Si alguien como Mathew Knowles (Alabama, 1952) se toma la molestia de "educarte", lo mejor que puedes hacer es callar y escuchar. Padre de Beyoncé y Solange, mánager de ambas durante el primer tramo de sus carreras, fue él quien definió lo que sería Destiny´s Child y dirigió su camino. Ha sido uno de los hombres más poderosos de la industria musical, atesora entre todos sus artistas más de 100 álbumes de platino y no hay un solo aspecto de este negocio que no conozca a la perfección. Aunque durante la entrevista que mantiene con Vanity Fair prefiere referirse a sí mismo como "ejecutivo musical", su discurso recuerda más bien al de un magnate del entretenimiento. A toda esta experiencia debe sumarse la faceta docente como profesor de Texas Southern Universiry, autor y conferenciante, motivo de su próxima visita a Bilbao en el marco del BIME (30 de octubre-1 de noviembre), un congreso para profesionales del sector en el que impartirá una clase magistral.
"Hay que informarse bien y veo que tú no estás bien informado", expresa Knowles a los pocos minutos de iniciar la conversación telefónica. Todo viene a cuenta de una pregunta en la que empleo el término "música soul" para referirme a lo que hacían artistas como los que su hija Beyoncé interpretó en la película Dreamgirls. "Esa es una forma muy poco respetuosa de referirse a un género, nadie la utiliza ya y se sustituyó por R&B hace mucho tiempo". A pesar de que nos separa un océano, su voz resulta imponente. "Es tu obligación actualizarte", inquiere. Acepta la disculpa y los matices cuando le aseguro que no pretendía ofenderle, pero el Doctor Knowles se mantiene firme: "Y mi deber es educarte, aprovecha esta oportunidad".
La mística del show business nos ha hecho creer que era algo que sólo se podía aprender a través de la experiencia, en despachos, escenarios y clubes.
Esa es una visión bastante incompleta de la realidad. Cuando me metí en el negocio de la música a principios de los 90 volví a la universidad y me matriculé en cursos sobre representación de artistas, producción ejecutiva, derechos editoriales… También comencé a acudir a muchos seminarios como los que se impartirán en el BIME de Bilbao. Fueron muy útiles no sólo por las conferencias, sino también por la cantidad de contactos que hice en estos sitios. De hecho, creo que es imposible ser un buen profesional en este sector sin esa parte académica, no todo te lo da la experiencia, ni siquiera garantiza que vayas a tejer una red de personas con la que trabajar en el futuro.
¿Este trabajo ha dejado de estar basado en el carisma y el olfato?
Insisto, la experiencia la da una combinación de muchas cosas. No digo tampoco que haya que tener una licenciatura, pero sí es imprescindible una buena base de conocimientos que se puede adquirir a través de cursos o prácticas en diferentes compañías del sector. Si quieres ser el mejor tienes que combinar las dos cosas, la parte académica y la vocacional.
¿Qué necesita ver en un artista para trabajar con él?
Déjame primero que te explique una cosa que me parece fundamental. En la industria catalogamos a los artistas en A, B, C o D, siempre valorando diferentes aspectos como su capacidad de ventas, la dimensión de los aforos que llenan, su impacto en redes sociales… Hay algo que se cumple siempre, y es que los artistas A, todos los Justin Bieber, Beyoncé y Jennifer Lopez, del mundo tienen siempre mánagers que podrían denominarse también A en su profesión. No puede haber un cantante de éxito mundial que no esté representado por un gestor que esté a su misma altura. Yo sólo quiero trabajar con los mejores, no me interesan lo más mínimo los que se conformen con ser B, C o D. Evidentemente nadie nace estando en lo más alto, pero yo en lo que me fijo es en su determinación para llegar allí.
¿Y eso cómo se detecta?
Lo primero es sentarme en un sofá con ellos y simplemente hablar. Necesito saber qué tipo de personas son, qué objetivos tienen en la vida, cuál es su forma de afrontar el trabajo y cuánto tiempo y esfuerzo han invertido en la música. No quiero escucharles cantar ni tocar, ni verles encima del escenario, eso viene mucho después. Hay mucha gente con talento, buena imagen y un estilo estupendo para un momento concreto, pero no tanta con una ética laboral adecuada. Tampoco es frecuente dar con personas que sepan escuchar, que entiendan la importancia de hacer lo que se les dice. No me interesa lo más mínimo trabajar con un super talento que crea que ya lo sabe todo, prefiero a alguien menos brillante pero más trabajador.
Siempre ha reconocido que en los inicios se trabajó tanto en la imagen como en el sonido de Destiny´s Child.
Me da igual lo que se piense desde otros ámbitos, un artista debe tener claro desde el principio cómo quiere presentarse ante el público, qué ropa y qué maquillaje llevará. Si todo el mundo hace bien su trabajo esto ayuda muchísimo a posicionarte. No eres menos auténtico por dejar tu imagen en manos de auténticos profesionales. También una estrella de rock convencional está eligiendo una manera de presentarse, aunque no sea tan espectacular, pero hacen exactamente lo mismo que los artistas de pop y R&B. El equipo que tenía para Destiny´s Child, y en el que estaban sólo los mejores, funcionaba a la perfección y es la prueba de en qué consiste el trabajo de un productor ejecutivo.
Usted trabajaba vendiendo equipamientos clínicos a hospitales, hasta que decidió dejarlo todo y hacerse cargo de lo que luego sería Destiny´s Child. ¿Qué motivó ese cambio profesional?
A veces te encuentras con momentos definitorios que te cambian la vida y este fue uno de ellos. Tenía un trabajo que me gustaba, con un buen sueldo y en una gran corporación, con la seguridad que eso conlleva. Me dedicaba sobre todo a vender equipos de diagnóstico a hospitales. Un día me llamó un cliente con el que había cerrado una operación porque quería verme. Pensé que algo había ido mal y que tendría que responder a una reclamación. Pero no, al ir allí lo que me encontré fue a un neurocirujano que me explicó que con mi material se reducía el coste de la intervención. También el margen de beneficio que podía aplicar el hospital a sus pacientes. Me dijeron que iban a devolver el equipo por ese motivo. Al salir de allí llamé a mi mujer de entonces, Tina, y le dije que no podía aceptar que mi trabajo se basara en el dinero y no en la calidad. Ese fue el día que comencé a pensar en qué otro trabajo me gustaría tener, y enseguida me di cuenta de que tenía que ser la música. Había estado muy presente siempre en mi vida. Ya desde niño mis padres me ponían de discjockey en las reuniones familiares y tocaba en la banda de la escuela. Fue una decisión natural y coincidió con que Beyoncé tenía 11 años y ya había empezado a actuar con su primer grupo. En principio yo sólo hacía el papel de padre en los ensayos y actuaciones, no pensaba que eso sería algo más que una diversión para ella y sus amigas.
Usted cogió aquel grupo, Girl´s Tyme, una formación con seis preadolescentes que había pasado por un talent show, lo convirtió en cuarteto, lo reorientó hacia el R&B y y lo rebautizó como Destiny´s Child para alcanzar el éxito mundial. ¿Habría hecho hoy algo de una forma diferente?
Hay que entender que la competencia siempre ha sido enorme y que sigue siéndolo también. En ese aspecto las cosas no han cambiado demasiado. En este negocio sólo hay unos pocos artistas que puedan estar arriba, el espacio es limitado. Mira, creo que volvería a hacerlo todo exactamente igual. Supongo que si le preguntas a Michael Jordan te diría lo mismo. Lo no mucha gente tiene en cuenta es que todos los que nos dedicamos a esto vivimos muchos fracasos. Yo de algún modo me especialicé en grupos de chicas y por cada tres que han funcionado bien, que han alcanzado el éxito, ha habido siete que nadie recuerda ahora. En cambio, yo sí.
Cuando Beyoncé y usted finalizaron su relación profesional hubo muchos comentarios al respecto, pero insiste en que prefiere esta situación actual, en la que sólo tiene que ejercer de padre y abuelo. ¿La emancipación de sus hijas como artistas era un paso que debía producirse?
Es exactamente esa palabra: emancipación. Tanto en lo artístico como en la vida familiar es un proceso natural. Los padres queremos dar herramientas a los hijos para que estén en posición de manejarse por sí solos en su vida adulta. Entre nosotros está todo perfectamente, también con la que es mi exmujer y su madre, Tina. No necesito más explicaciones que las que ya me dieron, porque yo también he sido hijo. Si yo fuera Beyoncé y Solange tampoco querría estar con mis padres toda la vida.
Ahora las listas están dominadas por solistas. ¿Cree que las bandas volverán a tener el protagonismo de otras épocas?
Perdona, explícame primero qué entiendes por banda. ¿Lo eran Destiny´s Child? Yo las consideraba un grupo de chicas, que es muy distinto. El concepto de banda es más propio de otros géneros, como el rock, por ejemplo. En ese mundo las bandas siguen dominando los primeros puestos. Si hablamos de R&B y pop creo que tienes razón, el 95% de los artistas se presentan en solitario. Es una buena pregunta pero me resulta complicado responderla. Los grupos son muy complicados de manejar, entiendo que la industria opte por un cantante en lugar de tres. Cuanta más gente involucrada, más diferencias surgen. ¿Quién cantará el solo esta vez? ¿Qué personalidades encajarán? ¿Se quieren como personas y se gustan como artistas entre ellos? Por si fuera poco, el coste también es mayor para las compañías cuando trata con un grupo. Hay menos beneficios que repartir y al final eso es de lo que se trata, esto es un negocio.
En España se sigue con mucho interés la carrera de Rosalía. ¿Ha tenido la oportunidad de valorarla? ¿Qué le recomendaría?
He investigado un poco sobre su caso. Sé quién es como artista, he identificado el género que practica y me he leído todo lo que pone sobre ella en Wikipedia, pero soy un profesional serio y creo que no tengo la información suficiente para darle ningún tipo de consejo.
En su perfil de Instagram aprovecha a menudo para recomendar clásicos de la música negra. ¿Sigue escuchando nueva música?
Creo que ya no soy un buen ejemplo de alguien que se mantiene al día, que está constantemente escuchando novedades. Simplemente no tengo tiempo. Me paso el día viajando, escribiendo algún nuevo libro, respondiendo correos electrónicos, arreglándome para una presentación, acudiendo a actos, dando conferencias… Además, para mí ya no es tan prioritario. Nunca me he considerado tanto un mánager como un ejecutivo. Tengo que mantenerme actualizado sobre lo que pasa en la industria, no sobre el talento que hay ahí fuera.
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Desde que en julio le detectaron cáncer de pecho, se ha convertido en un portavoz de la causa. En julio le hicieron una mastectomía del pecho izquierdo y en enero se someterá a una del derecho. ¿Cómo se encuentra?
Muchas gracias por preguntar. Me lo detectaron en una fase muy temprana y tengo muy buen diagnóstico. Creo que es muy importante que se hable de esto en los medios y la sociedad. Yo estoy aportando mi granito de arena para visibilizar el tema.
El pasado verano también comunicó su fichaje por Bangi Inc., una empresa que se dedica a comprar y subarrendar terrenos para plantaciones de cannabis.
Es un sector que está creciendo muchísimo. En EE UU está pasando con el cannabis algo muy parecido a lo que en su día sucedió con Silicon Valley. Más allá del consumo recreativo, sus beneficios como paliativo para enfermos están más que constatados y ha empezado a legalizarse en la mayoría de estados. Estoy seguro de que será un asunto del que se hablará mucho en las próximas elecciones presidenciales. El Senado ya está aprobando leyes en esa dirección.
¿Es usted fumador de cannabis?
He empezado a fumar en estos últimos meses, para combatir el dolor que provoca el cáncer y los tratamientos. Bueno, es verdad que cuando era estudiante también fumaba un poco, pero eso fue hace 40 años, no se puede decir que el cannabis haya estado muy presente en mi vida hasta ahora.
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