Soñamos con estas prendas y con el día de verano que podamos estrenarlos

Las líneas sobrias y los patrones austeros por un lado y los volúmenes románticos por otro marcaron la pauta de los vestidos de Emilia Wickstead, una de las diseñadoras que, desde Londres, afirmaba con rotundidad que el lila era el tono que definiría el verano. Gucci, Max Mara y Givenchy se decantaban por diferentes declinaciones del color que protagonizó algunas propuestas de fiesta las pasadas navidades y que, todo apunta, será –junto al vainilla y otras versiones del amarillo más suave–, también protagonista cuando el calor apriete. Sin embargo, y aunque parece que haga un siglo desde la celebración de las semanas de la moda en las que vimos las tendencias estivales, la obsesión por este color que recuerda a los campos del sur de Francia, se mantiene tan viva como entonces. Puede que el confinamiento nos obligue a repensar algunos aspectos de nuestras vidas y que el confort chic se instaure como la tendencia definitiva que llegue más allá del próximo otoño pero, junto a los vaqueros largos y holgados, los leggings para hacer yoga y teletrabajar y las camisas masculinas, las tiendas de ecommerce habituales buscan la manera de recordarnos que este color de matices monacales estará presente en nuestras vidas hasta bien entrada la próxima temporada.

En términos prácticos, el tono que tiñó el movimiento feminista en 2018 y que arrastra cierta fama de complejo a la hora de llevarlo, inspira un manual de uso sensato con propuestas realistas que van desde el vestido lencero de satén y de inspiración noventera, hasta la chaqueta de abuela en clave sexy –Prada advirtió en su desfile que en verano se llevaría con los hombros al aire–, o la falda midi con volúmenes.

© Cortesía de Zara

Vestido slip satinado, de Zara. COMPRAR

El vestido epítome del minimalismo de los años 90 recoge las mismas coordenadas de entonces en tan solo unos cuantos metros de tela satinada. La prenda a través de la que se diluye la frontera entre la ropa para estar en casa y las que llevamos exclusivamente en la calle es la opción favorita por las que más saben de moda para afrontar largas horas en casa. Con una chaqueta de punto y unos calcetines gruesos ahora y con sandalias thong en verano, pocas piezas pueden presumir de resultar perfectas en ocasiones tan dispares.

© Cortesía de Zara

Falda con volúmenes, de Zara. COMPRAR

Parece que, junto a los colores neutros que nos negamos a desterrar de nuestros armarios por mucho tiempo que pase, el lila será compañero de faldas de corte palaciego que, como en la propuesta de Zara, piden ser combinada con una camiseta básica que equilibre el estilismo. Los tops con mangas abullonadas y las camisas con cuello bobo –protagonistas de muchas de las reuniones de teletrabajo– tampoco se resistirán a subirse a la tendencia cromática que reclamó la equidad de género hace un par de años y que, en 2020, simboliza la esperanza sosegada, la calma que llega tras la tormenta.

© Cortesía de Zara

Camiseta de algodón, de Zara. COMPRAR

El color que mejor representa la fuerza y la unidad es también el que invoca la espiritualidad, el que desafía el status quo y el que nos inspira a detener la mirada en el presente y a traspasar los límites que nos empujan a un futuro que, esperamos, mucho mejor. Que así sea.

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