Este vestido de punto de Zara tiene más vidas que un vaquero y por eso se quedará en tu armario por siempre jamás

Querido armario,

Siento si me notas distante, si crees que nuestra relación se ha enfriado y lamentas que me asome a verte mucho menos que hace unos meses. Sé que últimamente apenas me ves y que, cuando lo haces, es todo fugaz, confuso y raro. El mundo de fuera también lo es. Abro el cajón, rebusco entre la ropa de deporte, cojo el primer par de leggings que encuentro y vuelvo a cerrarte. Sé que un día te ordené de arriba abajo, te salvé del lastre que es aguantar los abrigos, te hice cosquillas con las plumas del plumero y te llené de flores con las blusas del año pasado. Y sé, también, que eso no te bastó y te dio expectativas erróneas. Te echo de menos, pero no sé qué hacer contigo. No eres tú, soy yo.

No me malinterpretes. No soy de esas chicas que tiene que esforzarse sobremanera para desperezarse y quitarse el pijama. Mi pijama no dura en mí más allá del desayuno. Ese no es el problema. La realidad es que ahora estoy de pantalones cómodos, de leggings – pero no de los de deporte, sino de los de punto de algodón de toda la vida -, de sudaderas prestadas, de bailarinas planas y suaves, de zapatillas deportivas de lona, de vaqueros culotte, de vestidos de punto. Y poco más. Las combinaciones complejas se me atascan y las nuevas adquisiciones, también. Pero hay una pieza que ha conseguido ablandarme el corazón, encender mis ganas de estrenar y lograr que vuelva a abrirte las puertas. Esta vez, de par en par.

© Cortesía de Zara

El bendito culpable es este vestido de punto, manga larga y escote corazón que apareció hace unos días en las novedades de Zara, llevado – en casa – por una espontánea (e impecable) Giedre Dukauskaite. Esa comodidad evidente, ese "no tengo ni quiero hacer nada en todo el día" que gritaba la fotografía casera y la certeza de que el punto del vestido respetará mis nuevas exigencias en materia de ropa me robaron el corazón. También porque cumplía lo único que podemos pedir a una prenda hoy – ahora mismo -: que dure por siempre jamás.

Porque estos días el 'me apetece' prima en jerarquía y autoridad sobre el 'está de moda' y a mí lo que me apetece estar, leer, cocinar y abrazar en casa con este vestido de rayas marineras de Zara que me recuerda que siempre he admirado a las parisinas aunque, también siempre, me hayan resultado insoportables. Y como me apetece y presiento tendrá más vidas (estilísticas, al menos) que un vaquero, me lo he comprado.

© Cortesía de Zara

Te lo voy a presentar pronto y creo de corazón que te va a gustar. Podrás presentarle esas sandalias rojas que habitan en ti desde el verano de 2016. O quizá, si insistes un poco, puede que me convenzas de que estrene esas sandalias de tiras y planas que me compré a principios de marzo en Sézane. Seguro que le gustan. Seguro que nos gustan. 

Querido armario, te he echado de menos, ¿ya te lo había dicho?

Nuestros periodistas recomiendan de manera independiente productos y servicios que puedes comprar o adquirir en Internet. Cada vez que compras a través de algunos enlaces añadidos en nuestros textos, Condenet Iberica S.L. puede recibir una comisión. Lee aquí nuestra política de afiliación.

Fuente: Leer Artículo Completo