El vestido de estar (cómoda) es el nuevo vestido de salir (en tendencia)

Quizá fue en ese preciso instante en que los primeros tirantes del sujetador asomaron por debajo de la camiseta, cuando nos convencimos de que no tenían que ser invisibles, menos aún, transparentes. O quizá cuando aceptamos leggings como nuevos pantalones. Ya no tenían que ir debajo de un vestido, ni de una camiseta larga, ni mucho menos, de una falda. Las fronteras que separan la ropa de salir de la interior están en constante desplazamiento desde los primeros dosmiles solo que este verano, dadas las circunstancias, el proceso se ha acelerado: el vestido de estar –en casa, en la playa, en la terraza… Pero sobre todo, cómoda y no por ello, menos en tendencia– es el nuevo vestido de salir. El vestido de día, como nuevo vestido de tarde, de noche y 24/7.

© Cortesía de Zara

Aunque lo pueda parecer, esta tendencia no es producto de la distancia social. Vale que las horas pasadas en casa, el teletrabajo y las llamadas de Zoom como única interacción social han contribuido a que valoremos más la ropa cómoda, y no solo eso, nos sintamos mejor, por tanto, nos veamos mejor en ella y viceversa. Mens sana in corpore sano y vestido bonito. Cabía suponer que no saltaríamos del chándal a las lentejuelas con la misma facilidad que Paris Hilton en 2001. Aun así, el cambio en nuestra perspectiva no es otro fruto de la primavera más extraña sino que se remonta décadas atrás.

¿Acaso no pasó con el corsé? ¿Acaso no pasó con las mallas y los sujetadores deportivos? El camisón que quiere ser vestido slip, el sujetador que se impone sobre la camiseta… Una a una todas las prendas han ido abandonando el cajón de la ropa interior para reclamar su posición al lado del resto de nuestra ropa. Y en la medida en que las fronteras de lo doméstico y lo social se desdibujaban (o, para ser más exactos, se recolocaban), vestirse “para estar” pasó a ser tanto o más importante que vestirse “para salir”.

© Cortesía de Zara

No lo llames ropa de estar por casa, llámalo solo ropa. Y no te compres una camiseta “para salir”, invierte en una camiseta que funcione en la oficina como en una fiesta en la piscina.

La distancia entre vestirse para salir y vestirse para estar en casa podría medirse en los casi 500 kilómetros que separan Berlín de Polonia. En la primera, capital del techno, si algo saben es de salir, sin embargo nadie se engalana especialmente para ello. El top glitter que otras solo llevarían de fiesta, ellas se lo ponen a plena luz del día, para un paseo en barca por el Spree y con gorra de capitán, por si fuera poco. Al otro lado, los vestidos, los labios rojos, los tacones que tan bien conocemos se reservan para ese ritual veraniego que consiste en una ducha vespertina a la que le sigue el momento de “arreglarse”.

© Cortesía de Zara

A medio camino entre ambas consideraciones, las tendencias, y sobre todo, Zara, propone un vestido de día, que también lo sea de tarde y de noche. Un vestido que valga igual para entrar que para salir. Un vestido en el que estar cómoda en casa y salir en tendencia a la calle y fabulosa de fiesta. O concretamente 10 vestidos para estar y salir de Zara, Bershka, H&M…

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