Qué decir (y qué no) a tu mejor amiga si le han diagnosticado cáncer de mama

Lo sentimos: tu mejor amiga acaba de recibir un diagnóstico de cáncer de mama y la noticia ha caído como una bomba en vuestra relación. Desde este momento acabas de convertirte en parte de la red de apoyo de una persona que está en su peor momento y quieres acompañarla en ese camino de la mejor forma posible. Pero así como nada nos prepara para hacer frente al duelo de las personas que han perdido a un ser querido, también es difícil que tengas en tu cabeza interiorizados los recursos que necesita tu amiga en este momento. En situaciones como esta no es extraño que metamos la pata con la mejor de nuestras intenciones diciendo o haciendo cosas que más que ayudar perturban a la enferma. Por eso queremos echarte un cable y resumir qué puedes hacer y decir (y qué no) para que tu amiga con cáncer consiga de ti justo lo que necesita. ¡Ánimo!

No le digas, “sé positiva, anímate”; dile: “lo siento mucho

La tormenta emocional a la que está haciendo frente tu amiga puede que haga que le cambie el carácter… y es normal. Sabemos que verla triste y decaída te pone nerviosa, pero no hay peor frase que le puedas decir en este momento que “anímate”. Si pudiera animarse, lo haría. Además, seguramente ella ya intenta “mantener el tipo” frente a sus hijos (por ejemplo) o sus padres (otro ejemplo) y para cuando queda contigo ya no le quedan ni fuerzas ni ganas de ser el alma de la fiesta.

En vez de añadir más presión a la presión conviértete en un bálsamo y confiésale que sientes mucho por lo que está pasando. Haz que perciba que contigo no tiene por qué fingir una sonrisa, solo así podréis convertir vuestras conversaciones en un refugio.

No le digas: “piensa en otra cosa”; dile: “cuando quieras hablamos de ello”

Ante un diagnóstico de cáncer hay pacientes que, de repente, se vuelven taciturnos, se aíslan un tiempo, están ausentes de las conversaciones… Ante esta situación puedes sufrir la tentación de intentar acelerar el discurso sobre el cáncer, sacar el tema tú, tener “la conversación” y así poder pasar a otra cosa, como si el problema desapareciera por no hablar de él. Ni que decir tiene que esta estrategia, que sirve más para rebajar tu nivel de ansiedad que el suyo, no sirve para nada.

En lugar de “acelerar” las cosas, sé paciente, espera a que ella esté preparada para hablarte del tema y, si lo saca, no intentes ventilarlo de un plumazo. También es útil que de vez en cuando le recuerdes que puede hablar contigo del tema cuando quiera, porque muchas pacientes tras un par de conversaciones dejan de contar cosas “por no molestar”.

No le digas: “sé cómo te sientes”; dile: “llámame cuando me necesites”

A no ser que tú también hayas pasado por un cáncer de mama no sabes cómo se siente. Por supuesto, esta situación también ha provocado en ti sentimientos de ansiedad, incertidumbre y miedo y estás muy preocupada, pero esas emociones no tienen por qué corresponderse con lo que ella está padeciendo e intentar identificar tu camino sentimental con el suyo no os va a cercar más.

Si de verdad quieres ser útil para tu amiga lo que deberías hacer, en vez de mimetizarse en su dolor, es dejarle bien claro lo mucho que la aprecias y lo disponible que estás para ella en este momento. Y para conseguir esto no hace falta decir grandes frases, basta con un “si me necesitas, llámame”. Y apunta en esta lista de disponibilidad no solo las palabras: los hechos importan ahora mismo más que nunca. Quizá tu amiga no necesite largas charlas a la luz de una chimenea en una casa rural, pero sí le vendría bien que la llevaras un día a su sesión de quimio o fueras a su casa en lo más duro del tratamiento para hacer batch cooking y dejarle la nevera bien provista de tuppers.

No le digas: “pensé que no te iba a apetecer”; dile: “¿quedamos esta noche?”

Con la sana intención de protegerla puedes tomar decisiones por ella sin querer y considerar que, planes que antes hacíais juntas ahora le resultarán imposibles. Pero no caigas en esa tentación de tomar esas decisiones de forma unilateral. Tu amiga sigue siendo la misma persona, y si todos los años vais disfrazadas a juego a la fiesta de cumpleaños de Manolito pues este año, si ella quiere, lo vais a hacer también. Cuenta con ella como lo has hecho siempre.

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