La prensa internacional se precipitó, también porque la tentación de titular con ‘Megxit’ en plena discusión sobre el ‘Brexit’ era demasiado suculenta como para dejarla escapar. La versión oficial y las interpretaciones de la mayoría de los analistas de casas reales coincidieron: el príncipe Harry y Meghan Markle huían del Reino Unido por la persecución de la prensa y los ataques racistas y clasistas que recibía la última adquisición familiar de los Windsor, una americana en Londres. Pesó muchísimo la carta que él escribió para defender a su esposa de los tabloides y sus titulares inmisericordes, y en la que llegó a mencionar la alargada sombra del fallecimiento de su madre, Diana Spencer, en una persecución de paparazzis en París. Ahora, con los duques de Sussex ya instalados en Beverly Hills y su segundo aniversario de boda cumplido, la verdad sale a la luz. Y Meghan tiene menos que ver con la estampida de la pareja de lo que muchos pensaban.
Esta nueva interpretación sobre la tocata y fuga de los Sussex de Reino Unido ha sido publicada por el diario ‘The Sun’, pero algunos analistas e historiadores ya la apuntaron en el mes aciago de la huida. Parece que también se recoge en la nueva biografía autorizada sobre la pareja, «Finding Freedom: Prince Harry and Meghan and the Making of a Modern Royal Family». Según la fuente de ‘The Sun’, en el libro el príncipe Harry admite que la palabra ‘Megxit’ le enfada sobremanera, pues «hace ver que la decisión de alejarse de la familia real fue de Meghan». Y no fue así. «La realidad es que la decisión fue de Harry», asegura esa fuente anónima.
A los seguidores de las casas reales y a los fans de ‘The Crown’ no nos extraña nada la revelación: el príncipe Harry opta por desmarcarse de su propia familia, un movimiento que llevaba muchos años pensando, porque no terminaba de encontrar su lugar dentro de la familia real. Es una insatisfacción que ha perseguido a otros Windsor (la talentosa princesa Margarita, por ejemplo), pero que va creciendo conforme toman relevancia los sucesores al trono de Isabel II, en concreto su hermano el príncipe Guillermo y su padre, el príncipe de Gales. Pero Harry no se resigna a la marginación de los segundones: ha nacido para brillar, dentro o fuera de la familia real. Y, por lo visto, será fuera.
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