‘Alba’: Elena Rivera busca justicia en el drama de Atresplayer

«Van a ir sin miramientos a por ti, alegarán que tú querías, que los provocaste…». Estas palabras de la abogada de Alba, serie que acaba de estrenar Atresplayer Premium con Elena Rivera, evocan el tormento real de la víctima de una violación grupal, punto de arranque de este drama inspirado en la novela turca Fatmagül (2010). «En cada diálogo y acto, está claro el mensaje que queremos lanzar. Se aborda el tema con el máximo respeto pero sin quedarnos a medias tintas. Había que contar la realidad», dice la actriz.

En esta producción de Atresmedia y Boomerang, Alba ha vuelto a su pueblo con su novio Bruno (Eric Masip), de su pandilla y con quien ha coincidido en Madrid. La noche en la que desean hacer pública su relación a amigos y exparejas se complica, y la joven amanece en la playa sin recordar nada. Comienza para ella el proceso de denunciar a sus agresores, miembros de una poderosa familia, y entre los que podría estar Bruno.

«Queremos que el público vaya de la mano de Alba por este viaje emocional que incluye el proceso judicial, la lucha por demostrar su inocencia y proteger su historia de amor en medio de lo imposible», añade.

Diferencia de clases

Con Bruno se sentarán en el banquillo de los acusados Jacobo (Álvaro Rico), líder del grupo y heredero de la fortuna del clan Entrerríos –suya es la frase: «La gente que va a la cárcel es porque es estúpida o no tiene recursos»–; su primo Rubén (Pol Hermoso), otro niño rico e irresponsable, y Hugo (Jason Fernández, de Libertad), su mejor amigo y militar de profesión. Los tres se creen intocables ante la ley.

Asesores legales, policías y psicólogos estuvieron atentos para que el juicio fuera ‘real’. «Ha sido duro enfrentarme a las luces y sombras del personaje en su búsqueda de la verdad», revela Elena. Y también de la mano del director, Pablo Guerrero, los otros actores ‘implicados’ estudiaron cada puesta en escena: «Dentro del respeto y la prudencia, había que ir hasta el final. Y el papel que hacen los chicos tampoco es sencillo», declara la actriz.

Observar al perpetrador

Eric Masip, Bruno en la ficción, desvela que la violación es solo «la punta del iceberg» de todo lo que vendrá después: «Queremos remover conciencias y que la audiencia empatice con los temas que se tocan. Hay un aspecto fundamental de estos violadores: no son conscientes del acto tan atroz que cometen. La serie también se fija en el perpetrador».

El actor, hijo del deportista Enric Masip, que celebra su primer protagonista, confirma que hubo mucha conversacióny trabajo con las secuencias de conflicto: «Había que recrearlas de una forma veraz y sin clichés. Nos metimos de lleno, afinando cada situación, con charlas en el set, en casa, a través de audios, para que la historia cumpla su cometido».

Si Fatmagül sirvió para propiciar el debate social sobre la violencia sexual en Turquía, Alba también tiene aspiraciones. «No pretendemos dar lecciones ni lanzar eslóganes contra la violencia machista, simplemente que este relato de una chica corriente que ve cómo su vida se trunca, sirva para poner sobre la mesa los estereotipos de género y clase», explica Elena.

Convencida de que la ficción conmueve más que la realidad, apuesta por series «que ayuden a cambiar la sociedad». De momento, se ha convertido en abanderada de personajes femeninos potentes, con muchos matices; antes la vimos en Inés del alma mía y estará en Los herederos de la tierra.

El ambiente mediterráneo, ‘imprescindible’

Destinos tan conocidos de la Costa Blanca, como Finestrat, Villajoyosa y Benidorm, sirven de escenarios de esta ficción. Las localizaciones llenas de luz y color, y marcadas por las tradiciones, son «imprescindibles para entender a estos jóvenes que de vuelta al pueblo en vacaciones descubren que las diferencias sociales siguen latentes», dice Elena Rivera. Un ambiente mediterráneo que recuerda a Esmirna, Turquía, donde se rodó Fatmagül. Pero, además de las diferencias culturales evidentes, mientras la novela se desarrolla en 80 capítulos, Alba está contada en 13.

Uno de los momentos más delicados de la grabación fue la escena de la violación: «No pude evitar entrar en shock al imaginar el horror real de sufrir algo así», añade la actriz. Su nombre figuró desde el principio para encabezar el reparto. «Cuando la vimos sentimos que el papel le pertenecía; requería un alto grado de implicación, y ella siempre lo dio», revela Luis Santamaría, director de Boomerang TV. Sin confirmar una segunda tanda, Elena anuncia que «el final de la primera provocará rechazo entre una parte de la audiencia».


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