¿Quieres adelgazar y perder tripa? Pues apúntate a la dieta probiótica

Los alimentos probióticos no son solo una ayuda para tener un sistema inmune a prueba de bombas, el hecho de alimentar a la cepa adecuada de bacterias de nuestro microbioma intestinal también tiene un efecto beneficios que se nota al pesarnos en la báscula. ¿Pero de verdad ayudan los probióticos a adelgazar?

Los estudios científicos han comprobado que las personas que padecen obesidad y exceso de peso poseen una microbiota intestinal distinta a la de los individuos que están delgados. Por lo visto, esta alteración de la microbiota afecta, entre otras cosas, a la extracción de energía de los alimentos, el metabolismo de los ácidos grasos, la síntesis de hormonas intestinales (que están involucradas en el equilibrio entre lo que comemos y lo que gastamos) y la regulación de los depósitos de grasa del cuerpo. En conclusión, sí; si quieres perder peso más vale que cuides de tus bacterias intestinales con una dieta probiótica.

Para seguir una dieta probiótica debes tener algunos conceptos claros. El primero es qué es probiótico y qué es prebiótico. Los probióticos son las bacterias buenas que nos hacen estar sanos y delgados y que ya viven en nuestro intestino. Y los prebióticos es de lo que se alimentan esas bacterias. ¿Y qué les gusta comer a esas bacterias? Alimentos ricos en fibra y en un almidón que se encuentra especialmente en las judías.

Tu mejor opción para tener una buena cantidad de estas bacterias es incluir en tu dieta diaria alimentos frescos ricos en fibra, es decir, frutas y verduras. Aunque no lo creas, los vegetales están cubiertas de millones de bacterias de ácido láctico, algunas de ellas, de hecho, son las que se usan para hacer los suplementos de probióticos que te manda el médico cuando has tenido que tomar antibióticos y tus cepas bacterianas intestinales están bajo mínimos.

Pero no solo de vegetales viven tus aliadas intestinales. Otros alimentos que no pueden faltar en tu dieta para una flora intestinal sana son: el yogur (siempre que esté hecho con bacterias vivas y no esté azucarado); pasta de miso (la puedes usar para espolvorear el pescado o el pollo antes de cocinarlos, pero cuidado que es muy salada); el tempeh (ideal para hacerlo salteado, marinado o a la parrilla) y los pepinillos de toda la vida. Si incluyes estos alimentos en tu dieta e incrementas tu consumo de frutas y verduras, el poder adelgazante de las bacterias estará contigo.

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