Nos lo hemos preguntando una y otra vez: ¿Por qué no adelgazamos si comemos como se supone que deberíamos para perder peso? Hemos reducido los azúcares, hemos hecho mil y una dietas hipocalóricas, hemos recurrido a la cetosis nutricional y, por supuesto, hemos dejado en el olvido las bebidas alcohólicas. Sin embargo, seguimos sintiéndonos hinchadas y no terminamos de conseguir los objetivos que tan claramente visualizamos. ¿Por qué esos kilos siguen aferrados a nuestro cuerpo?
Lo cierto es que las dietas habituales están basadas en patrones muy parecidos y eso repercute en su eficacia, es por eso que a unas personas les funciona y a otras no. Entonces, ¿de qué depende el éxito de una dieta? La respuesta a esta incógnita está en tus genes.
La realidad es que muchos de los alimentos que creemos saludables no lo son para nuestro organismo porque así lo determina nuestro ADN, y por lo tanto nos cuesta más adelgazar, o digerirlos, etc… Es lo que nos explican los expertos nutricionistas y genetistas de Clínicas Clínicas de Recuperación del Estado Saludable (CRES), quienes guiados por Juan Carlos de Gregorio, su fundador y CEO, se han dedicado desde hace varios años a analizar el archivo genético de sus pacientes, hasta convertirlo en una plantilla que les brinda información sobre lo que le sienta bien y mal a cada uno de ellos.
Los expertos han dado con la fórmula que les permite saber qué alimentos podemos tomar y cuáles no en función de la intolerancia que puedan tener en nuestro organismo. Y eso hace una gran diferencia, porque comer conociendo los alimentos que te sientan bien o mal es el aspecto fundamental para una buena digestión y metabolización de los alimentos. Si además estás al tanto de posibles intolerancias, o si tienes una predisposición genética a la obesidad podrás tomar cartas en el asunto. Es más, el grupo de nutricionistas y genetistas de CRES es capaz de evaluar cómo funciona tu control de la saciedad para enseñarte a entender los mensajes que envía tu cuerpo.
Y es que un plato de pasta o una buena paella, por ejemplo, no leengorda lo mismo a una persona que a otra. La saliva, o mejor dicho, el estudio de nuestra saliva, nos proporcionará la respuesta dietética sobre lo que podemos o no podemos comer, o hacerlo con más o menos asiduidad sin que nos tengamos que arrepentir.
Sin ir más lejos, unos huevos fritos pueden repercutir de forma muy diferente según el test genético, cuyos resultados ofrecen una información muy útil sobre nutrición para toda nuestra vida ya que la genética no cambia, un factor a tener en cuenta a la hora de aprender a comer en función de nuestra genética.
Basado en 26 polimorfismos seleccionados que intervienen en la nutrición, a través del test genético se investigan intolerancias a la lactosa, al gluten, a la histamina o a la mala absorción de la fructosa. En realidad, lo que se recoge es una muestra de ADN en la que se contrastan parámetros genéticos individuales con estudios biomédicos. Con ellos se pueden diseñar tratamientos nutricionales personalizados para mejorar la calidad de vida de las personas.
La prueba es muy sencilla. Solo se trata de obtener una pequeña muestra de saliva depositada en un bastón de algodón. A partir de los resultados de ese test el paciente podrá tener una dieta específica según sus necesidades.
“La clave está entender el código genético de cada persona y en saber cómo metaboliza los distintos componentes alimenticios”, explica Juan Carlos de Gregorio, experto en biogenética. “Si el alimento no se metaboliza bien, lo guardamos en sitios específicos de nuestro cuerpo y solemos acumularlo de forma selectiva. Es decir, leyendo el código genético de una mínima muestra de saliva somos capaces de saber qué alimento nos sienta bien o mal”, añade el experto.
Además, nuestro ADN aporta una información muy valiosa para prevenir enfermedades o la predisposición a desarrollarlas, lo que “permite desarrollar planes de prevención y pautas de comportamiento adaptadas a cada persona”, afirma el experto.
De Gregorio asegura que en Clínicas CRES, además de realizar el test genético, un nutricionista explica a los pacientes los resultados de la prueba y les diseña un plan de nutrición personalizado para que cambie sus hábitos de alimentación y mejore su calidad de vida. El plan contribuye a reducir trastornos cuyos síntomas pueden producir sobrepeso o inflamación de la membrana intestinal. Pero si el problema es de obesidad, también realizan tratamientos más efectivos para el adelgazamiento como el método pose o el balón intragástrico.
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