Cada vez florecen más proyectos en el mundo de la moda que aúnan sostenibilidad, artesanía y promoción del talento artístico, tres pilares que se postulan como el futuro de una industria en pleno proceso de reinvención. Y en esta fórmula mágica se inscribe el proyecto de IMM Shoes, que nació para ayudar a la comunidad inmigrante y que acaba de lanzar al mercado la colección The Espadrilles. Está compuesta por tres modelos de alpargatas diseñadas y fabricadas a mano por inmigrantes en un taller de la localidad murciana de Caravaca de la Cruz utilizando el cuero sobrante de las curtidurías propiedad de las Metiers d’Art de LVMH, donado por la marca.
La nueva colección está compuesta por tres modelos de alpargatas hechas a partir de materiales sostenibles que van del cuero al denim. Los diseños se presentan en tejido bicolor, de punta cuadrada y sandalias. Todos ellos disponibles en 13 colores.
La elección de la alpargata para protagonizar su primera colección de calzado destinado al exterior –cuentan con una colección de zapatos en cuero para estar en casa– no es casual. Y es que las alpargatas encarnan a la perfección la filosofía de la firma, pues es un calzado de origen modesto que ha ido ganando popularidad hasta conquistar a las firmas más importantes y copar los desfiles de moda de las grandes marcas de lujo.
Además del cuero sobrante de las curtidurías de LVMH, IMM Shoes también ha tenido acceso a materiales procedentes de la nueva plataforma online de reventa del grupo LVMH, Nona Source, que refleja el compromiso del grupo con la economía circular.
Detrás de IMM Shoes están una española y una taiwanesa ex DIOR que tenían un sueño común: ofrecer a la comunidad migrante una oportunidad para reconstruirse en Europa. «Nuestro lema es sencillo: cuantos más zapatos vendamos, más trabajo crearemos», explica Joanne Tsai, cofundadora de IMM Shoes.
El responsable de esta colección es Rafael Castellón, un extraordinario zapatero originario de Honduras y formado en Italia. La empresa nació en 2019, cuando Belén H. Sánchez, encargada de asesorar durante años a numerosos gobiernos en materia de desigualdad y de trabajar en la Comisión Europea se da cuenta del enorme desperdicio de talento que se da entre la comunidad inmigrante que llega a Europa y no encuentra una oportunidad laboral.
IMM Shoes echa a andar de la mano de Gonzalo Soria, un joven boliviano que antes de verse obligado a abandonar su país dirigía una de las fábricas más importantes de calzado de Bolivia, y Rosalba Caballero, hondureña y madre de tres hijos que trabajaba de costurera y se vio forzada a emigrar. Ambos dirigieron un taller en Sevilla en el que 16 artesanos procedentes de Siria, Marruecos, Guatemala, Venezuela, Colombia, Polisario, Ghana y Ucrania elaboraron la primera colección de la marca, Home Shoes, diseñados por la israelí Lita Weizman y apostando por un proceso de producción sostenible guiado por la filosofía del slow fashion.
En la búsqueda de materiales sostenibles para esa colección, Belén H. Sánchez encontró un lugar a las afueras de París donde era posible adquirir el cuero sobrante procedente de colecciones acabadas de las grandes multinacionales. Y en Ubrique (Cádiz) también dio con proveedores que vendían ese tipo de material de alta gama. Así, IMM ofrece un cuero de una calidad extraordinaria a un precio asequible, una compra que es también la apuesta por un proyecto social muy necesario.
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