No estaría mal vestir de novia a Shakira: hablamos con Rosa Clará y su hijo, heredero de la firma

“Mi madre nunca me dijo que siguiera sus pasos, me dio toda la libertad. He sido yo quien poco a poco he ido entrando en este mundo, he visto que se me da bien y me gusta”, nos cuenta Daniel Clará en la sede de la compañía de vestidos de novia que fundó Rosa Clará hace 25 años, a la que ahora dedica todo su tiempo. “Desde que volvió a Barcelona el 24 de agosto, con su MBA recién terminado en Boston, se ha implicado tanto en la empresa que no ha tenido ni un fin de semana libre”, apunta su madre, que lo mira orgullosa sentada a su lado en un amplio y moderno despacho acorde con la estética relajada y elegante de sus trajes nupciales. La sonrisa define al joven de 29 años. “Es humilde, inteligente y responsable. Sé que encajará muy bien en el proyecto, porque si pensara por un momento que iba a hacer el ridículo nunca hubiera permitido que entrara. No quiero que esté aquí solo por ser mi hijo”, dice Rosa convencida.

Aunque ya lleva algunos años aprendiendo a tiempo parcial cómo funciona un negocio que tiene presencia en más de 80 países de los cinco continentes, con 140 tiendas exclusivas y más de 4.000 puntos de venta, es ahora cuando Dani –como se le conoce– está asumiendo responsabilidades, ocupándose de las áreas relacionadas con el producto y las nuevas colecciones. Y lo hace en un año en que la empresa celebra bodas de plata mientras el mundo está inmerso en una pandemia de consecuencias todavía impredecibles.

“Antes del coronavirus, vendíamos más que nunca”

“Creo que es el peor momento que hemos vivido nunca, pero soy optimista porque cuando aparezca la posibilidad de hacernos pruebas PCR a un euro todos en casa, podremos volver a la normalidad. Las novias están ahí, sabemos que hemos de esperar, pero volverán a nosotros”, explica Rosa Clará, que se considera una afortunada porque el coronavirus llegó en un momento “en que estábamos vendiendo más que en toda nuestra trayectoria, los números eran fabulosos, no nos lo creíamos”. Eso les permitió asumir con cierta tranquilidad una crisis que tuvo cerradas tres meses las tiendas, aparcó las inauguraciones de Londres y Dubái y pospuso proyectos en Polonia, Israel y Turquía.

Al lado de esto, que la fiesta que tenían planeada para celebrar los 25 años se anulara era el menor de los problemas. “Es una pena pero ya celebraremos los 30 o los 35 con más ganas”, comenta la empresaria catalana, que también tuvo que cancelar su multitudinario desfile anual, donde nunca faltan las esposas de los jugadores del Barça, capitaneadas por Antonella Rocuzzo, a la que vistió en su boda con Messi.

Crecer unido a su madre

Cuenta que crecer solo junto a ella los unió muchísimo. “Me implicaba en su mundo, me enseñaba mil cosas de lo que hacía porque se traía el trabajo a casa, me preguntaba mi opinión y me educó el gusto estético. También me hizo responsable, ha sido una gran maestra”, explica. “He tenido una madre que ha valido por 100”.

Actualmente no tiene ninguna relación con su padre, quien durante años ha pleiteado con Rosa solicitando dividendos de la empresa, en un contencioso que todavía persiste. Cuando cumplió los 18,Dani decidió adoptar el apellido Clará en primer lugar. Fue el mismo año en que su madre se enamoró del empresario Josep Artigas, con el que se casó en 2013. “¿Sabes qué le dijo? ‘Josep tú puedes tener tus ideas, pero cuando mi madre te diga algo y la veas muy convencida, hazle caso porque le darás veinte millones de vueltas al asunto pero acabarás dándole la razón”, cuenta la empresaria riendo.

De la arquitectura al mundo de la moda

En esa época, el joven Clará estudiaba arquitectura en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de La Salle, curiosamente ubicada justo enfrente de la sede de 10.000 metros cuadrados de la empresa nupcial, en la zona alta de Barcelona, a donde se trasladaron desde Hospitalet de Llobregat hace una década, buscando más espacio.“¿Por qué crees que elegí este sitio? ¡Para irlo convenciendo de que viniera!”, bromea ella. Allí encontró numerosos vínculos con el trabajo de su madre. “Hablamos de volúmenes, de proporciones, de atención al detalle, de visión 3D, de estética…” Poco a poco se fue dando cuenta de que el oficio le había calado desde pequeño.

Rosa abrió su primera tienda en 1995 en el Passeig de Gracia, al dejar atrás su etapa en el gigante Pronovias, que pasó a convertirse en un durísimo competidor. “Me fui acercando poco a poco a la empresa porque me apetecía, y cuando estaba con el proyecto final de carrera ya empecé a involucrarme más”. En realidad, inició un proceso de aprendizaje intenso para descubrir si ese podía ser su futuro.

Aprendiendo en China

Durante un año, Dani pasó por todos los departamentos. De diseño a control de calidad. “Estuve hasta con los repartidores, con los chicos del almacén, y los pinchaba compitiendo para ver quién llevaba más cajas. Fue muy divertido”, recuerda. Aunque su prueba de fuego fue el circuito que realizó con los equipos de ventas alrededor del mundo, descubriendo cómo adaptar el ADN de la casa, siempre refinado, sencillo y moderno, a los gustos de las novias de cada país. Le impresionó China, estudió el idiomay está convencido que es un gran mercado a explotar.

Al terminar el periplo llegó la pregunta definitiva. ¿Quería seguir adelante? Si la respuesta era no, Rosa pensó que estructuraría la empresa para una futura venta, pero fue afirmativa. “Tengo el mismo gusto que mi madre, se me da muy bien este trabajo y al final las cosas que haces bien son las que te acaban agradando”, reflexiona Dani. Ella se emociona: “Me sentí muy feliz cuando me lo dijo, es un gran regalo trabajar a su lado y abrirle camino. Creo que la empresa tiene una buena base y que podrá hacer grandes cosas”.

El siguiente paso era consolidar una buena formación. Dani decidió cursar un MBA en el Babson College de Boston. “Soy europeo, he vivido en Asia y me faltaba entender la mentalidad americana, así que la elección estaba clara”.

La novia estadounidense

Otra circunstancia inesperada le ha acercado a Estados Unidos todavía más: Enamorarse de Anne Marie, una joven alta y rubia que es su novia desde hace casi tres años. Aunque es muy discreto, cuenta que lo suyo fue un auténtico flechazo que tuvo lugar nada menos que en una convención de clientes de Rosa Clará. La familia de Anne Marie es propietaria de tiendas multimarca en Estados Unidos, y son compradores de la firma catalana, una marca europea con personalidad que se está abriendo camino en un país dominado por empresas nupciales que llegan a facturar hasta 800 millones de dólares al año. “Nos conocimos en Barcelona. Fue cuando yo estaba viviendo en Pekín y ella estudiando en Milán. Un poco después fui a verla a Italia y quedamos para tomar algo, de manera muy natural”, revela. La cosa va en serio. Viven juntos en Barcelona, de momento junto a Rosa y Josep—con el que Dani se lleva muy bien–, hasta que decidan dónde residir.

Un millennial sin sneakers

Dani luce su elegante americana azul con pañuelo en el bolsillo. “No es mi manera de venir a trabajar habitual, ¿eh? Yo soy más de camisa y tejano, aunque no llevo demasiadas sneakers, me encantan los zapatos cómodos. Soy práctico ante todo”, cuenta mientras posa para las fotos entre modelos que lucen los diseños de la colección 2021, la que no llegó a desfilar por la pandemia, pero que ya está en las tiendas. “También hemos hecho una cápsula de invierno con capas, abrigos y jerseis para que las novias que no pudieron lucir su vestido en primavera lo puedan complementar”, cuenta, aunque su intervención en el diseño se notará en la de 2022.

En los últimos años ha sido una presencia constante en el front row de la firma, sentado al lado de las Wags de los jugadores del Barça y de las novias famosas a la caza de traje, que han sido muchas. Según revela, tiene buena relación con todas ellas en general, siendo una realidad que vive con naturalidad. No es mitómano.

Creció en ese mundo. Era un adolescente cuando su madre vistió a Paula Echevarría para casarse con el mediático Bustamante, a Montse Martí Caballé –en una boda con los mejores tenores y sopranos–, a Paulina Rubio –“tuvimos que ir a probarle los vestidos a Miami porque nunca tenía tiempo de venir a Barcelona”, dice Rosa—o a otra Paulina, la hija del presidente Mexicano Vicente Fox, uno de los pocos enlaces de novias vestidas por ella a los que la empresaria ha asistido. “Es imposible compaginarlo con el trabajo, ya hace mucho que tan solo voy a las de los amigos”.



“Me gustaron mucho Alexis Ren y Jay Álvarez”, dice Dani recordando que en 2016 esta pareja de instagramers que paseaba su amor por el mundo virtual fueron los embajadores de la casa, que apostaba por primera vez por personajes nacidos en las redes para acercarse a las novias más jóvenes. Fue algo pionero, como también lo fue cuando en 2012 vistieron de novia a la modelo transgénero Andreja Pejic, que acababa de desfilar para Gaultier en París y todavía se llamaba Andrej. Consiguió titulares en toda la prensa: “Eso sí que nos impresionó a todos”, reconoce Rosa, que siempre ha buscado diferenciarse y abrir caminos.

Vestir de novia a Shakira

Ya lo había hecho en sus inicios apostando por nombres como Karl Lagerfeld para crear líneas nupciales de autor, uniendo las tendencias de la pasarela al mundo blanco. “Ese fue un gran momento. Han sido años de mucho esfuerzo y mucha lucha, que han valido la pena”. Ahora pasa el testigo a Dani, que pretende seguir causando impacto: “No estaría mal vestir de novia a Shakira, por ejemplo”, comenta. Y quién sabe si algún día hasta diseñarán vestidos de novio. “Esta empresa puede tener mucho recorrido”, apunta Rosa, que ya empezó a delegar responsabilidades hace 7 años fichando al CEO Manuel Cano para ocuparse de la parte económica de un negocio 100% familiar, mientras ella seguía con lo que le apasiona, el producto.

Ahora aspira a poder pasar cada vez más tiempo alejada de responsabilidades, viajando parte del año y disfrutando de la vida con Josep. “El tiempo pasa muy rápido. El otro día estaba viendo con Dani un reportaje sobre los Juegos Olímpicos del 92. Le dije que en aquel momento yo tenía su edad y él era un renacuajo. ¡Parece que fue ayer!”.


Fuente: Leer Artículo Completo