Emma Watson denuncia el vertedero de ropa de Atacama

Emma Watson no es solo una de las actrices más exitosas de su generación, también es una mujer comprometida con el medio ambiente que no ha tenido miedo a hacer un paréntesis en su carrera cinematográfica para dedicar su tiempo a la lucha por la defensa del planeta (de hecho, Emma es miembro de la junta directiva del grupo Kering como presidenta del Comité de Sostenibilidad). Su activismo se ha centrado en denunciar cómo la industria de la moda impacta en la naturaleza, y se ha convertido en una firme defensora de la moda sostenible.

Su última publicación en Instagram ha servido para denunciar como el desierto de Atacama, en Chile, se ha convertido en el gran vertedero del planeta, adonde van a parar toneladas de ropa. «Esto es lo que la industria de Fast Fashion no quiere que sepas en esta temporada navideña. La moda rápida es barata y conveniente para nosotros, pero significa un desastre para el planeta. Como consumidores, tenemos cierto poder para cambiar esto: evitar la moda rápida, decírselo a todos los que conoces y votar por el cambio son las mejores formas de ayudar», ha escrito Watson en su post de Instagram.

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El desierto de Atacama, uno de los parajes naturales más bellos del mundo, ofrece una imagen dantesca: enormes montañas de ropa que se acumulan unas junto a otras, formadas por ropa que las grandes multinacionales de la moda rápida no han sido capaces de vender. Se calcula que cada año llegan a este rincón de América del Sur más de 39.000 toneladas de ropa nueva procedente de Estados Unidos y Europa.

Según una investigación llevada a cabo por la Agencia France Presse, las prendas están principalmente fabricadas en China y Bangladesh, y de ahí viajan a las tiendas de Europa, Asia y Norteamérica, y las que no son vendidas terminan en el puerto chileno de Iquique. ¿Su destino? Algunas tienen como fin ser revendidas en otros países de Sudamérica pero muchas de ellas también pasan a formar parte de ese gran vertedero en el que se ha convertido el desierto de Atacama.

Uno de los problemas es que mucha de esa ropa no es biodegradable y es fuente de residuos químicos, por lo que no es sencillo que sea aceptada en los vertederos oficiales que se encuentran cerca, a pesar de los esfuerzos de la industria por dejar de contaminar (uno de los mejores ejemplos es la industria denim y sus esfuerzos para que los pantalones vaqueros dejen de contaminar). Una realidad pone de manifiesto como la ropa asequible se ha convertido en uno de los principales problemas del mundo de la moda.

Tal y como apunta un estudio de la Fundación Ellen McCarthy, la ropa se ha convertido en un bien efímero y rápidamente desechable. Una tendencia que se ha acentuado aún más durante los últimos 15 años por el aumento de la demanda de una clase media en crecimiento en todo el mundo con mayores ingresos disponibles y la aparición del fenómeno de la «moda rápida», que ha llevado a duplicar la producción durante el mismo período.

De esta manera, la sobreproducción textil se convierte en uno de los principales problemas de la industria a la hora de avanzar en el camino de la sostenibilidad. Cada año se producen más de 100.000 toneladas de ropa y las dos colecciones al año hace tiempo que quedaron atrás: las tiendas estrenan nuevas colecciones prácticamente cada dos semanas. Y en el mundo occidental, la gente compra casi un 60% más de ropa que a principios de este siglo. En una sociedad en la que lo que compramos y lucimos pasa a definirnos, el consumismo se ha convertido en la enfermedad social del siglo XXI.

Datos que hablan por sí solos y que exigen una revisión de la industria de manera urgente. Pero como a veces los datos no son suficiente, Emma Watson ha querido denunciar con esta impactante imagen la situación de no retorno que atraviesa el fast fashion y convertir sus redes sociales en el mejor altavoz de un mensaje fundamental destinado a que todos pongamos nuestro granito de arena para revertir esos datos.




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