Si todavía no tienes una sobrecamisa en tu armario de entretiempo, seguramente estás ya a punto de comprártela. Esta prenda confortable y rústica se ha convertido en la mas viral del otoño, sobre todo en su versión más campestre con estampados de cuadros. Todas las colecciones de los cost proponen sobrecamisas, con múltiples variaciones: largas casi como abrigos, de peluche, de pana, en tejidos más armados, con textiles más ligeros…. Da igual como te la compres. Lo fundamental a la hora de sacarla a la calle, sobre todo si buscas aprovecharla en looks para la oficina, es no insistir en su espíritu básicamente cómodo. No vale combinarlas con camisetas y vaqueros, sin más. Si no queremos acercarnos peligrosamente al disfraz de leñador, toca sofisticarla.
Esta cuestión de la sofisticación es especialmente clave en los estilismos talla grande: al ser las sobrecamisas más grandes, la percepción de que los cuadros dominan el look es mayor. Necesitamoscontrarrestarlos con prendas que respiren otra atmósfera, por ejemplo los vestidos ‘praerie’, con volumen o de encaje. Cuanto más femeninos y sofisticados, mejor quedarán con una sobrecamisa. Y si añades unas botas militares o con plataforma, mejor que mejor. El juego de contrastes queda fantástico.
Otra fórmula infalible para cortocircuitar la silueta generosa y envolvente de las sobrecamisas es incluir un top, lo más escueto posible, o cualquier prenda con transparencias. Subrayar la silueta al máximo permite lucir estas prendas de abrigo amplias sin que nos pongan centímetros de más. Tú eliges qué tono le das al contraste: si un estilo más bien sexy o algo más radical con un conjunto deportivo de top y leggings. En cualquiera de los dos casos, la sobrecamisa funciona a la perfección.
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