Jane Fonda (82 años) aparece con traje en color crema empuñando un bolso tote mostaza en una imagen imponente y la fotografía da la vuelta al mundo. ¿Casualidad? No. Marca. Se trata de la última campaña de Gucci, Gucci off the grid, que ha lanzado su primera colección circular utilizando materiales recliclados y dejando claro el compromiso de la firma con la sostenibilidad.
¿Hay alguien más apropiado que ella para contarle al mundo que esta colección está hecha con un nailon 100% regenerado, fabricado a partir de residuos como redes de pesca y alfombras abandonadas y que contribuye a transformar plásticos dañinos para la vida marina en hilo nuevo de alta calidad? Probablemente no.
Los que tienen edad para recordar su trayectoria cinematográfica y aquellas rutinas de ejercicios, trufadas de mallas y calentadores, la adoran. Los que no la tienen, la escuchan. Jane Fonda figura en el imaginario popular, además de como actriz y chica fitness, como activista. Porque, aunque su lucha comenzó en los 70, es ahora, con el paso del tiempo -y a pesar del paso del tiempo-, cuando ha conseguido conquistar nuevas vías de comunicación.
El abrigo rojo de Jane Fonda o cómo crear discursos en la sociedad actual
Su conocido abrigo rojo es ya todo un símbolo de protesta y el desembarco que protagonizó en Tik Tok la acercó a la Generación Z en una maniobra brillante para visibilizar la lucha contra el cambio climático que abandera desde años. Así que no es de extrañar que Alessandro Michele, el genio de ceño calmado y larga cabellera que ha reinventando la firma florentina Gucci al tiempo que conquista Instagram, pensara en ella.
Para disparar las ventas de una casa de moda hasta alcanzar un incremento del 45% en solo dos años, como hizo Michele, hace falta talento, olfato y un discurso definido. El creativo italiano ha demostrado tenerlo todo. Talento para traer ese caos mágico del que es adalidad al ready to wear y hacer que funcione, olfato para saber cuándo y cómo hacernos partícipes a todos y un discurso en el que tienen cabida voces tan potentes como la de Jane Fonda. De hecho, no es la primera vez que convierte a una mujer que ronda los 80 en la protagonista de sus campañas, ya lo hizo con Tippi Hedren, que pasó de ser musa de Hitchcock a tarotista de Gucci a los 88 años como parte de una campaña de joyería y relojería de la marca.
Y Vanessa Redgrave, la que ya apareció en 1966 con un total look de Gucci en la película Blow-Up, fue escogida para protagonizar la campaña de la colección crucero 2017 cuando tenía 79 años. Por cierto, la propia Redgrave tomó la cuenta de Snapchat de la marca y publicó fotos de la sesión desde el backstage. ¿79, no? Sí. Lo hizo con 79 años.
Las elecciones de Alessandro Michele no son casuales. Es innegable que hay una marcada influencia familiar en su obra (su madre era asistente de un ejecutivo cinematográfico italiano y estaba inmersa en el mundo del cine y su padre era escultor en su tiempo libre), por eso, en parte, sus creaciones gozan de una profundidad que las sitúa, prácticamente, al nivel de la arqueología de la moda y las referencias audiovisuales son continuas. Pero hay algo más. La voluntad que ha manifestado desde que tomara el relevo, a manos de Frida Gannini, en 2015 de crear un espacio para todos.
“Cuando empecé la primera colección, no quería pensar en términos de moda sino en términos de actitud” -ha contado en alguna ocasión-. “Al principio no lo planteé como un trabajo, solo sentí que la gente querría sentirse más segura con otra idea de belleza y que estaba preparada para un escenario de más posibilidades y mayor libertad”. Un espacio en el que, como pasó cuando presentó Gucci Bloom, la primera fragancia bajo su dirección, hay cabida para embajadoras tan dispares como Dakota Johnson, más conocida por las películas de ‘Cincuenta sombras de Grey‘, la fotógrafa Petra Collins o la modelo transgénero Hari Nef.
Michele predica una belleza sin límites, una belleza sin reglas en un universo diverso y multifuncional que conquista corazones en redes sociales con golpes de efecto magistrales. Dice que cuando se hizo cargo de Gucci “la moda hablaba de algo que ya no existía, de este tipo de mundo lujoso de piernas bonitas y pelo precioso. Yo solo hablaba de humanidad”.
Y dentro de esa humanidad hay hombres y mujeres con sus propios volúmenes y sus propias historias que, también, quieren encontrar un espacio propio en el mundo de la moda. Aunque tengan 80 años, aunque pasen los dos metros y sean jugadores de la NFL con problemas para dar con su talla. En los desfiles, siempre sorprendentes, de Alessandro Michele, todos los centímetros de las modelos, que han llevado sobre la pasarela incluso serpientes falsas, se aprovechan. La idea no es que lo quieras todo, sino que siempre puedas encontrar algo válido para ti.
Dice Alessandro que hay que celebrar la vida y que la forma en la que vives es la forma en la que te ves. Por eso, quizá, él lleva a mujeres como Jane Fonda a primera plana, porque son mujeres de portada. Por eso también, probablemente, mantiene la casa de vacaciones que tiene junto a su pareja Giovanni Attili en Civita di Bagnoregio aunque, literalmente, se está desmoronando. Dice que no le importa porque lo que pasa en esa casa que cambia, que se viene abajo y aún así, permanece en pie y puede ser disfrutada, es el reflejo de nuestra vida.
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