En la saga de Los Bridgerton no sobra ningún personaje. No es como otras series en las que el morbo estriba casi exclusivamente en quién vive y quién muere a corto, medio o largo plazo. Por eso resulta sorprendente que uno de los mejores personajes de los libros y, sobre todo, de la serie de Netflix estuviera a punto de morir en el segundo libro, El vizconde que me amó, que es precisamente la novela que adapta la temporada 2 de Los Bridgerton. Otra cosa es que una vez cumplan su función, pasen a un segundo plano, como le ocurre al duque Simon (Regé-Jean Page) a partir de la temporada 2 y a partir del segundo libro. Al grano. Julia Quinn, la creadora de este universo, quería matar a Lady Danbury en ese libro (y, por tanto, habría muerto también en esta temporada 2). Ni Adjoa Ando ni Lady Danbury se lo habrían merecido. Estamos hablando del personaje cuyo pasatiempo favorito es «ir directa al fuego». ¿Y qué le queda a Los Bridgerton sin alguien capaz de decir todo lo que hay que decir y hacer todo lo que hay que hacer. Eso por no hablar de que Lady Danbury protagoniza una de las escenas más divertidas de toda la temporada. «Por primera vez en mi vida no sé qué hacer», le revela Lady Danbury Lady Violet Bridgerton (Ruth Gemmell). Miran las dos por la ventana, ven a los pavos reales y se ríen de la artificiosidad de la vida que viven las dos: cómo todo está hinchado, cómo el estamento al que pertenecen se preocupa por cosas absurdas.
El caso es que la creadora del universo de los Bridgerton, la escritora Julia Quinn, estuvo a punto de matar a Lady Danbury. «Casi mato a Lady Danbury en este libro. Mi editor dijo: «¡Noooooooooo!» y gracias a Dios que escuché. Lady D ha resultado ser uno de mis personajes favoritos, y nunca puedo resistirme a incluirla en mis libros. Hizo su debut en Cómo casarse con un marqués , jugó un papel fundamental en Seduciendo a Mr. Bridgerton y luego regresó a lo grande en dos novelas fuera del universo Bridgerton. También ha hecho breves apariciones en El duque y yo, El vizconde que me amó y Te doy mi amor», ha contado Quinn. Y eso que en los libros no tuvo el peso que tiene en la serie: ni fue la tutora del personaje del duque Simon Basset (Regé-Jean Page), ni tuvo la relación que tiene con la reina Charlotte, básicamente porque la reina no existe más que como un ente en los libros. Justo dos de las cosas que consiguieron que nos engancháramos a este personaje en la temporada 1 de la serie. La serie ha sabido hacer crecer a este personaje. Habría sido un crimen mayor cargársela en la serie.
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La primera diferencia del personaje en la serie y en los libros es lo que te comentaba de Simon. Nunca fue su tutora. En los libros se ocupa de él la enfermera Hopkins. La segunda es su origen. En los libres no puede ser más WASP. En los libros tiene los ojos azules como el hielo y no hay ningún tipo de representación racial. Ya sabes que la idea de ampliar la identidad racial de los personajes es de la serie, incluida la reina. Sí comparte con el personaje original de las novelas ser una mujer noble que obtiene lo que quiere, dice lo que quiere decir y ocupa un puesto casi inamovible en la cima de los círculos próximos a la Regencia en Londres. Si las novelas no han explorado su propia historia de amor (quizá lo haga el spin-off de la reina Charlotte), es porque Julia Quinn escribió que el marido de Lady Danbury era «idiota».
Vía: Esquire ES
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