñas; la convivencia en la selva con miembros de una tribu de pigmeos, con quienes compartieron su ancestral modo de vida; y la visita al fascinante volcán en activo de Nyiragongo y a los gorilas de montaña, entre otras situaciones.
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