«Nunca me sentí como una novia, así que trabajé con el equipo de Victoria Imaz para crear un diseño con el que pudiera expresarme. Existen tantas reglas alrededor de la bodas que tienes que romperlas todas y pensar desde cero qué significa el matrimonio para ti». Así explica María Sierra la inspiración detrás del vestido de encaje que lució en el día de su boda con el que ya es su marido, Álvaro Antón. Celebrado en el Santuario de Nuestra Señora de la Luz en Tarifa (Cádiz) el 26 de junio de 2021, las imágenes del enlace rezuman naturalidad y una clara apuesta por demostrar que los clásicos pueden resultar muy contemporáneos y, casi siempre, un acierto.
Esa podría ser la mejor definición del vestido de la novia, que corrió a cargo de la diseñadora pamplonesa Victoria Imaz. Se trata de un slip dress de aires minimalistas sobre el que iba colocada una segunda capa cuajada de encaje que dejaba al descubierto una espectacular espalda cruzada. María lo lució con velo corto de la misma firma y unas sencillas sandalias en tono beige de Miista, etiqueta de culto fundada por la diseñadora gallega Laura Villasenin. Como complementos eligió un medallón heredado de su bisabuela y un bolsito de Zara. Un sencillo ramo a base de hojas de olivo, eucalipto y flores de manzanilla puso el toque final a una propuesta nupcial muy personal.
La naturalidad de la propuesta se mantuvo en el look de belleza, que corrió a cargo de Antonia Ríos. La maquilladora y peluquera recogió la melena de María en una coleta perfectamente imperfecta y destacó sus delicadas facciones con un maquillaje muy fresco de efecto cara lavada. Mientras se preparaba, María llevó un camisón a juego con una bata de la firma Guezal, el mismo conjunto que lució su madre el día de su boda.
El novio también rompió convencionalismos luciendo un traje beige de Lardini, una llamativa corbata estampada y alpargatas de La alpargatería de Tarifa, un negocio local especializado en este tipo de calzado tradicional. «En su caso fue el traje el que lo eligió a él», asegura la novia.
Contando con la ayuda de la madre de la novia para organizar todo el evento, la pareja celebró una preboda la noche anterior en el Hotel Hurricane de Tarifa y, al día siguiente, tras la ceremonia, continuaron la fiesta en el Hotel Punta Sur de la misma localidad. «Tarifa es mi lugar favorito en el mundo desde siempre. Mi padre es de Algeciras y mi marido nació allí por pura casualidad. Es un lugar salvaje y relajado, un sitio donde pudimos ser nosotros mismos», cuenta María.
Para la pareja, que quiso celebrar su unión de una forma tan auténtica como fue la propia pedida –se comprometieron mientras veían la primera temporada de True Detective tumbados en el sofá–, lo más importante de su gran día, al que acudieron 125 invitados, fue centrar la atención en lo realmente importante: ellos mismos. «Mira, para que te hagas una idea, a mi madre se le olvidaron nuestras alianzas y tuvo que encontrar unas de reemplazo durante la ceremonia. No nos dimos cuenta hasta el final. Y nos reímos mucho. Nada tiene en realidad tanta importancia, solo nosotros».
Ese espíritu queda reflejado en las imágenes de Ferrer & Mayor, que se encargaron de la imagen fija y el vídeo de la boda. «Las fotos son literalmente pequeños momentos que nos retratan como somos y como éramos en ese día específico. Además, nos gusta mucho el trabajo de Alicia, que se encargó del vídeo. Confiamos en ella para hacer lo que quisiera, sin reglas. Ahora podemos revivir lo que sentimos aquel día gracias a su sensibilidad».
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