Paula Echevarría ha encontrado el vestido perfecto de entretiempo y es la BOMBA

Uno, dos, tres, cuatro… y así hasta llegar a diez, uno para cada dedo de la mano; varios para cada semana del mes y conseguir no repetir modelito. Tener una misma prenda repetida en el armario no es ni será nada raro, pero contabilizar una decena de vestidos muy similares y cortados todos por el mismo patrón solo quiere decir dos cosas, que claramente son sus favoritos y se ve estupenda con ellos, lo cual corroboramos, y que son la tendencia que mejor define el entretiempo, con lo que también estamos de acuerdo. Paula Echevarría, influencer de influencers, nos ha sorprendido hoy con un vestido más desde principios de septiembre y como el resto, nos parece una monería.

El orden de los factores no altera el producto, y este caso, menos. La afición por la moda de la actriz española es algo por todos sabido, pero basta hacer un poco de scroll en su feed de Instagram para darse cuenta de su debilidad. Siempre cortos, siempre con algún volante y siempre de manga larga o francesa, los vestidos que más le gusta llevar a Paula Echevarría a las puertas del otoño, en plena transición de estaciones, tienen demasiados denominadores comunes como para tratar estas similitudes de casualidad, porque todas sabemos que las casualidades no existen.

El que hoy estrena, de color beig y en un tejido que si no lo es, parece lino, es una delicia, pues no hace falta llevarlo para notar su comodidad, su buen tacto y sofisticación, lo cual se potencia todavía más con los zapatos destalonados de Dior de tacón kitten que la actriz tiene en terciopelo granate con la marca bordada en la tira que abraza el talón.

Su última adquisión, como casi todas las de la tienda Capriche, no solo mola porque no necesita más que una cazadora vaquera o de piel y un bolso bandolera para ser lo más, lo mejor es que pruebes con los zapatos que pruebes: siempre queda genial. Así, imagínatelo con sandalias planas, te gustará. Con deportivas, también. Con alpargatas, por que nó. Con botas cowboy, por supuesto… y así hasta el infinito de tu zapatero.


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