No importa cuántas veces vaya uno a París porque siempre hay algo dispuesto a hacer que parezca la primera vez. Es lo que ocurre cuando uno se para ante el número 24 de la rue du Faubourg Saint-Honoré, en el 8ème. Allí se encuentra la impresionante sede de Hermès con sus siete escaparates de pura fantasía, siete ventanas que ofrecen a todos los viandantes un viaje a siete mundos de ensueño, y que durante medio siglo creó una de las mujeres más imaginativas, encantadoras y creativas de la historia de la moda. Leïla Menchari (quien elevó el escaparatismo a una forma de arte) ha fallecido en la capital francesa a los 93 años, ha confirmado la firma, a causa del coronavirus, tal y como ha comentado su amiga Carla Sozzani a The New York Times.
“Hermès no sería Hermès sin Leïla” dijo Axel Dumas, director ejecutivo de la casa de lujo, en la inauguración de la exposición que el Grand Palais le dedicó en 2017 (con el nombre de Hermès à tire-d’aile, les Mondes de Leïla Menchari / Hermès alza el vuelo: los mundos de Leïla Menchari). Tras su fallecimiento la firma recuerda que gracias a ella el exotismo encontró un hogar, feliz y permanente, en sus ventanas parisinas. "Ella nos enseñó a mirar el mundo a través del prisma del color", ha dicho Pierre-Alexis Dumas, director artístico de Hermès y primo de Axel: "Era una narradora sin igual que encantó al mundo”. Su trabajo ha sido también objeto de un documental, dirigido por Josée Dayan, y el novelista francés Michel Gazier la bautizó en un libro como “la reina del encantamiento”.
Todo comenzó en Túnez (donde nació en septiembre de 1927 en una familia de terratenientes adinerados; su padre era abogado y su madre secretaria judicial y activista por los derechos de las mujeres) con el cine: Menchari, cuya madre fue pionera en la lucha por la emancipación femenina, dejaba que su hija fuera a ver películas. Así fue como la joven Menchari empezó a contar historias a sus primas que no tenían permitido salir. "Podía mantenerlas despiertas toda la noche", recordó Menchari hace un par de años en Vogue Arabia. “Siempre me ha encantado contar historias. Y aquí (en Hermès), eso es todo lo que hago".
Menchari fue la primera mujer admitida en el instituto de Bellas Artes de Túnez. También estudió en la Escuela de Beaux-Arts de París, donde creó escenarios de teatro que después se convertirían en un lienzo para sus escaparates. Ejerció de modelo brevemente para el diseñador Guy Laroche antes de unirse al equipo de decoración de Hermès en 1961. Fue nombrada directora de escaparatismo y, en 1978, directora del comité de colores de seda, que determina la paleta para cada temporada de los icónicos pañuelos de la marca. Menchari también fue decisiva a la hora de llevar a Francia talentos de la moda tunecina, como el diseñador Azzedine Alaïa. Se retiró en 2013, a los 86 años.
A post shared by Leila Menchari (@leila.menchari) on
"Al diseñar una escena, siempre debe haber algo de misterio, porque el misterio es un trampolín para los sueños", dijo Menchari en aquella entrevista en 2017. "El misterio es una invitación a llenar los vacíos que deja la imaginación”, reflexionaba. Si Hermès no podría concebirse sin la visión de Menchari, para ella la firma representaba “a la familia. Sentí que me adoptó, que me sacó del frío, cuando estaba muy sola en París, abandonada a mis propia suerte. Hermès me lo ha dado todo". Annie Beaumel, su predecesora en la firma, ya había hecho algo nuevo con los escaparates, que hasta entonces solo habían sido meras estanterías de productos, abriendo una puerta al arte al colaborar con amigos artistas como Jean Cocteau o Christian Bérard. El día que Menchari fue a mostrarle sus dibujos, Beaumel le ofreció un contrato y un trampolín para hacerse propio camino mientras perseguía sus sueños.
Menchari había diseñado escenarios de teatro pero, tal y como recordaba años después en la revista afincada en Dubái, este set era mucho más difícil: sin texto, sin movimiento, sin distancia. La tunecina adoptaba entonces el papel de diseñadora, pintora, compositora y directora de escena. “Una vez hice uno muy simple, con casi nada: una playa –en varias ocasiones hizo traer arena desde su tierra natal–, un arrecife esculpido en mármol blanco que simulaba una ola, un par de gafas de sol y un traje de baño. E hice que rociaran la calle con Eau d’Orange Verte. La reacción inicial de Jean-Louis Dumas fue decirme "¡Pero Leïla, ahí no hay nada!" y luego vio a una dama inhalar el aroma y le dijo: "Respire, madame, respire”, . Aquello atrajo a más gente y pronto había una multitud. La clave es evocar cosas que a la gente le gustan, expresándolas de manera diferente”, contaba.
A post shared by Andre S Delavie (@sdelavie) on
A sus ojos todas sus exhibiciones fueron necesariamente extravagantes y, decía, las más complejas de crear fueron siempre las más simples. Para el “Año de las estrellas y la mitología”, por ejemplo, pidió al escultor Albert Féraud, un amigo de Beaux-Arts que solía trabajar principalmente con metal, que le hiciera un meteorito que girara flotando para el escaparate principal. Así lo recordaba Menchari: “Estaba completamente loco… Usó un bloque de metal que le sobró al hacer el Koenig Memorial en Porte Maillot en París. No sé cómo lo hizo, pero logró crear una cosa que giraba en el aire y era imposible ver cómo lo hacía”. Los talleres de Hermès nunca le dijeron que no a una idea, pero como recordaba ella misma en aquella entrevista con cariño, “no fue fácil lograr que entendieran completamente mi locura: no puedes explicar un sueño”.
Con la mente en la fantasía pero los pies en la tierra, que es donde los artistas toman inspiración, Menchari se preguntaba en los años de la crisis cómo hacer soñar a la gente. Desde 2014, Antoine Platteau (artista y diseñador de decorados para el cine desde 1990) se hace cargo de la decoración de la tienda Faubourg Saint-Honoré, creando cuatro relatos al año del tema elegido por Pierre-Alexis Dumas.
"Muchos de nosotros en Hermès hemos aprendido mucho de Leïla. Estamos infinitamente agradecidos por todo lo que ha hecho por nosotros, por todo lo que ella nos legó”, ha dicho Pierre-Alexis Dumas en un comunicado. En la firma la recuerdan como una mujer “abierta, generosa, decididamente moderna, una mujer de libertad. Su fallecimiento deja a todos aquellos que tuvieron la alegría de conocerla y trabajar con ella, a ambos lados del Mediterráneo, el recuerdo de una búsqueda perpetua de belleza, una pasión ilimitada por la creación y la artesanía”.
Fuente: Leer Artículo Completo