La Semana de la Moda de Nueva York de 2015 fue particularmente intensa para Corinna zu Sayn-Wittgenstein(Frankfurt, 1964). La amiga del rey Juan Carlos coincidió entre otras con Olivia Palermo en el desfile primavera-verano 2015 de Carolina Herrera y acudió, acompañada de nuevo por el periodista de Vanity Fair Bob Colacello, al de Zac Posen. Ya en mayo Corinna se dejó ver jovial en la presentación de la línea Crucero de Louis Vuitton celebrada en la ciudad estadounidense. Nada extraño si tenemos en cuenta que la consultora alemana es una buena clienta de las casas de moda más importantes del mundo, como prueba de forma fehaciente su fondo de armario a pesar de que tampoco es que haya demasiadas imágenes de ella. En especial durante el último año.
Pocos meses antes de los desfiles de Nueva York, donde fue fotografiada sonriente, la empresaria había acudido al Fórum Económico internacional en la ciudad rusa de San Petersburgo. Una cumbre que, como su propio nombre indica, reúne a las altas esferas de las finanzas internacionales. Para esta importante cita Corinna escogió una juvenil chaqueta estampada de Versace y un bolso de Old Céline, el modelo Trapèze.
La francesa es una de sus marcas de referencia, al menos en lo que a los complementos se refiere.
Corinna tiene también un práctico Luggage Phantom de piel de color negro que suele utilizar en su día a día, cuando viste pantalones de piel de Hermès, chaquetas de corte masculino y zapatos clásicos de tacón. Un atuendo de mujer de negocios que a veces –las menos– se permite enfundarse un par de jeans.
Pero es en las grandes ocasiones cuando Corinna da muestra no ya de su interés por la moda,sino de lo bien surtido que está su guardarropa. Éste cuenta con modelos de alta costura de Christian Dior –en enero de 2018 fue avistada en el desfile de couture de la casa, en el que trataba de pasar totalmente desapercibida-, Chanel –firma que lució por ejemplo en una cena en 2014 celebrada en el Palacio de Buckingham– o Valentino, otra de sus marcas favoritas.
Pero quizá una de las apariciones de la exprincesa más impactantes, al menos de entre las que tenemos constancia gráfica, es la que nos regaló en junio de 2014 durante un festival musical en San Petersburgo al que acudió acompañada por el menor de sus dos hijos Alexander y la modelo Natalia Vodianova. Corinna combinó su vestido estampado de la colección de primavera-verano 2011 de Óscar de la Renta –que, curiosamente, había lucido la villana de Gossip Girl en uno de los capítulos de la serie– con su impresionante aderezo de esmeraldas. Un collar convertible en tiara que perteneció a la condesa de Romanones y que, al parecer, adquirió en subasta en Sotheby’s por cerca de 257.000 euros.
Eran sin duda tiempos más felices en los que la amiga de don Juan Carlos posaba despreocupada para los fotógrafos en cumbres, desfiles de moda o actos benéficos de la Naked Heart Foundation de su amiga Vodianova –esposa por cierto de Antoine Arnault, hijo de Bernard Arnault, dueño de LVMH–.
En sus últimas apariciones hemos visto a una Corinna más informal, quizá en consonancia con el signo de los tiempos. Eso sí, el suyo es un casual de altos vuelos. Puede que lleve zapatillas de Superga, pero el vestido es de Valentino y fíjense en el reloj: un Serpenti de Bvlgari. No cabe duda: el diablo está en los detalles.
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