'Sky Rojo': ¿Aventura tarantiniana o frivolización misógina?

Sky Rojo‘, la nueva serie de Netflix, ha abierto (de nuevo) un debate que vive en la esencia misma del audiovisual: ¿dónde se trazan los límites entre la forma y el contenido al tratar temas sensibles como la trata de personas, la prostitución y, en definitiva, la violencia contra las mujeres? ¿Tiene una película o serie la responsabilidad de apelar a la ética de la estética y ser coherente entre lo que muestra y cómo lo muestra? ¿O en realidad no habría que pedirle necesariamente compromiso político a productos diseñados para el puro entretenimiento? Con sus muchas ramificaciones, esta eterna reflexión, y la polarización que despierta entre cinéfilos, se ha reavivado a raíz del estreno de la serie creada por Álex Pina y Esther Martínez Lobato, al mismo tiempo alabada por su ritmo frenético y criticada duramente por caer en la banalización.

La serie sigue Coral (Verónica Sánchez), Wendy (Lali Espósito) y Gina (Yany Prado), tres mujeres que logran escapar el club Las Novias, donde las obligaban a prostituirse mediante amenazas personales y deudas imposibles de pagar. Su proxeneta Romeo (Asier Etxeandia) y sus lacayos, Moisés (Miguel Ángel Silvestre) y Christian (Enric Auquer), las perseguirán hasta el fin del mundo si hace falta, aunque ellas no parecen dispuestas a renunciar a su recién adquirida libertad. ‘Sky Rojo’ es una mezcla ‘pulp’ que bebe de la estética del cine de Quentin Tarantino (entre ‘Death Proof’ y ‘Kill Bill’), convirtiendo la prostitución en una espectáculo pirotécnico que busca criticar la trata y, a la vez, convertirla en un entretenimiento atractivo y sexualizado donde la violencia es explícita y las violaciones abundan en cada episodio. De ahí el debate que se ha encendido en redes sociales: ¿el fin justifica los medios?

Los creadores de la serie, que vienen de firmar otros éxitos como ‘La casa de papel’, ‘Vis a vis’ o ‘El embarcadero’, han insistido en diversas entrevistas en su documentación para escribir la historia y darle un poso de denuncia más allá de sus persecuciones adrenalínicas. En una charla con el medio eCartelera, Pina explica que es «un tema que siempre se ha tratado desde un género que es el drama social o el drama de denuncia o el documental» y que decidieron «utilizar la comedia negra casi cínica y corrosiva en algunos momentos, y la acción, que parece el género más superficial e inocuo» para crear esa misma concienciación. La estrategia, cuenta, es usar el método del caballo de Troya, meter en el espectador «pequeños torpedos que consigan hacerle reflexionar mientras se está divirtiendo». Su compañera, Martínez Lobato, añade que «aquí la comedia funciona como mecanismo psicológico de defensa frente a lo incomprensible», que es la dura violencia que sufren las mujeres secuestradas y esclavizadas. «No resultar frívolos», según aseguran, era una de sus mayores preocupaciones, lo que demuestra que eran perfectamente conscientes del sensible material que tenían entre manos.

Desde luego, hay otras producciones, documentales y de ficción, que ilustran mucho mejor el tema. Sin ir más lejos, el ganador al Goya 2021 al Mejor Cortometraje Documental, ‘Biografía del cadáver de una mujer’ de Mabel Lozano. Cuando aceptó su premio (vía Zoom), la cineasta dejó un importante mensaje que visibiliza, en tan solo unas líneas, por qué el tema en cuestión no es quizás para tomárselo a la ligera:

El discurso es absolutamente relevante al ver las imágenes de ‘Sky Rojo’, que retrata precisamente esta misma situación. La trata de mujeres mueve alrededor de 5 millones de euros al día en España, por lo que no es que sea un tema «sensible», es que es puro terrorismo perpetrado dentro de nuestras fronteras, permitido silenciosamente por las instituciones y mantenido por los clientes (los puteros) que se dejan su humanidad en casa mientras viven sus fantasías en los clubs de alterne. Lozano es una de las cineastas que mejor y de forma más contundente ha retratado en los últimos años la tragedia de la prostitución, en películas como ‘El proxeneta. Paso corto, mala leche’, pero la pregunta es: ¿pueden convivir estos trabajos valientes y necesarios (y pocas veces abrazados por el gran público) con una serie de proyección global que habla de la misma lacra desde el entretenimiento? ¿Deberían?

Depende a quién le preguntes. La crítica de FOTOGRAMAS y El Periódico, Beatriz Martínez, decía tajante en Twitter: «‘Sky Rojo’ es injustificable de ninguna manera. A nivel moral es vomitiva, su discurso es deplorable y su forma de plasmarlo da vergüenza ajena. Ficción inmunda y misógina que provoca arcadas pretendiendo molar y solo da mucho ASCO». Su opinión ha sido compartida a diferentes niveles por compañeros como los críticos Javier Zurro, Juan Sanguino, Alberto Rey o el productor Enrique Lavigne, entre otros.

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