Con una veintena de telenovelas en su currículum, la última Ven, baila, quinceañera (2018), este artista peruano que llegó a la actuación después de trabajar de modelo realiza reportajes para un programa del distrito de Jesús María, barrio de Lima donde nació y vive. Allí nos ha recibido para hablar de su nueva aventura.
¿Qué te ha llevado a probar en este medio?
Me he reinventado como presentador. En marzo, cuando tuvimos que recluirnos debido a la pandemia, estaba terminando de escribir con un guionista la segunda parte de mi película, Al filo de la ley. Ese proyecto quedó aparcado y me llegó esta oportunidad, con la que estoy muy agradecido.
¿Cuáles son tus funciones?
Presento un espacio que se llama Jesús María al día, que trata temas de áreas verdes, seguridad ciudadana, mercados itinerantes y bioseguridad. También realizo entrevistas de calle.
¿Cómo reacciona la gente al verte con el micrófono?
No me reconocen, porque llevo mascarilla siempre (risas).
¿Te gusta este trabajo?
Me encanta. Como actor, uno aprende el guion y actúa bajo esa pauta, pero como reportero todo fluye espontáneamente y en tiempo real. Considero que tiene que ver con mi profesión porque está dentro del área de la comunicación.
Echando la mirada atrás, ¿qué balance haces de tu carrera?
Ha sido un viaje apasionante que empecé con 16 años, después de ser modelo publicitario. ¡Y acabo de cumplir 50! Estoy orgulloso del camino recorrido. Ha habido de todo, momentos de parón y proyectos que me han llevado a traspasar fronteras. Este oficio puede ser duro y siempre te tiene esperando.
¿De qué producción te sientes más satisfecho?
Hay varias. La miniserie El ángel vengador, que me lanzó al estrellato junto a Julián Legaspi y Leslie Stewart. Al día siguiente de estrenarse ya éramos famosos porque arrasó en audiencia. Malicia, mi primera telenovela, y Obsesión, donde hice de policía y a mí me encantan las historias policiacas. Y Las noches de Luciana, que grabé en Colombia, nunca antes había trabajado fuera de mi país. Luego, me fui a Estados Unidos.
¿Por qué lo hiciste?
Soñaba con entrar en Telemundo o Univisión. Viajé con visado de turista a hacer una novela de la vida real (risas), trabajando en cualquier cosa hasta poder regularizar mi situación.
¿Cómo recuerdas esa etapa?
Supuso un cambio radical. Pasé de tener todas las comodidades, apartamento, chófer… a vivir en casa de un primo, que tenía una empresa de venta herramientas para la manufactura de mármol y granito y que me dio trabajo.
¿Qué empleos tuviste?
Hice de todo, repartidor, vendedor… Así estuve casi ocho meses hasta que un abogado experto en migraciones me ayudó con la documentación y puede presentarme al casting de La viuda de Blanco.
Llegaste con la telenovela muy avanzada…
Hacia la mitad. Fabio Huster, mi personaje, era el malo que cualquier actor hubiera deseado hacer. Embaucador, estafador, mujeriego, pero encantador. Era divertidísimo y terminó apropiándose en muchos momentos del ritmo de la novela. Y trabajé codo con codo con Itatí Cantoral, que es una excelente compañera.
Otro personaje atractivo fue el que interpretaste en Gabriel, amor inmortal…
Sí, hice de cura y exorcista. Para mí, como católico, fue una gran experiencia verme con el hábito de cardenal y grabar en una iglesia de Miami y en tiempo real. Lo hacíamos de seis de la tarde a seis de la mañana porque casi toda la serie transcurría de noche al tratarse de la vida de un vampiro, al que interpretaba Chayanne.
Acabas de alcanzar la cincuentena. ¿Cómo lo llevas?
Muy bien, no me siento mayor aunque imagino que los años se me notan en la piel (risas). Por suerte conservo el pelo y canas tengo desde los treinta. Y aunque no soy amigo de los médicos, siempre me hago los exámenes de rutina. Todos a partir de los cuarenta debemos hacerlo porque Superman solo está en las historietas.
Fuente: Leer Artículo Completo