"No sé si mis canciones tienen fórmula, pero sí una línea argumental y un tío que escribe de una manera determinada. Me gusta ser bastante directo. ‘Cómo quieres ser mi amiga, si por ti daría la vida’ [verso de Agua] es una frase potente. Y me gusta mucho más que: ‘Cómo quieres ser mi amiga, si por la mañana cuando te veo pasear por el parque mi corazón late’. Eso no me interesa, eso que lo haga otro”. Contaba en 2017 Pau Donés (Montanuy, 1966- Barcelona, 2020), quien por entonces tenía muy claro su lugar en el mundo.
Hace tres años y tres meses recibí la noticia de que sería nombrado director de Vanity Fair. Se haría público el miércoles 8 de marzo de 2017 y yo tenía agendada una entrevista con el cantante, compositor y alma máter de Jarabe de Palo la tarde del martes 7 con motivo del lanzamiento de sus memorias 50 palos… y sigo soñando. Es por ello que tuve que delegar aquella entrevista en el periodista Fermín Zabalegui, al que sin embargo acompañé, porque no quería perderme la oportunidad de saludar al artista.
Diagnosticado de cáncer de colon en 2015 y limpio durante unos meses, los tumores habían reaparecido y resultaba impresionante observarlo atender una entrevista de 40 minutos con sus correspondientes fotos después de una jornada completa de promoción. Había algo titánico en la exposición de Donés, casi de reto, un vaciamiento. En cada respuesta se le iba el aire. Yo solo pensaba en que economizara resuello porque asumía que así conservaría la salud. Él no quería dejar de hablar, como si todo lo que registrara la grabadora revirtiera en legado. Resultaba paradójica tanta crudeza y tanto lujo de detalles proviniendo de uno de los trovadores más optimistas de nuestra cultura. Cantó al amor y cantó a la vida, y la vida lo quiso. Pau sabía que el tiempo, a sus 50 palos, era menos infinito que nunca.
Siento un profundo respeto por todo lo que consiguió a partir de himnos sencillos y pegadizos; en ocasiones, de una belleza casi dolorosa. Creo que a muchos les sucedió el 9 de junio con la catarsis de su desaparición: reparar en que Donés fue mucho más que Depende y Bonito, fórmulas diabólicas de quien comenzara como publicista para acabar encendiendo la llama del baile desacomplejado. Fue un autor memorable que buscó conectar con la gente siguiendo siempre la línea más recta posible. Proyectados a la estratosfera del éxito en 1996 con La flaca —cuando se vendían discos en serio—, no supimos lo importante que fue Jarabe de Palo hasta que los perdimos.
Aquel 2017 compuso Humo, una canción oscurísima —“Ahora que no tengo miedo, ahora que no tengo fe”—, antitética con la electricidad que emanó las dos décadas anteriores, y nadie pudo reprochárselo: “Cuando la vida se te va es como cuando tu novia te deja, que te desengañas a tope. ¿Qué voy a hacer sin ella? La he tenido todos estos años y no pensaba que me hiciera tanta falta o que la echara tanto de menos”.
Pau Donés protagonizó el lanzamiento del sencillo Eso que tú me das el pasado 23 de mayo, grabado con mariachis en una azotea y acompañado de su hija Sara, de 16 años, y vio publicado su disco Tragas o escupes el 26 de mayo, 14 días antes de su fallecimiento. No pude atravesar todas las capas del artista ni del hombre en aquel ratito que compartimos, pero hoy lloro la partida de alguien bueno que cimentó mi educación sentimental y afrontó esto y lo que vendría con la mejor de sus sonrisas. Solo quiero decirte adiós.
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