Sonsoles Ónega vive un buen momento profesional. Ha debutado los domingos como conductora de La casa fuerte, cuya gala presenta los jueves Jorge Javier Vázquez, apoyado por Nuria Marín, como ya hizo en Supervivientes; sigue al frente de Ya es mediodía y acaba de publicar su quinto libro, Mil besos prohibidos. La periodista cuenta cómo se enfrenta a su nuevo reto televisivo en el reality.
¿Te sorprendió que te llamaran para este programa?
Ignoraba que Mediaset estuviera preparando un reality y me sorprendió que mis jefes pensaran en mí para presentarlo. Es más, recuerdo que a la propuesta, contesté: “Si tú me ves, yo haré por verme”. Me fijo más en la confianza que tienen los demás en mí, que en mí misma.
¿Eres tu peor crítica?
Sí. Me fustigo demasiado, y eso a veces me impide disfrutar de las cosas. Lo veo como defecto.
¿Te sientes cómoda al frente de este tipo de formato?
Sí. ¿Por qué no? En televisión todo es comunicación y tienes que acercarte a los formatos con una máxima: respeto a la audiencia. Es lo que tengo tatuado en la frente con La casa fuerte.
¿Estabas puesta en los concursantes o te lo has empollado?
He tenido que hacer una puesta a punto, no porque no siguiera el formato, porque informo en Ya es mediodía, pero me había desconectado un poco en el confinamiento.
¿Temes que tu respetabilidad profesional se resienta?
No creo que a alguien le cambie un programa. Yo soy quien soy, haga lo que haga. Es más, sigo siendo la misma reportera que hacía guardias en casa de Bárcenas. Esa es mi formación periodística, y luego los prejuicios son libres. En el entretenimiento hay equipos magníficos.
Ya es mediodía ha cumplido dos años. ¿Le vas a hacer la competencia a Jorge Javier en Mediaset?
Sería una osada si lo pretendiera, porque Jorge Javier es una figura indiscutible de estos formatos. Si él me lo permite, me acercaré para aprender, de la misma manera que hice en Ya es mediodía con a Ana Rosa. Luego cada uno aporta lo suyo.
Acabas de publicar Mil besos prohibidos. ¿Vale la pena vivir un amor tan complicado?
Disfrutamos más de lo difícil que de lo fácil. Y si hay un personaje en mi novela que lo demuestra es Constanza, que ha aprendido más de lo que ha perdido que de lo que ha ganado en toda su vida.
¿Cómo está ahora tu corazón?
Bien. Este libro me ha ayudado a confiar de nuevo. De momento, me basta con mis hijos, pero estoy abierta al amor.
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