«Sagrado»: ese es el significado del término «Wakana» para los indios sioux. En Japón, en cambio, «wa» significa armonía, «kana», crear música. No es de extrañar pues que las 180 mil hectáreas que definen a Wakana, en Cádiz, se hayan erigido como uno de los enclaves de desconexión preferidos por los viajeros. No es de extrañar tampoco que ese sea el paraje sobre el que se levanta, el Wakana Lake Reunion, uno de los festivales más especiales de nuestro panorama nacional.
El paisaje sobre el que se asienta este emblema de la música ya lo vaticina: el parque natural de los Los Alcornocales, alrededor de un lago, próximo al acogedor pueblo gaditano de Benalup-Casas Viejas. Tanta es la magia del lugar que es de los pocos en los que todavía se pueden ver restos de antiguas civilizaciones, dólmenes que datan del neolítico y una cueva con pinturas rupestres.
El Wakana Lake Reunion no es parecido a ningún otro festival patrio. Guarda similitudes con el Coachella en su estética hippie chic, pero es menos cosmopolita, su esencia es muy auténtica y cuenta con una amplia lista de actividades que solo podrán disfrutar sus asistentes (un máximo de mil personas): charlas de astrología o neurociencia, una ceremonia de Cacao, sound healing, yoga o workshops como Chi Kung o breathwork.Un gran entramado de iniciativas que se sitúan también como reclamo del festival, más allá de la música.
Porque la música del Wakana también transmite la misma buena vibración que su ambiente. En la edición de este año, que se celebrará el fin de semana del 20 al 22 de mayo, se suman 40 artistas de electrónica y música experimental al cartel de su programación. Entre los nombres: Rampue, Coco Maria, Session Victim, MisterPiro, Pascal Moscheni, Simone de Kunovich, Guts, Misterpiro, Michelle Blades o Calabasa.
Transmitir buena energía y fomentar el bienestar holístico son dos de los objetivos por los que nació la Wakana Lake Reunion. Si las actividades y la música se fusionan en una armonía perfecta, también el alojamiento que ofrece sigue todos los parámetros de la filosofía del festival. Hay cinco alojamientos nómadas originales de Mongolia, glamping y tipis que recuperan el estilo tradicional de los indios norteamericanos. Todas estas opciones, además, han sido pintadas a mano y decoradas con materiales de comercio justo cedidos por la Fundación Vincent Ferrer. Pero no es todo… El Feng Shui reina en la disposición de sus espacios.
Por el momento el 70% de las entradas de la edición de este año ya han sido vendidas, pero todavía hay un 30% esperándote…
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