¿Y si la persona tóxica eres tú? Comportamientos tóxicos que tienes sin darte cuenta

A menudo nos preguntamos cómo detectar a las personas tóxicasde nuestra vida, cómo evitar las relaciones tóxicas o poner límites a las relaciones ‘patológicas’ con familiares o a esas amistades que provocan tanto drama. Sin embargo, nunca está de más un poco de introspección: ¿sere yo a veces una persona tóxica sin darme cuenta? Para ayudarnos con esta reflexión, dos profesionales de Mundopsicólogos, Lorena Pidal y María Jesús Álvarez, nos dan claves sobre comportamientos tóxicos, cómo identificarlos y cómo cambiarlos.

Para comenzar, ambas terapeutas señalan que, aunque lo utilicemos de manera coloquial, no existen personas tóxicas per se: «Las personas no son tóxicas, tienen comportamientos tóxicos que pueden ser circunstancialeso pueden ser permanentes», puntualiza María Jesús Álvarez, psicóloga sanitaria. Coincide Lorena Pidal, psicóloga sanitaria especialista en autoestima y dependencia emocional, que apunta a esas emociones reprimidas, buenas o malas, como posibles focos de comportamientos nocivos.

¿Qué rasgos de personalidad pueden dar lugar a comportamientos tóxicos?

Para Pidal, los comportamientos tóxicos pueden nacer de una polaridad de formas de ser: el egocentrismo y la falta de autoestima. También resalta a los individuos con rasgos obsesivos, personas con «discursos derrotistas, que magnifican las catástrofes…» Por su parte, Álvarez parte del modelo de los big five o los 5 grandes rasgos de la personalidad: la apertura a la experiencia, la extraversión, la conciencia de uno mismo, la amabilidad y la estabilidad emocional.

Por ejemplo, una persona con «alta puntuación en extraversión puede llegar a tener comportamientos impulsivos» que le dañen a él o a los demás, mientras que la rigidez y la difícil adaptación al cambio de una persona poco abierta a la experiencia es probable que le genere conflictos consigo mismo y su entorno, explica la experta. Depende de hacia qué lado de la balanza nos inclinemos en cada uno de estos rasgos seremos más proclives a desarrollar comportamientos tóxicos.

No obstante, todos y cada uno de nosotros podemos tener comportamientos tóxicos de manera circunstancial, así como ser víctimas de ellos sin detectarlos.

¿Qué comportamientos tóxicos pasan más desapercibidos?

Lorena Pidal distingue entre la toxicidad intrapersonal (comportamientos que nos hacen daño a nosotros mismos) y la interpersonal (maneras de comportarnos que dañan a los demás). Hay rasgos tóxicos de ambos tipos que son muy comunes, tanto que suelen estar muy normalizados:

Las adicciones. Para María Jesús Álvarez, son los comportamientos más habituales y también los que más pasamos por alto. Y, si pensamos un poco, seguro que nos reconocemos en alguno. «Más allá de las drogas, el juego o el sexo», en el confinamiento han florecido obsesiones que tienen que ver con la imagen que queremos proyectar a los demás, especialmente a través de Instagram: «adicción a la comida sana, al trabajo, al deporte, a ver series de manera compulsiva…». La profesional nos recuerda que algo se convierte en adicción cuando no podemos dejar de hacerlo porque nos sentimos mal.

Vivir en el pasado.Para Pidal, este es uno de los comportamientos tóxicos de los que somos menos conscientes, un mal muy de nuestra sociedad. «Quedarnos en lo que nos ha ocurrido nos quita tiempo para programar nuestro presente».

La insatisfacción crónica. «Hay que aprender a llegar hasta donde podemos, a establecer límites sanos. Creo que esta autoexigencia afecta un poco más a las mujeres, especialmente cuando son madres», opina Lorena Pidal.

Vivir desde la aprobación externa. Ambas terapeutas coinciden en este punto. «Soy lo que los demás me atribuyen. No pongo límites, no sé decir no», resume Pidal. Álvarez reflexiona sobre «todas esas conductas que tenemos únicamente para agradar».

El victimismo. Para quien haya visto la estupenda sitcom ‘Lo que hacemos en las sombras’, no hay mejor ejemplo que aquella vampira emocional que vivía de la energía que le robaba a todos los que les contaba sus penas. «Cuando una persona adopta el papel de víctima, no hay personalización: no acepta su parte de responsabilidad en lo que le ocurre», advierte Pidal.

¿Cómo podemos dejar de tener comportamientos tóxicos?

«Yo creo que todas las personas en algún momento, de forma circunstancial, podemos acabar tolerando comportamiento tóxico; pero que lo aceptes en un momento puntual no significa que lo vayas a tolerar siempre», aclara María Jesús Álvarez. Esto mismo se puede aplicar a la inversa: no estamos condenados a encadenar para siempre comportamientos tóxicos, ya sea con nosotros o con los demás.

¿Qué podemos hacer para eliminar esas formas de proceder que nos dañan o dañan a las personas que nos rodean? En primer lugar, ser capaces de «poner nombre a esos comportamientos, aceptarlos y sentirnos protagonistas de nuestro cambio», apunta Lorena Pidal. Además, ambas expertas abundan en la importancia de una autoestima sana.

De este modo seremos capaces tanto de poner límites como de canalizar bien la expresión de nuestras emociones. También seremos más generosos y empáticos con los demás, no nos sentiremos amenazados o retados. Así, desaparecerán los celos, las envidias, la inseguridad disfrazada de soberbia o el proyectar en los demás las cosas que pensamos de nosotros mismos.

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