Con una entusiasmada guitarra eléctrica y un montón de gente contenta irumpía el 3 de octubre de 1990 la serie Beverly Hills 90210. Un año más tarde, aparecía en nuestras vidas como Sensación de vivir, un título en la línea del optimismo que reinaba en la publicidad de la época ("la chispa de la vida", "ragazza siempre atrevida") . El fenómeno arrasó en España de forma aún más eufórica que en Estados Unidos: portadas de revistas, pegatinas, posters, pulseras de la amistad y camisetas con la cara de los protagonistas eran tan parte de nuestra vida como nuestros propios amigos.
Telecinco organizó un concurso de dobles (hace 29 años ya sabían rentabilizar al máximo sus contenidos) y la estética americana llegó a España más rápido que nunca. Los vaqueros hasta la cintura, los chalecos bordados y las camisas enormes con corbata se llevaban a la vez en Estados Unidos y en Salamanca. Los que tenían teléfono inalámbrico intentaban hablar tumbados en la cama, hasta que les subía la sangre a la cabeza y no podían mantener una conversación coherente.
Por el camino, aprendimos conceptos como "baile de graduación", "acuerdo prenupcial" o "asesinato en defensa propia", que no nos sirven de nada en la vida real, pero que nos enseñaron útiles lecciones de vida si algún día somos ricos y vivimos en Estados Unidos. No, Sensación de vivir no estaba dirigida a la clase media española, pero nosotros queríamos creer que sí. Y hasta hoy.
1. Ser el nuevo tiene ventajas
Cuando los hermanos mellizos Brenda y Brandon Walsh se mudan de Minnesota a Beverly Hills, lo pasan fatal (durante tres durísimos episodios) porque no se adaptan. En el universo del instituto West Beverly, tener alumnos de Minnesota es lo más parecido a aceptar inmigrantes ilegales. Pero como son blancos y guapos, enseguida se integran. Además, son muy sencillos y tienen valores mucho más íntegros que los superficiales nativos de Beverly Hills. Un extremo choque de culturas.
2. Odiar a Brenda era trending topic
Antes de la globalización, los espectadores se sentían culpables por detestar a esos protagonistas de televisión a los que se supone que debían adorar. Creían que el problema lo tenían ellos. La aparición del fanzine (esto era como un blog pero en papel y en blanco y negro) Hating Brenda (odiando a Brenda) fue la primera ola moderna de haters, mucho antes de los de Anne Hathaway. La propia acriz Shannen Doherty aseguró que ella también odiaba a Brenda Walsh, que estaba harta de que la gente la insultase por la calle y que ella no tenía nada que ver con Brenda. No. Ella era peor.
3. Shannen Doherty es el anticristo
Shannen no sabía caerle bien a la gente. Brenda no era antipática, más allá de juzgar constantemente a Kelly por ser una golfa, era Shannen la que emanaba vibraciones turbias. Ella quería hacerse estrella de rock, y el fanzine Hating Brenda publicó una entrevista con Eddie Veder (líder de Pearl Jam) en la que contaba que Shannen le acosaba para trabajar juntos y que era una niñata. Lo único que hizo Shannen tras ser despedida de Sensación de vivir fue protagonizar Embrujadas, de donde también la echaron a patadas con una fiesta organizada por Alyssa Milano (Phoebe Halliwell en la serie) en la que cogaba un cartel que decía "The witch is dead" (la bruja ha muerto) .
4. Los tipos duros arrugan la frente
El único recurso interpretativo de Luke Perry era fruncir el ceño y levantar las cejas. Suficiente. En aquella época ningún adolescente conocía a James Dean así que nos parecía que Luke había encontrado el truco definitivo para estar bueno cuando haga falta. Tan embelesados estábamos que ni nos dábamos cuenta de sus arrugas en la frente, una por cada uno de los 25 años que tenía Luke Perry cuando empezó la serie. Y aun así era 5 años más joven que Gabrielle Carteris (Andrea) .
5. Alguien puede echarnos algo en la copa
Donna Martin acabó su baile de graduación vomitando y cayéndose redonda delante del director, así que el instituto le prohibió graduarse. Si hubiese esa mentalidad en España, nadíe tendría acceso a la universidad. La culpa no era de Donna, alguien echó alcohol en el ponche y ella estaba nerviosa por perder su virginidad con David, pero daba igual. De hecho se llevó tal disgusto que tardó otras cuatro temporadas en perder la virginidad. David debía de arrepentirse de no haberle tirado los tejos a Kelly.
Afortunadamente, sus amigos organizaron una manifestación (cuesta creer que supieran lo que es una manifestación) al grito de "Donna Martin se gradúa", aunque se puede oir "Donna Martin se masturba". Una broma iniciada por Jason Priestley que caló hondo entre los extras del rodaje.
Precisamente Brandon se hizo alcohólico después de que alguien echase algo en su copa. A veces basta con un empujoncito para llevarnos a la perdición y a una noche en la cárcel. Afortunadamente Nat, el dueño del Peach Pit, no tenía vida propia y pudo pagar la fianza.
6. Las fotos de carnet pueden ser divertidas
A todos nos ha pasado. Estamos tomando algo con amigos, la conversación no fluye, y de repente alguien saca una cámara y todo el mundo se convierte en Pocholo Martínez Bordiú y pone caras de alegría que nunca pone en la vida real. Eso lo aprendimos de la cabecera de Sensación de vivir. Los protagonistas estaban a lo suyo (surfeando, bailando break-dance) cuando se percataban de que tenían una cámara delante y sonreían con una condescendencia que parecía decir "ay, mira, gente pobre en su salón".
7. La endogamia es un lugar seguro
La pobre Kelly era el blanco de todos los dramas sociales de la serie: pastillas de adelgazamiento que le convertían en una bruja, adicción a la cocaína tras meterse dos rayas, una violación que le empujó a la promiscuidad (?) , un tiroteo que le produjo amnesia, una madre alcohólica, un incendio durante una rave que la llevó a ingresar en una secta, de lo cual Brenda sólo se percató cuando Kelly le dijo que no le apetecía ir de compras y, lo peor que le puede ocurrir a una adolescente, acudir al baile de graduación con el mismo vestido que otra.
¿Qué es lo único bueno que le pasó a Kelly en 10 temporadas? Enrollarse con Dylan, Brandon y Steve alternadamente. En cuanto algún personaje empezaba a salir con alguien de fuera de la pandilla, empezaban los problemas: o era asesino, o era camello, o era pobre, o las tres cosas.
Según descubrimos en la secuela, Kelly abandonó su carrera en el negocio de la moda para hacer un máster en psicología y trabajar como terapeuta en el instituto West Beverly. Desde luego, no había ningún problema que cualquier alumno pudiera tener que no le hubiese pasado ya a Kelly Taylor.
8. La suerte de la fea la guapa la desea
Andrea Zuckerman es probablemente la primera pagafantas femenina de la historia de la televisión. Enamorada de Brandon, se refugiaba en los estudios pero cuando la aceptaron en Yale decidió quedarse en Los Ángeles. Cuando parece que su vida sólo existe para que Kelly y Brenda parezcan aún más triunfadoras, Andrea se queda embarazada y como le retrasan la cita de su aborto, se lo piensa mejor, decide tener a su bebe y se casa con el padre. Mientras tanto, Kelly se enfrentaba a un juicio por disparar su violador.
9. El flequillo le queda bien a todo el mundo
Kelly y Brenda lucían unos flequillos imposibles que les dificultaban la visión y se les metían en el lagrimal cuando parpadeaban. Es el precio de ser popular.Andrea y Donna optaban por el ahuecado y las mechas y por eso no tenían amigos.
10. El tupé sólo le queda bien a Dylan
Los directores de cásting querían que Dylan y Brandon fuesen los nuevos James Dean. Como no había tiempo para pensar, la solución fue peinarles como a James Dean. Miles de chicos intentaron imitar ese look, incluído Jesús Vázquez en su programa Hablando se entiende la basca, para darse cuenta de que el tupé requiere un mantenimiento agotador y que la gomina en los 90 hacía que el pelo siempre pareciese estar sucio.
11. Coger la pistola de tu padre es una mala idea
Esto ya lo sabíamos antes de ver Sensación de vivir. Durante una fiesta en su mansión, Scott coge el revólver de su padre y empieza a hacerse el chulo y el cowboy. Hasta Hannibal Lecter le diría "cuidado, chaval". Por supuesto se dispara accidentalmente y muere. La moraleja, no obstante, no es "no deberíamos tener armas en casa", sino "no cojas la pistola borracho". En Sensación de vivir el problema no es cometer un delito, sino cometerlo habiendo bebido.
12. El amor verdadero es tan solo el primero
Ya lo decía Amaia Montero, la Tori Spelling española. La trama que une a Kelly y Brenda en la serie-secuela es que ambas siguen enamoradas de Dylan, aunque sus carreras profesionales estén llenas de éxitos. Del mismo modo, David y Donna se casan en el último episodio de la serie, que congregó a 25 millones de espectadores en Estados Unidos a ninguno en España, pues aún no se ha emitido.
13. Las drogas son malas
O mejor dicho, son buenas si aprendes una lección vital de ellas, como hizo Kelly durante el episodio (sí, con uno le bastó) que pasa en rehabilitación. Valerie Malone (Tiffany Amber-Thiessen) era otra historia, porque fumaba porros y, cuidado, disfrutaba haciéndolo. Eso parecía horrorizar a la comunidad de Beverly Hills, y no el hecho de que fuese la dueña del Peach Pit After Dark a pesar de no ser mayor de edad. Sabemos Valerie es oscura porque es morena y no lleva mechas, pero además lo justifican contando cómo fue abusada de pequeña por su padre, a quien mató en defensa propia. Tras intentar suicidarse, huye de Beverly Hills, y reaparece en la boda de Donna y David para contar que tiene una relación estable en Buffalo. Todo solucionado.
14. El sexo sin amor sólo trae problemas
Aunque Dylan se droga, bebe y causa involuntariamente la muerte de su esposa, el único momento en el que sus amigos le dan de lado es cuando se acuesta con Valerie a pesar de no ser novios. Una cosa es esperar siete temporadas a perder la virginidad como Donna, y otra dejarse llevar por un calentón.
15. "Me elijo a mí misma"
En los 90 todo el mundo era #teamBrandon o #teamDylan, excepto Kelly. Después de marear varias temporadas, los dos guaperas del West Beverly le piden que tome una decisión, y después de meditar Kelly les dice que no quiere a ninguno de los dos, sino que se quiere a sí misma. Un emotivo alegato que además de feminista es mentira : al final se queda con Dylan y tienen un hijo.
16. Lo importante no es tener amigos, sino que lo parezca
La falsa felicidad de las cabeceras de Sensación de vivir es un precedente de las redes sociales. La vida de aquellos personajes estaba acechada por la muerte, la drogadicción, las infidelidades, la anorexia, la ludopatía y los cortes de pelo poco favorecedores. Pero ¿qué mas da? Son ricos. Como en las mejores familias, los actores no se soportaban entre ellos. Shannen Doherty sólo se dirigía a sus compañeros para gritar "yo en ese coche no me monto, o me traéis una limusina o me voy de la serie" (el karma ha hecho que ahora Shannen no tenga dinero ni para el abono transporte) .
Jason Priestley contó en su autobiografía (que debería titularse Nadie me lo ha pedido) que nunca perdonará a Tori Spelling que no fuese a su boda pero que se quedase con la invitación para venderla en un rastrillo por 5 dólares. Recientemente, Tori se cayó encima de una parrilla y se abrasó la cara. Da igual, tampoco era su cara de verdad. Ya se comprará otra. Igual que su padre (el productor Aaron Spelling) le compró la serie para hacerle famosa. Nunca le estaremos suficientemente agradecidos.
Artículo publicado originalmente el 2 de octubre de 2015 y actualizado.
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