“Pérdoname, Mirann”; ‘Hercai’

QUÉ HA PASADO

• Miran descubre el infierno que vivió su madre.

• Elif confiesa que empujó a Hazar por las escaleras.

Reyyan se derrumba cuando su padre reconoce que mintió al decir que Miran había intentado matarlo y corre detrás de su enamorado para pedirle perdón, pero él se niega a escucharla y huye. Mientras tanto, Yaren, que disfruta con lo ocurrido, sonríe porque sabe cómo aumentar el sufrimiento de su prima y para ello utilizará a Sehiriyar…

Aún convaleciente, Hazar pide a Cihan que lo lleve al palacio Aslanbey para hablar con su yerno: “Te acusé para proteger a mi hija. No tiene la culpa de nada, no la abandones”. Miran se va ofendido después de dejar clara su posición: “Tú la has dejado sola”.

Ya en su cuarto, contempla una imagen de su amada en el móvil y no puede evitar llorar. Poco después, ella le telefonea, pero él no contesta. Al otro lado, Reyyan, entre lágrimas, se mantiene firme: “No permitiré que nuestro amor muera”.

Elif debe deja el país por orden de su abuela

Tras la confesión de Elif, Azize decide enviarla al extranjero y ordena a Gönül que la acompañe. Esta, cansada de intrigas, pide a Firat que desautorice a su abuela como administrador de sus bienes, pero él se niega. Miran llega al palacio y Sehiriyar le entrega un sobre que supuestamente han enviado con los papeles de divorcio firmados por su mujer y se marcha hundido. Reyyan llega poco después para hablar con Miran y, al no encontrarlo, pide a Firat que la lleve a su lado, pues está segura de que sabe dónde está. No se equivoca…


La chica sorprende a su amado en la casa que él levantó para ella y le suplica que la perdone. Él le pide que se vaya después de asegurarle que lo suyo es imposible. Pasadas unas horas y sin dejar de pensar en lo doloroso que será vivir sin Reyyan, Miran sale y la encuentra esperándolo. “Te lo ruego, perdóname”, le insiste. Él la invita a subir al coche y le hace pensar que empezarán de nuevo, pero la lleva a casa de sus padres y en la puerta le entrega los documentos del divorcio, que firma en ese momento: “Ya tienes lo que querías. No creí que me los enviarías”. Ella grita que no sabe de qué le habla, pero es inútil.

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